Polémica con el supuesto acuerdo entre Wanda y el Ayuntamiento de Madrid para el Edificio España. El consistorio madrileño aseguró el pasado miércoles que el grupo chino va a quedarse en la capital y que reanudará el proyecto de convertir el histórico inmueble de Plaza España en un hotel de lujo con apartamentos y centro comercial.
De ser cierta, sería una decisión que habría que celebrar porque, según los cálculos de la propia Wanda, su construcción creará 6.200 puestos de trabajo directos e indirectos en Madrid.
Pero algo no cuadra en la versión que ha dado el Ayuntamiento que dirige Manuela Carmena. El concejal de Desarrollo Urbano, José Manuel Calvo, fue el encargado de anunciar la buena nueva. Tal y como relató, Wanda habría respondido "satisfactoriamente" a la carta que el consistorio les habría enviado el pasado 6 de abril instándoles a continuar con un proyecto.
Preguntado por si finalmente se va a mantener la fachada con las obras, el punto que tenía enfrentados a empresa y consistorio desde hace meses, Calvo declaró que la fachada es "un elemento protegido" y que "tiene que permanecer en todo momento". Añadió que "se da por sentado que Wanda acepta las condiciones técnicas que propone el Consistorio para la reforma del Edificio", unas declaraciones que apuntan a que no ha habido todavía un compromiso claro por parte de la compañía de que no va a tocar la parte delantera del inmueble.
Aún así, el Ayuntamiento se apunta el tanto y da a entender a todos que Wanda ha cedido a sus presiones. Sin embargo, ha sido precisamente en la última carta enviada a Wanda donde se han hecho una serie de concesiones que el Consistorio que dirige Ahora Madrid parece haber olvidado. La principal era que le permitiría derribar "puntualmente" partes de la fachada principal del edificio.
En la misiva aseguraban que "cuando en el transcurso de la ejecución de las obras se compruebe que puede verse afectado de manera puntual algún elemento de la fachada protegida (...), tal y como establece el artículo 4.3.9.7.c del Plan General de Madrid, podrá solicitarse en este caso su desmontaje y posterior reconstrucción, con los mismos materiales, dimensiones y forma que tenía en origen". La carta estaba firmada por Manuela Carmena, José Manuel Calvo y por la primera teniente de Alcalde, Marta Higueras.
"Wanda no ha cedido"
"Están queriendo hacer ver que ha sido Wanda la que ha cedido en las negociaciones, y ha sido al revés", ha asegurado el concejal de PP, Borja Carabante, a Libre Mercado. "Estamos encantados con que el proyecto salga adelante, pero llevamos desde el pasado mes de julio recordándole al Ayuntamiento que la ley sí permite desmontar elementos que pongan en peligro la seguridad de las obras en los edificios protegidos, y se han negado en rotundo", añade.
¿Por qué Ahora Madrid no quiere reconocer que han tenido que ceder para no dejar escapar al proyecto? Carabante lo tiene claro: "Sus bases y sus votantes no iban a entender que hayan puesto rodilla en tierra ante la empresa", asegura.
El hermetismo, tanto del Ayuntamiento de Madrid como de Wanda, en las negociaciones tampoco ayuda a aclarar la situación. Desde el PP, le han solicitado al consistorio la carta que contiene la respuesta del grupo chino, pero de momento no ha fructificado la petición. "Supuestamente, ellos iban a ser el Gobierno de la transparencia, el que no iba a llegar a acuerdos con los inversores a puerta cerrada en los despachos y está siendo todo lo contrario", apunta el concejal popular.
Carabante asegura que para acercar posturas con Wanda, el Gobierno de Ahora Madrid ha tenido que "apartar de las negociaciones a José Calvo", que desde su llegada a la consejería de Urbanismo ha mostrado una actitud inflexible ante el grupo chino.
El origen del conflicto
La polémica saltó en julio del año 2015, cuando Wanda anunció que sus planes para la obra del Edificio España pasaban por desmontar su fachada principal "piedra a piedra" para reconstruirla después de forma "exacta". Los nuevos propietarios del inmueble explicaron que ésta era la opción "legal más segura".
"Se trata, por encima de todo, de una cuestión de seguridad, dados los riesgos intolerables en los que incurriríamos en el caso de mantener en pleno centro de Madrid una pared de más de 100 metros de altura durante todo el tiempo que dure la rehabilitación permitida", apuntaba entonces el director general de Wanda Madrid Development, Michael Quiao.
Desde el Ayuntamiento de Madrid se negaron a aceptar esta propuesta insistiendo en que Wanda debía mantener la fachada durante todo el proceso de las obras de rehabilitación, tal y como establecía el contrato de compra. El pasado mes de enero, Wanda paralizó el proyecto, anunció a su plantilla la intención de abandonar Madrid y empezó a buscar un comprador para el edificio.
Semanas después del órdago de Wanda, el consistorio madrileño ya se empezó a plantear la hipótesis de hacer una excepción con partes de la fachada. Si Wanda se conforma ahora con el desmontaje parcial y no con la totalidad como en un principio planteó, podríamos interpretar que los dos protagonistas han dado parte de su brazo a torcer para acercar posturas, algo que sería lógico en cualquier negociación, pero que al Ayuntamiento de Madrid parece que le cuesta reconocer.