Cuando en junio de 1933 partía del puerto de Barcelona el Ciudad de Cádiz, un barco fletado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, nada hacía presagiar que ése sería el origen de las Becas Europa, que cada año otorgan el Banco Santander y la Universidad Francisco de Vitoria.
En aquel momento, unos 200 profesores y estudiantes de distintas universidades españolas se embarcaron en una aventura para conocer los enclaves más emblemáticos de la historia, la filosofía y el arte de la civilización europea. Los encuentros con figuras tan notables de nuestra cultura, como Ortega y Gasset, Julián Marías, Fernando Chueca, Gregorio Marañón, Valle Inclán o Vicens Vives, estuvieron entre las experiencias más enriquecedoras del viaje.
Setenta años después, Banco Santander y la Universidad Francisco de Vitoria quisieron imitar ese histórico crucero universitario con la creación de Becas Europa en 2005, con el objetivo de contribuir al progreso de las personas y de las empresas. Desde entonces, celebran cada año este viaje para potenciar el talento de los alumnos preuniversitarios españoles. Banco Santander es la empresa que más invierte en el mundo en apoyo a la Educación (informe Varkey/UNESCO) con más de 1.200 acuerdos de colaboración con universidades, instituciones y centros de investigación en 21 países.
El programa tiene como objetivo adentrarse en la esencia de la universidad para despertar en sus futuros alumnos la actitud del verdadero universitario. A través de un viaje de tres semanas por las principales capitales universitarias de Europa, los estudiantes tienen la oportunidad de reunirse con profesionales líderes en su campo, asistir a conferencias y conocer a las máximas autoridades de las instituciones que visitan.
Para Marian Ros, una de las agraciadas, Becas Europa fue algo más que un premio por haber terminado Bachillerato siendo una de las alumnas más brillantes de España. A los 50 jóvenes que resultaron ganadores de la beca del pasado año "nos enseñaron a ser universitarios", asegura.
"Aprendimos que la universidad no sólo es ir a clase y estudiar. La universidad está en un aula de debate, en el voluntariado, en el deporte y en cualquier actividad que te forje como persona para ser un buen profesional en el futuro", relata esta estudiante de primero de Derecho y Relaciones Internacionales (RRII).
El proceso de selección
Marian siempre fue lo que se conoce como una alumna modelo. Con una media superior al 9 en Bachillerato, su colegio no dudó elegir a esta murciana como uno de sus candidatos a Becas Europa. El proceso de selección de las Becas Europa comienza en Primero de Bachillerato y finaliza en Segundo cuando, una vez terminado el instituto, se celebra el viaje.
Más de 5.000 colegios en España presentan a sus tres candidatos ideales a Becas Europa. Para participar, los alumnos tienen que inscribirse vía online y contestar a una serie de preguntas sobre sus intereses y motivaciones. Los candidatos se seleccionan teniendo en cuenta no sólo el rendimiento académico de los alumnos, sino también sus inquietudes culturales y sociales, y las habilidades que han demostrado en el año y medio que dura el proceso.
Es entonces cuando se realiza el primer filtro y unos 800 alumnos pasan a la fase presencial. Después los organizadores de Becas Europa se desplazan por las diferentes provincias españolas para conocer en persona a los alumnos. Superan la prueba unos 500 candidatos, que se enfrentarán a la evaluación audiovisual.
Hace unos días se publicaban los nombres de los jóvenes que tendrán la oportunidad de darse a conocer a través de un vídeo, así como demostrar que son merecedores de estar entre los 300 seleccionados que pasarán un fin de semana en la Universidad Francisco de Vitoria por la XII Edición. De esas jornadas, saldrán los 50 ganadores de Becas Europa.
"La mejor experiencia de mi vida"
En la anterior edición, los alumnos visitaron las principales capitales universitarias de Europa, como Alcalá de Henares, Roma, Bolonia, Cambridge, Londres, Oxford, Paris y Heidelberg. En los 21 días que duró la aventura, también hubo sitio para las actividades culturales, con excursiones a la Capilla Sixtina o a la Cámara Alta del Parlamento del Reino Unido; para las institucionales, visitando el Parlamento Europeo o el Congreso de los Diputados, y para el ocio, gracias al remo en Oxford o una gymkhana urbana en Heidelberg.
"Ha sido la mejor experiencia de mi vida", asegura María Múñoz, otra de las afortunadas. "Me abrió los ojos y, por ejemplo, gracias a la beca estoy estudiando en Madrid y no en Valladolid, la ciudad donde nací". "En tres semanas descubrimos lo que sería la universidad o, por lo menos, lo que tendría que ser", añade esta estudiante de primero de ADE y RRII.
"No nos esperábamos lo que iba a ser el viaje. Pudimos compartir muchísimas de nuestras inquietudes y, sobre todo, lo que a mí me parece más importante es que nos enseñaron a pensar", explica Marian. "Nos dieron muchos puntos de vista, crearon debates, nos enseñaron a cuestionarnos todo, desde qué queríamos estudiar a cuál iba a ser nuestro futuro".