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El pacto Podemos-IU plantea un órdago a Bruselas similar al que desembocó en el corralito de Tsipras

Las medidas más relevantes del programa económico no dependen del Gobierno de España. Iglesias y Garzón hacen promesas que no está en su mano cumplir.

Las medidas más relevantes del programa económico no dependen del Gobierno de España. Iglesias y Garzón hacen promesas que no está en su mano cumplir.
Pablo Iglesias y Alberto Garzón, durante una reunión en el Congreso de los Diputados | EFE

Cambiar España: 50 pasos para gobernar juntos. Así se titula el pacto que Podemos e IU han firmado para las próximas elecciones generales y que unirá a la formación de Pablo Iglesias y a la de Alberto Garzón. La apuesta es fuerte y persigue una meta ambiciosa, superar al PSOE en votos y convertir a Podemos en la formación hegemónica de la izquierda. Iglesias ya ha escrito que ése era el verdadero objetivo para este año: no tanto ganar las elecciones como ser la referencia a la izquierda del PP.

En el terreno económico, el texto es un paso más en el camino iniciado por Podemos hace dos años en las elecciones europeas de 2014 con las que se dio a conocer. A aquellos comicios, Pablo Iglesias se presentó con el programa clásico de la extrema izquierda extraparlamentaria: al fin y al cabo, eso es lo que era Podemos, una unión entre Izquierda Anticapitalista (una escisión de IU que abandonó la coalición porque pensaban que no era suficientemente radical) y unos profesores de política de la Universidad Complutense seguidores de Antonio Gramsci.

Como decimos, desde entonces Podemos ha ido puliendo su programa, intentando ampliar su base electoral. Pero no lo ha hecho dejando caer los objetivos que se planteaba entonces, sino puliendo el mensaje. Todas las medidas que aparecían en el programa de 2014 serían perfectamente aplicables con éste firmado con IU. Es cierto que no se proponen de forma tan clara y que el lenguaje se ha endulzado, pero no hay casi nada que haya caído en el olvido o que contradiga directamente aquel documento.

En cualquier caso, si hay algo que llama la atención de la parte económica del programa de Podemos-IU es que buena parte gira en torno a cuestiones que no están bajo el control del Gobierno español. Las promesas de gasto, las grandes reformas y varias de las propuestas más llamativas son competencia de la UE o afectan a acuerdos internacionales firmados por el Estado español. En este sentido, el texto recuerda al programa con el que Alexis Tsipras llegó al Gobierno griego a comienzos de 2015.

En aquel momento, Iglesias se fundía en abrazos con su amigo Alexis (que estuvo en Madrid en uno de los actos fundacionales de Podemos) y proclamaba que había llegado la hora del cambio en toda Europa. Luego vino el corralito en Grecia, el referéndum, la derrota de Tsipras en Bruselas en julio de 2015 y la aceptación de todas las condiciones de la troika. Y a partir de ahí, un cambio de política económica en Atenas que ha incluido fuertes recortes de gasto público, incluyendo una impopular reforma de las pensiones y subida de los grandes impuestos.

El órdago

Quizás por todo eso, ahora ya no se habla tanto de Tsipras y Syriza en los mítines de Podemos. Sin embargo, la lectura del acuerdo con IU rememora muchas de aquellas medidas que unieron a los amigos Alexis y Pablo en los años 2014 y 2015. En realidad, todo el programa pivota alrededor de una premisa: ir a Bruselas, cambiar los términos de la negociación con la UE, conseguir más dinero (mucho más) para España e ignorar los compromisos previos alcanzados por los anteriores Gobiernos españoles. Es un órdago en toda regla. A Tsipras no le salió muy bien, la cuestión es si Iglesias sabrá jugar mejor sus cartas si llega a darse el caso.

En este sentido, el punto más importante del acuerdo es el número 2: "Nueva senda de reducción del déficit". Y es el más importante porque es el que sostiene la mayoría del resto de las medidas del pacto. Podemos-IU prometen incrementar el gasto público en numerosas partidas. ¿Y cómo se financiará? Pues subiendo impuestos (sobre todo IRPF y Sociedades) y pidiendo a Bruselas que pague o avale el extra de déficit que se generará. Hay que recordar que España ha sobrevivido estos años gracias al apoyo (directo o indirecto) del BCE y del resto de los socios de la Eurozona. Sin este respaldo, nuestro país habría quebrado en 2012. E incluso ahora, sin el consentimiento de la UE, el coste de la financiación se dispararía y el acceso a los mercados se complicaría mucho. O por decirlo de otra manera: España puede tener el déficit que la UE le deje. Si se rompe la cuerda, estaríamos ante la segunda parte del drama griego.

En esto parece que Podemos e IU sí han aprendido de la experiencia de Tsipras y lo que proponen es: "Presentar y acordar con las autoridades europeas una nueva senda de reducción del déficit público que resulte coherente con las prioridades de nuestra economía". Es decir, ya no se habla, como en 2013 y 2014 de "salir del euro" o romper con la troika. Parece que el realismo ha llegado a las filas de la coalición anticapitalista-comunista. Pero incluso así, lo primero que habría que preguntarse es si esas "autoridades europeas" estarían dispuestas a aceptar lo que proponen y cuál sería la respuesta del presidente Iglesias y su ministro de Economía Garzón en caso de negativa. Porque, como decimos, casi todo lo demás en su programa depende de eso.

Acuerdos, reformas y compromisos

En este punto, cobran relevancia el resto de medidas económicas del pacto Podemos-IU. Destacan especialmente los siguientes:

- Apartado 2: "Debe revertirse la reforma del artículo 135 de la Constitución". La reforma de este artículo fue pactada con la UE por José Luis Rodríguez Zapatero y fue clave para que en el complicado verano del año 2011 las instituciones europeas ayudasen a España. ¿Aceptarían ahora en Bruselas que se cambe aquel artículo?

