2030, 2040… incluso 2050. Cuando se habla de los problemas financieros de la Seguridad Social la mirada se pone en un horizonte relativamente lejano. Sabemos que el sistema público de pensiones está en riesgo pero lo asociamos con una demografía cambiante que producirá sus peores efectos dentro de muchos años. Así se apunta al año 2025, cuando se jubilarán las primeras generaciones del baby-boom de la década de los 60; o a mediados de siglo cuando la ratio trabajadores/jubilados será más baja en nuestro país.
Y es cierto que hay que preocuparse por la sostenibilidad del sistema a medio plazo. Como hemos comentado en otras ocasiones, hay una muy buena noticia (el incremento en la esperanza de vida) que, sin embargo, supone una amenaza financiera si no se toman medidas para evitarlo.
Pero no hay que irse a 2050. La semana pasada conocíamos la cifra del déficit de las administraciones públicas y la Seguridad Social salía muy mal parada en la foto. El sistema lleva años en números rojos y se está comiendo a pasos agigantados la famosa hucha de las pensiones, ese fondo de reserva que se suponía que aseguraría las prestaciones de los futuros jubilados.
Sin entrar en el debate sobre si la Seguridad Social es un esquema piramidal tipo Ponzi (aunque hay que reconocer que se parecen mucho), lo que es evidente es que desde hace años la tendencia es la misma: crece el número de pensionistas y crecen las prestaciones debidas a los mismos. Hasta aquí no hay nada nuevo. Es más o menos la teoría sobre la que se asienta el sistema, puras matemáticas. Por eso, para cuadrar las cuentas, es necesario que lleguen más cotizantes (sumando a los parados o ampliando la población activa) o subir las aportaciones de los que ya están (vía sueldos más altos, lo que se conseguiría con más productividad).
Pero no está ocurriendo nada de esto y se ha generado un desequilibrio en el sistema. No para dentro de 20 años, ni para cuando se jubile el baby-boom, ni para el caso de que los españoles sigan sin tener niños… Los problemas ya están aquí. Las siguientes son diez cifras actuales sobre la Seguridad Social. Y son muy poco tranquilizadoras… por no decir que, para cualquiera que tenga intereses en este tema (todos los trabajadores españoles), dan mucho miedo.
- 7.732 millones: es la diferencia que ha habido en 2015 entre los 108.225 millones que se han pagado en pensiones contributivas y los 100.493 millones que se han recaudado por cotizaciones sociales. Dentro de las cuentas de la Seguridad Social, con sus cientos de partidas y diferentes formas de contabilizar ingresos y gastos, hay muchas formas de analizar el déficit y el desequilibrio contable. Pero quizás sea este dato el que mejor ejemplifica los problemas presupuestarios del modelo.
- 7.276 millones: es la diferencia en la recaudación por cotizaciones sociales entre los años 2008 (107.769 millones) y 2015 (100.492 millones). Siete años después se han perdido 7.000 millones en ingresos. Es evidente que el incremento del paro ha influido directamente y que si se mantiene el ritmo de creación de empleo, la brecha se irá cerrando. Pero no nos engañemos, el dato es muy preocupante.
- 38.965 millones: es la diferencia entre los gastos de la Seguridad Social por "transferencias corrientes" en 2008 y en 2016 (de 93.786 a 132.751 millones). Mientras las cotizaciones caen, las grandes partidas de gasto se disparan. ¿Qué hay dentro de este contenedor de "transferencias corrientes"? Pensiones, subsidios, prestaciones, pensiones no contributivas… Es cierto que, en estos años, el Gobierno ha ido sacando parte de estos gastos del sistema. O, por decirlo de otra manera, ha ido pagando vía presupuestos determinadas partidas. Todo apunta a que las siguientes en salir serán las pensiones de viudedad (18.000 millones). Pero no nos hagamos trampas al solitario. ¿Qué más da que la Seguridad Social sea deficitaria, como hasta ahora, y se complementen sus ingresos con disposiciones desde los PGE o que se saquen las pensiones de viudedad para vender que el sistema equilibra las cuentas y se paguen esas prestaciones con esos mismos PGE?
- 4,7%: es la suma de los déficit anuales de la Seguridad Social desde 2010 (0,2 / 0,1 / 1,0 / 1,1 / 1,0 / 1,3). Incluso a pesar de las inyecciones de dinero desde el Fondo de Reserva y de las transferencias realizadas vía presupuestos, las cuentas no cuadran. Sí, es cierto, han sido años de crisis, muy negativos. Pero no es menos cierto que los políticos de todos los partidos nos prometieron que el sistema era totalmente "sostenible" y que sólo a medio plazo llegarían los problemas.
- 2.015.165 personas. Es la diferencia entre el número de ocupados en diciembre de 2007 (19.195.755) y diciembre de 2015 (17.180.590). De nuevo, todos sabemos que han sido años de crisis y destrucción de empleo. Pero la cifra nos debe hacer pensar en que aún estamos muy lejos de los datos del pico de la burbuja. O, por decirlo de otra manera, incluso aunque sigamos creando empleo al ritmo de 2015 (medio millón de personas en 12 meses, un nivel de récord) nos costaría 4 años volver al nivel de 2007. Lo primero que hay que decir es que no es nada fácil conseguir ese ritmo de creación de empleo. Y, lo segundo, es que no está nada claro que, incluso así, esos 19 millones de ocupados sean suficiente para equilibrar las actuales cuentas de la Seguridad Social.
- 434 euros. Teniendo en cuenta que la pensión media es de 899 euros y que por cada pensionista hay algo más de 2 ocupados, a cada trabajador le toca una factura de unos 435 euros al mes. Por cierto, esa pensión media tiene en cuenta las de orfandad, viudedad o incapacidad. La pensión media de jubilación asciende a 1.037 euros al mes, tras subir más del 2% cada año en el último lustro.
- 1,29%, 0,85%, -0,22%… son los tres últimos incrementos anuales de las bases de cotización medias del régimen general (ver página 97 de los Presupuestos de la Seguridad Social para 2016). A cambio, las pensiones medias han subido 1,91%, 1,69% y 3,07% (y si sólo contamos las de jubilación, la subida es incluso superior). Si los sueldos no suben, y no lo están haciendo, tampoco lo harán las bases de cotización. Pero las pensiones sí lo hacen, porque los nuevos jubilados tienen carreras más largas y han cotizado más que los que salen del sistema por fallecimiento.
- 9.341 millones: es la diferencia de ingresos por cotizaciones sociales entre lo que había previsto en los PGE para 2015 (109.833 millones) y lo que realmente se ha recaudado (100.492 millones). Vamos, que no sólo recaudamos menos que antes, sino que las previsiones no se cumplen.
- 34.330 millones: es la diferencia entre los activos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social a finales de 2011 (66.815 millones) y lo que había en diciembre del pasado año (32.485 millones).
- 3,6 meses: es el tiempo que cubren esos 32.485 millones de la hucha de las pensiones. Es decir, el colchón destinado a asegurar nuestras pensiones, esa caja de la que tanto presumen nuestros políticos, equivale a menos de cuatro meses de prestaciones.