El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha decidido reducir los días laborables del país de cinco a cuatro días por semana en el marco de un plan de 60 días para atender una emergencia nacional en materia de agua y energía.
Maduro estableció a través de un decreto presidencial "todos los días viernes como días no laborables a partir del viernes de esta misma semana, durante los meses de abril y el mes de mayo", según anunció a través del canal estatal VTV sin precisar si este anuncio irá dirigido al sector público o privado.
El "plan de atención de la emergencia" será de ocho semanas durante las que Maduro pidió "la máxima colaboración de todo el país". "Con este plan que hemos venidos estableciendo (...) desde el 6 de abril hasta el 6 de junio, este plan de 60 días, dos meses, vamos a poder pasar el momento más difícil, de mayor riesgo, y estoy seguro que lo vamos a superar con la menor afectación", dijo.
Asimismo ordenó ampliar la capacidad de auto generación eléctrica de los centros comerciales que pasará de cuatro a nueve horas, y aquellos que no logren llegar a esa capacidad serán objeto de "medidas especiales para garantizar el ahorro", dijo.
"Frente a situaciones extremas de la naturaleza, conciencia extrema", dijo el mandatario que pidió tener "disciplina". El primer mandatario pidió responsabilidad a los usuarios particulares en el uso privado de electrodomésticos, aires acondicionados y secadores de cabello. "Si no logramos impactar el ahorro residencial, todas estas medidas sencillamente no sumarían lo suficiente", indicó. Asimismo, se ha establecido un plan para el racionamiento de agua que establece un suministro de unas pocas horas en varias zonas del país.
Y ahora... escasez de agua y luz
En un país afectado desde hace tiempo por la escasez de alimentos y medicamentos, se han sumado recientemente la falta de agua y los cortes de electricidad, una consecuencia de la escasez de agua en un país dependiente de la energía hidroeléctrica.
A medida que los embalses se evaporan, muchos venezolanos pasan semanas sin agua. Los apagones obligan a las fábricas a enviar a casa a sus empleados antes de completar sus turnos, lo que reduce la producción. Los vecindarios sin luz son un terreno fértil para los ladrones, informa Wall Street Journal.
El Estado venezolano, que controla por completo los sectores de la electricidad y el agua, culpa a la naturaleza y al sabotaje por parte de sus opositores políticos. El nivel de agua ha caído de forma dramática en las últimas semanas en los embalses del país, especialmente en El Guri, una gigantesca central hidroeléctrica que suple 65% de la electricidad de Venezuela. El agua en El Guri se acerca a sus niveles más bajos desde su inauguración en los años 70.
"Estamos en una situación crítica", reconoció recientemente el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, ante un grupo de periodistas. La situación podría empeorar bastante. Los expertos señalan que la mayor represa hidroeléctrica tiene tan poca agua que en los próximos días podrían comenzar a implementarse cortes de luz de hasta ocho horas al día.
Desesperado por tener agua, el trabajador de la construcción Pedro Pirela y sus vecinos tendieron recientemente una emboscada nocturna. Alertados por el ruido de un camión cisterna que suplía a los hoteles en las cercanías, bloquearon la calle y obligaron al conductor a detenerse para luego sustraer el preciado cargamento. Algunas personas protestan. Otros están robando agua de las piscinas, los edificios públicos y hasta los camiones cisterna. "Ahora, el agua es oro", dice Pirela, quien reconoció que también emboscó otro camión.
Incluso tratar de escapar de estos problemas yendo al cine, por ejemplo, ha perdido su atractivo. Los recientes cortes de luz en Caracas han forzado a los centros comerciales a cerrar temprano, con lo que la última función de cine es a las 6 de la tarde.
Se agrava la crisis sanitaria
La escasez de agua "de calidad" y de productos de higiene personal ha incrementado los casos de enfermedades como la sarna, paludismo, diarrea y amibiasis en Venezuela, según alertó el director de Epidemiología de la Corporación de Salud del céntrico estado Miranda, Miguel Viscuña.
"El poco acceso al suministro constante de agua de calidad trae como consecuencia un incremento en los síndromes diarreicos porque hay menos agua para la limpieza de los alimentos y de los utensilios", dijo Viscuña. Además, el almacenamiento de agua en los hogares hace posible el aumento de insectos como el zancudo "patas blancas" (aedes aegypti), que, según detalló, ha modificado sus hábitos y "se ha vuelto intradomiciliario", lo que se ve reflejado en el incremento de los casos de dengue, zica y chikunguña.
"Si a la escasez de agua se le suma el poco acceso a los productos de higiene personal, nos está provocando brotes de enfermedades dermatológicas como la escabiosis", indicó el facultativo y agregó que en el primer trimestre de 2016 se han presentado 1.392 casos de esa enfermedad.
La incidencia de enfermedades infecciosas que "hasta hace poco estaban más o menos controladas" habrían aumentado como consecuencia de que "en las escuelas, los niños están sometidos a cambiarse con menos frecuencia el uniforme escolar y a usar poco jabón y detergente", argumentó.
Asimismo, "en el caso de la electricidad, tenemos que con más cortes no se puede garantizar la cadena de frío de los productos biológicos (vacunas) en las neveras de los ambulatorios, al bajar la temperatura, se hacen inviables o pierden su efectividad", sostuvo Viscuña y subrayó que el país caribeño regresó "a contextos epidemiológicos ya superados, de los años cincuenta".