- Apartado 3: "Reforzar el estado del bienestar, fortalecer los servicios públicos y reformar el artículo 135 de la constitución". Puede decirse lo mismo del anterior, con un apunte muy relevante. Podemos-IU asocian el gran incremento del gasto social que proponen a la reforma del 135 y a la "nueva senda de reducción del déficit". Es decir, todo el armazón de su programa económico depende de algo que no está en sus manos. A no ser que su intención sea como la de los críticos de Tsipras en Syriza, que pidieron que Grecia rompiera con la UE aunque eso supusiera la saliera del euro. Hubo voces tanto en IU como en Podemos que se posicionaron del lado de aquellos críticos, así que tampoco es algo que pueda descartarse.

- Apartados 9: "Banca pública: con el fin de que España cuente también con una importante red de banca pública para llevar a cabo estas políticas, el Gobierno renegociará los términos del Memorando de Entendimiento firmado con la UE para poner en marcha una potente y eficaz banca pública a partir de las entidades ya nacionalizadas Bankia y Banco Mare Nostrum, que no serán reprivatizadas, y del ICO". Otra promesa que no se puede cumplir sin el OK de la UE. En este caso, como el propio texto admite, supondría la ruptura del acuerdo de rescate que España firmó con Bruselas y que permitió financiar el saneamiento de la banca pública (cajas) en el verano de 2012.

- Apartados 6 y 16. Reforma laboral y pensiones. "Es necesario derogar las Reformas Laborales de 2010 y 2012, y avanzar en el desarrollo de un nuevo marco laboral que garantice la creación de empleo de calidad. Pensiones: indexación de las pensiones al IPC; derogación de la reforma de las pensiones que aprobaron el Gobierno del PSOE en 2010 y el Gobierno del PP en 2014".

En teoría, podría parecer que la reforma laboral y la de las pensiones no entran dentro del campo de acción de Bruselas… pero es sólo en teoría. El acuerdo entre el Gobierno español y la troika del verano de 2012 (el rescate bancario) incluía condicionalidad macro (como por otra parte, han denunciado en estos años todos los partidos de la oposición, del PSOE a Podemos pasando por Ciudadanos). Y esa condicionalidad macro giraba en torno a la reforma laboral y la de las pensiones.

No nos engañemos, Bruselas no nos regaló el dinero para rescatar a las cajas públicas. Lo prestó al Estado español con una serie de condiciones y una de ellas era remitir los presupuestos a la Comisión, aceptar sus recomendaciones y seguir la senda marcada de gasto público y reformas. Por lo tanto, quien quiera deshacer lo realizado en este campo por el Gobierno del PP tendrá también que ir a pedir permiso a Angela Merkel, Mario Draghi y Jean-Claude Juncker, entre otros. Incluso aunque la teoría dice que nuestro país ya ha salido del plan de rescate, en la práctica política comunitaria es evidente que seguimos bajo vigilancia. No hay más que ver los comunicados de la Comisión.

- Apartado 38. "Política Agraria Común. Impulsar una nueva Política Agraria Común (PAC) (…). La PAC debe incluir instrumentos que pongan fin a la especulación alimentaria". Aquí comienza el capítulo de promesas que en realidad consisten en proponer que la UE deje de hacer las cosas como las hace y pase a hacerlas como quieren Podemos-IU. El problema es que un gobierno de extrema izquierda como éste estaría en minoría en Bruselas. Quizás Tsipras (aunque viendo sus últimas medidas ni siquiera eso es seguro) y el nuevo Gobierno de Portugal podrían alinearse con Iglesias. ¿Sería eso suficiente para cambiar la PAC y los apartados 40-43 del pacto Podemos-IU?

- Apartado 40. "Reforma de la gobernanza económica en la UE. Impulsar una reforma de las instituciones europeas que democratice la toma de decisiones políticas y económicas en la Eurozona. Impulsar igualmente la reforma de los estatutos del Banco Central Europeo".

- Apartado 41. "Reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y del Pacto Fiscal. El gobierno de cambio impulsará en las instituciones europeas una reforma profunda del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y del Pacto Fiscal, eliminando el objetivo de equilibrio presupuestario estructural y flexibilizando los objetivos de déficit".

- Apartado 42. "Conferencia Europea de la Deuda. Impulsar una Conferencia Europea de Deuda que ponga en la agenda política de la Unión Europea la reestructuración coordinada de las deudas públicas".

- Apartado 43. "No al TTIP y no al CETA".

Como puede verse, de las 25 medidas económicas incluidas en el pacto Podemos-IU, al menos ocho (las más importantes) no están en sus manos. Son competencia de la UE o parten de acuerdos previos firmados entre España y Bruselas. Y las dos reformas más destacadas (mercado laboral y pensiones) entran en confrontación directa con lo pactado con la Comisión y el resto de Gobiernos en los últimos años, unos pactos que permitieron a España acceder al rescate bancario cuando peor lo estaba pasando y que le garantizaron el acceso a los mecanismos extraordinarios de financiación del BCE.

Ahora, Iglesias y Garzón aseguran que convencerán a todos, en Bruselas, Berlín, Ámsterdam y Frankfurt de que estaban equivocados y tienen que cambiar su política con España. Ése es el núcleo del pacto que han firmado. Tsipras llegó al poder en Grecia con la misma promesa bajo el brazo. El primer ministro heleno no lo consiguió. Quizás su ¿ex? amigo tenga más suerte o sea más persuasivo. Leyendo su programa no le queda otra. Si no logra persuadir a sus socios de la UE, buena parte de este pacto es papel mojado.

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