El cierre del grifo del crédito por parte de la banca española ha sido una de las consecuencias más graves de la crisis económica. Los excesos cometidos antes del estallido de la burbuja inmobiliaria convirtieron años después en tarea imposible que empresas y particulares pudieran hacerse con un préstamo. En el caso de España, la alta dependencia de la financiación bancaria castigó todavía más a los aspirantes a un crédito.
Ante esta situación, ha llegado a nuestro país un fenómeno llamado crowdfunding o financiación en masa. Se trata de una alternativa a la banca tradicional que permite sufragar todo tipo de proyectos a través de microcréditos otorgados por un gran número de particulares o pequeños inversores.
Gracias a la evolución de las nuevas tecnologías, los responsables del proyecto solicitan la cantidad necesaria para su préstamo por medio de una plataforma online. Además, a través de las redes sociales aprovechan para dar publicidad a sus planes.
Las aportaciones pueden ir desde 1 euro y el tiempo para reunir todo el dinero será limitado. Si llegada la fecha tope no consiguen recopilar el 100% de la financiación solicitada, a los participantes se les devuelve el importe aportado y el proyecto se pospone o se cancela.
Por el contrario, si logran la financiación que estaban buscando, los microinversores recibirán a cambio una contraprestación o recompensa, que puede ser económica o no, dependiendo del tipo de crowdfunding que se esté realizando.
Lo último en crowdfunding
Aunque realizar un llamamiento público para conseguir dinero con el que financiar un proyecto no es ninguna novedad en el mundo contemporáneo, la expansión de internet ha permitido el nacimiento del crowdfunding como fenómeno económico.
Los primeros proyectos que se empezaron a beneficiar de esta alternativa a la financiación tradicional fueron los artísticos y culturales. Tanto es así, que el origen del crowdfunding se remonta a 1997, cuando la banda de rock británica Marillion, empleó este modelo para financiar su gira por EEUU a través de donaciones online. Consiguieron 60.000 dólares.
Después, empezaron a hacerse un hueco en el mercado los proyectos solidarios y los empresariales. Y ahora, nuevas fórmulas de financiación han hecho del crowdfunding un buen aliado para que los particulares puedan entrar en mercados que requieren grandes cantidades de inversión.
Un buen ejemplo de esto es la empresa española Housers. Se trata de la primera compañía en nuestro país que permite a cualquier persona convertirse en dueño de una vivienda a través del popular sistema de financiación en masa.
Aportando la cuantía que deseen, con una inversión mínima de 100 euros, un gran grupo de usuarios podrán comprar un inmueble y obtener una rentabilidad (proporcional a la cantidad invertida) cuando llegue el momento de vender o alquilar la vivienda. El mercado inmobiliario ha vuelto a crecer en nuestro país y todo apunta a que los buenos resultados se van a prolongar mucho tiempo.
La buena acogida de esta plataforma ha sido tal, que Housers posee más de 11.000 usuarios registrados que han invertido más de 5 millones de euros en operaciones inmobiliarias en España. Hasta ahora, la rentabilidad bruta media de sus inversiones ha sido del 6,83%.