Un estudio de Eurostat propone tres tipos de desempleo adicionales al comúnmente definido como tal por la Organización Internacional del Trabajo. Estas nuevas categorías son:
- Subempleo debido a que parte de los trabajadores con jornada parcial preferirían trabajar más horas.
- Desempleados que buscan trabajo, pero que no están disponibles para aceptarlo -por ejemplo, estudiantes en su último año que han enviado su CV-.
- Y desempleados disponibles, pero que no buscan trabajo entre otros motivos por el efecto desánimo. Sumadas a la tasa de paro convencional, se obtiene la tasa de paro que definiré como "ampliada".
En el caso español y con datos de 2015, la primera categoría es la que claramente tiene un mayor peso, aunque no siempre ha sido así. Como puede comprobarse en el siguiente gráfico, en 2008, inicio de la crisis en el empleo, el porcentaje de personas en las categorías de subempleo y desánimo era similar (3,4% y 3,2% del total de población activa), pero en 2015 el peso del subempleo casi duplica al de desánimo (6,3% y 3,9%, respectivamente).
El motivo es que mientras la población que no busca trabajo ha descendido con la recuperación del mercado laboral desde un 4,8% en 2013 a un 3,9% en 2015 -posiblemente por un efecto "ánimo" ante las mejores perspectivas laborales-, el segmento subempleado no ha dejado de crecer desde 2008 y sólo se ha estabilizado en la citada fase de recuperación del empleo hasta el 6,3%, señal de que la mejora del empleo no ha alcanzado a toda la población.
Otro aspecto destacable si se compara la tasa de paro convencional con la ampliada es que en los últimos años de recuperación laboral, aunque la primera ha descendido notablemente -desde el 26,1% en 2013 al 22,1% en 2015-, la segunda lo ha hecho menos -desde el 38,1% en 2013 al 33,3% en 2015-. Es decir, considerando una acepción más amplia de la tasa paro, la mejora no ha sido tan destacable desde 2013.
A la cabeza de Europa
Bajo esa clasificación más amplia de la tasa de paro, España se sitúa a la cabeza en Europa. En relación al resto de países europeos, supera a Grecia y ocupa el triste ranking del mayor desempleo con una tasa del 33,3%.
En el resto de países, destaca el elevado peso de la población inactiva por efecto desánimo en Italia -un 12% igual que su tasa de paro convencional-, así como las elevadas tasas de subempleo de Holanda o Reino Unido del 6% y 5%, que igualmente se sitúan en niveles similares a los de su tasa de paro convencional.
En perspectiva, el impacto de la crisis en el empleo ha sido dramático en España, pero en la eurozona también ha sido destacable, al contrario que en otras economías como la estadounidense o la nipona.
Si se amplía la definición de tasa de paro, únicamente tres países -Alemania, Hungría y Malta- han conseguido reducir su desempleo, dado que en Reino Unido el incremento del subempleo impide que dicha tasa se haya reducido desde 2008.
En términos agregados, tanto la UE como la eurozona se encuentran aún más lejos de recuperar la tasa de empleo que si se mide por el método convencional, debido a un incremento del desánimo y del subempleo.
Además, su evolución también es peor comparada con EEUU -en el caso de Japón sólo hay datos de esta tasa de paro desde 2013-. En el mercado norteamericano, se ha recuperado el nivel previo a la crisis y el impacto del subempleo o desánimo es relativamente inferior.
En resumen, si se toma una definición más amplia del paro, esta lacra afecta una de cada tres personas en edad de trabajar en España. Se necesitarán mucho más años de mejora en el mercado laboral para que se sitúe en niveles cercanos al promedio de la eurozona -actualmente por encima de 15%-.
A su vez, la eurozona se encuentra aún lejos de los niveles de paro previos a la crisis, y dicho diferencial se amplía bajo la concepción de tasa de paro ampliada por el creciente subempleo y desánimo, factores que apuntan a que el problema del empleo en Europa es mayor de lo que la tasa de paro convencional muestra.