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Los trucos de los supermercados para encandilar a sus clientes

Todos los supermercados utilizan el neuromarketing para llamar la atención de sus clientes.

Todos los supermercados utilizan el neuromarketing para llamar la atención de sus clientes.

Da igual de qué compañía se trate y en qué país opere, todos los supermercados utilizan el neuromarketing para llamar la atención de sus clientes. A través de esta ciencia, las cadenas estudian el comportamiento del consumidor y diseñan sus locales para que el cliente culmine su visita habiendo comprado el mayor número de artículos posibles.

A veces, estos trucos son imperceptibles, e influyen en el acto de compra del consumidor sin que éste se de cuenta. El diario El Mundo ha recogido las acciones más habituales para conseguir llenar las cestas de sus visitantes. Todo está estratégicamente pensado.

  • Los carritos: No suelen ser muy rápidos porque ir despacio aumenta las posibilidades de que vea más productos. En general, la mayoría se desvían ligeramente hacia la izquierda. Esto obliga a sujetarlos con la mano zurda, por lo que la derecha queda libre para alcanzar holgadamente los artículos. Igualmente, se utilizan distintos tipos de suelos para que el carro se acelere o se detenga al llegar a determinadas zonas.
  • Música: el hilo musical de los super puede alargar o reducir inconscientemente el tiempo que un consumidor transita por los pasillos de la tienda. Una melodía apresurada incita al cliente a hacer sus compras de manera rápida e irreflexiva. Por el contrario, cuando hay menos personas se opta por músicas más relajantes.
  • La iluminación: importante en secciones perecederas, como la pescadería o los lácteos. Utilizan luces fluorescentes para dar a los alimentos sensación de frescura.
  • Cola en la caja: mientras espera para pagar, el supermercado le tienta con productos golosina que incluyen utensilios como pilas, que siempre hacen falta, o dulces como chicles, que siempre apetecen.
  • Descolocación: cada pocos meses la distribución del supermercado se modifica. El usuario, cuando entra, tiene trazado un itinerario en su mapa mental. Y de repente cambia. Algunos psicólogos creen que es una táctica para que el cliente se pierda y así pase más tiempo por los pasillos, observando nuevos artículos.
  • Precios psicológicos: el truco por excelencia. Un artículo que cuesta 4,99 euros se visualiza como 4 y no como 5.
  • La baza de los más pequeños: los supermercados son conocedores del poder que tienen los hijos para convencer a sus padres. Por ello, cereales, juguetes o chucherías se colocan a la altura de los ojos de los niños.
  • La compra a casa, gratis: este servicio implica efectuar una compra de un valor mínimo y le puede hacer desembolsar más dinero del pensado.
  • Panadería: no es casualidad que el pan se venda a la entrada del supermercado. Quieren conquistar al consumidor por el olfato ya que este sentido está relacionado con el apetito. Es decir, oler a comida nos da ganas de comer. Comprar con hambre incrementa el número de productos adquiridos.

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