¿Cuál es el peso en PIB generado por las principales empresas que operan en nuestro país?, ¿explican una parte significativa de la economía?. Se puede hacer una aproximación a partir de las 100 principales compañías con sede en España por facturación, publicado dentro del Ranking de Empresas de elEconomista, y eligiendo una muestra de 32 que forman parte, a su vez, de 25 grupos empresariales -por ejemplo, Repsol incluye tres empresas, Cepsa dos…-.
El ranking de empresas por ventas lo encabezaría Repsol con el 5,2%, seguido de Cepsa, Mercadona, Endesa y El Corte Inglés, tal y como detalla la siguiente tabla.
Los criterios de selección son la representatividad de los sectores y el tamaño de la facturación. El sector energético, por ejemplo (electricidad, petróleo y gas), incluye a un gran número de empresas dentro del top 30, por lo que se ha optado por incluir a empresas de menor tamaño, pero que permitan diversificar la muestra. Asimismo, la facturación puede tener como destino el mercado nacional o la exportación. En el caso de Inditex, las ventas de bienes y servicios al exterior representan más de dos terceras partes de sus ventas 2014.
Las 32 empresas seleccionadas, que forman parte de seis sectores diferentes, suman en total una facturación equivalente al 27% del Valor Añadido Bruto de la economía (VAB). El VAB es igual al PIB excluyendo el valor de los impuestos generados por las ventas de las empresas. Por sectores, la energía, la distribución y el sector automoción son las de mayor representación.
Para poder estimar el impacto de estas grandes empresas en el VAB, es necesario deducir de las ventas la compra de bienes (en contabilidad, aprovisionamientos) y de servicios (servicios exteriores) para, de este modo, obtener lo que aporta cada compañía a la economía española.
Así, por ejemplo, si Peugeot Citröen ha fabricado automóviles por valor de casi 5.000 millones de euros en 2014 y dentro de su proceso productivo ha realizado compras de componentes y gastos por diferentes servicios (marketing, publicidad, electricidad…) por algo más de 4.200 millones, su contribución al PIB ha sido de casi 700 millones de euros. Otras empresas habrán contabilizado dichos consumos como ingreso y así sucesivamente. Comparar la cifra de ventas con el PIB (o VAB) es, por tanto, un error.
El VAB de las principales empresas equivale al 3,5% del PIB en 2014 y su ranking respecto del de ventas varía según el margen bruto operativo de cada empresa sea mayor o menor.
En el primer puesto se encuentra Telefónica gracias a la mayor rentabilidad de sus ventas, con una aportación del 0,7% del VAB; a continuación se situán Amadeus, Mercadona, Cepsa y Gas Natural. Estas cinco compañías representan el 2% del VAB nacional, tal y como se observa en la tabla adjunta.
¿Es significativo dicho porcentaje? Probablemente su peso en el PIB sea similar al de la media de la UE. Según Eurostat, el peso de las grandes empresas españolas en el VAB ronda el 37%, un nivel similar al del promedio del resto de países europeos (37,6%), partiendo del hecho de que dicha muestra es mucho más amplia, puesto que incluye 2.749 compañías españolas.
Por sectores, las telecomunicaciones son las que aportan mayor valor añadido, seguido de la distribUción, la energía y el turismo.
Por otro lado, dentro del valor añadido de cada empresa se distinguen dos conceptos: el Excedente Bruto de Explotación -EBE, o resultado bruto operativo de la compañía- y los salarios. Es decir, el valor añadido obtenido se reparte entre los empleados y el beneficio bruto generado por la propia empresa.
Si se compara con el total de la economía, el peso del beneficio bruto sobre el valor añadido es claramente superior entre las grandes empresas. En concreto, mientras que en el conjunto de la economía la proporción entre beneficios y salarios es similar, entre las grandes empresas el peso de las ganancias brutas duplica al de las retribuciones.
Tal y como muestra el siguiente gráfico, el peso de los salarios en la economía española creció durante los años del boom para, posteriormente, corregir con la crisis como consecuencia de la fuerte destrucción de empleo y la devaluación salarial, aunque, posteriormente, ha vuelto a estabilizarse conforme la recuperación ha ido avanzando.
La diferencia que existe en la proporción de beneficios y salarios entre el conjunto de la economía y las principales empresas se debe, sobre todo, a que el mayor tamaño de las grandes compañías permite alcanzar altos niveles de productividad. Por otra parte, hay que considerar que el beneficio bruto tiene a su vez distintos destinos, desde financiar inversiones a pagar intereses, amortizar deuda, liquidar impuestos o repartir dividendos entre los accionistas.