Dentro del victimismo del nacionalismo catalán, uno de los temas clásicos en los últimos años ha sido el de la inversión en infraestructuras. Escuchando a algunos de los líderes de Convergencia o ERC, cualquiera pensaría que el Estado español ha olvidado sus obligaciones respecto a la obra pública en Cataluña, dejando que sus aeropuertos, carreteras o puertos marítimos se caigan a pedazos.
Pues bien, nada más lejos de la realidad. Según un informe de Convivencia Cívica Catalana (CCC) publicado este miércoles, la región no sólo no está en las posiciones de cola en cuanto a la inversión en obra pública, sino que lidera la clasificación regional en la última década. Ninguna otra autonomía ha recibido más dinero y ha renovado más sus infraestructuras que la catalana.
Esto no es bueno ni es malo en sí mismo. En todos los países, los gobiernos centrales reparten el dinero destinado a este fin según muy diversos criterios: necesidades económicas, impulso de determinadas regiones punteras, renovación de infraestructuras envejecidas, previsiones de uso de las redes de transporte… Al parecer, los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy han pensado que en Cataluña era necesario un esfuerzo superior al de otras regiones (Madrid, por ejemplo, que en ese período ha recibido una tercera parte de la inversión). Pero en España, lo que debería ser una discusión técnica (dónde destinar los recursos escasos que hay para infraestructuras) se ha convertido en un tema político en manos del nacionalismo catalán. Pues bien, los datos demuestran que esta queja también está infundada.
Las cifras
El informe, muy completo, analiza a dónde han ido a parar los 51.273 millones que Fomento y las empresas públicas asociadas (AENA, ADIF, Puertos del Estado…) han invertido de 2006 a 2015. De esta cifra, se pueden "territorializar" 46.608 millones. Pues bien, Cataluña ha recibido 8.283 millones, un 17,7% del total, la cantidad más elevada de las 17 autonomías. Sólo Andalucía, una región mucho más extensa y con 900.000 habitantes más, se sitúa cerca con un 17,2% del total. Mientras tanto, Madrid, tradicional centro de las iras del nacionalismo, sólo ha recibido 2.513 millones en estos diez años, apenas un 5,39% del total
Como apuntamos anteriormente, los autores del estudio dejan claro que ésta es siempre una cuestión complicada: "Cabe señalar que la territorialización de las inversiones puede ser harto complicada en tanto en cuanto una inversión que tiene lugar en un determinado territorio se imputa a esa comunidad autónoma pero puede beneficiar a otras. Así, inversiones como ferrocarriles o carreteras benefician tanto o más a los territorios que unen que a los territorios por los que discurren. Por tanto, cualquier valor que se ofrezca de territorialización debe tomarse a nivel orientativo y con las debidas precauciones".
Pero incluso así, y ya que el nacionalismo catalán ha hecho bandera del supuesto agravio que se comete año tras año con su región en este tema, no está de más analizar las cifras tal cual son. Y Cataluña no sólo lidera la clasificación final en cuanto al total de las infraestructuras, sino también la mayoría de las parciales. Así, es la región en la que más se ha invertido en "ingeniería civil", con un 17,4% del total, en Edificación (22,2% del total); también si se cuenta sólo lo que ha puesto ADIF (21,2% del total de esta empresa pública) o Puertos del Estado (21,17%) y la segunda para AENA (17,92%).
Todas estas cifras ya dan una idea de lo infundadas que son las quejas de los políticos catalanes, pero la cuestión se hace aún más evidente si la comparación se hace con Madrid. Quizás haya quien piense que tiene cierto sentido que en esta última región el gasto en infraestructuras sea menor (es más pequeña y no tiene necesidad de obras como puertos u otras infraestructuras marítimas). Pero no es esto lo que se deduce de las palabras de los nacionalistas, que siempre ponen en su punto de mira el supuesto hípercentralismo del Gobierno de la nación.
Pues bien, en el siguiente cuadro puede verse la diferencia en la obra pública entre 2006 y 2015 entre las dos regiones. En total, lo recibido por Cataluña es más del triple de lo invertido en Madrid. En todos los capítulos en los que se puede dividir esta partida, la región de la capital de España está por detrás. Y en ningún ejercicio recibió más que Cataluña.
La comparación
Llegados a este punto quizás haya quien plantee que esto es más o menos lógico o que la inversión debería ir ligada al PIB. Así, dado que Cataluña aporta algo más del 18% del PIB al total nacional, tendría sentido que recibiera una inversión equivalente. Este planteamiento tiene varios problemas. El primero es que si esto se aplica de forma coherente, obligaría a la Generalidad a invertir también en Barcelona, Gerona, Tarragona o Lérida de acuerdo al mismo criterio. Y no lo hace. No sólo eso, sino que entonces Madrid tendría que recibir una parte del total muchísimo más elevada que en la actualidad.
Pero además, es que ningún país invierte siguiendo estos criterios. Como apuntamos anteriormente, los gobiernos de nuestros vecinos siguen criterios económicos o técnicos para repartir las infraestructuras. Y es lógico que así sea.
Para demostrarlo, CCC dedica la última parte de su informe a analizar la inversión en infraestructuras del Estado alemán, uno de los ejemplos clásicos del nacionalismo para ilustrar las diferencias entre el trato que recibe su región y el de los länder germanos. Pues bien, las conclusiones de la comparación tampoco gustarán a los independentistas:
En ninguno de los cinco grandes länder que más aportan al PIB de Alemania el gobierno federal invierte en ellos un porcentaje equivalente a su contribución al PIB sino sustancialmente inferior.
Las inversiones que realiza el gobierno alemán en materia de infraestructuras viarias en sus regiones tienen una mayor correlación con la superficie de cada región, en segundo lugar, con su población y, solo por detrás de estas variables, con su PIB.
No conocemos ningún país de Europa en que el estado utilice el PIB como regla de inversión en sus regiones. El gobierno federal alemán no lo hace e invierte en las regiones con mayor PIB sustancialmente por debajo de ese nivel.
Como vemos, el Gobierno federal alemán aplica los criterios lógicos de inversión en sus regiones, sin hacer una equivalencia PIB-Infraestructuras que puede no tener mucho sentido (quizás hay länder muy ricos con poca extensión y que no necesitan esa inversión). De hecho, si replicásemos el nivel de inversiones de Alemania, teniendo en cuenta extensión, población y PIB tal y como lo hace el Gobierno germano, Cataluña perdería 10 puntos de la inversión en infraestructuras de la última década.
Probablemente esto tampoco tendría mucho sentido. Al fin y al cabo, cada país es diferente y las necesidades de inversión en cada territorio dependen de muchos factores. Pero precisamente por eso es por lo que cabe preguntarse si las quejas del nacionalismo tienen alguna base real o son sólo victimismo político dirigido a dividir a la población del conjunto de España y de la propia Cataluña.