Leo en El País que la izquierda lanza una "ofensiva inspectora contra la precariedad laboral en Baleares". Se llama Plan de Lucha contra la Explotación Laboral.
Lógicamente, la explotación siempre es algo privado. Lo público nunca es malo, y nunca explota. Por ejemplo, nunca crea paro ni economía sumergida, que son males que existen a pesar del Estado y no por su causa. Una vez instalados en esta fantasía, cualquier truco mágico vale. Todo el paro es por culpa de los abusos de las empresas privadas. La UGT "estima que en la hostelería balear podrían crearse 20.000 puestos de trabajo si no se dieran esos abusos". Es decir, creen que los impuestos y las cotizaciones a la Seguridad Social ni son abusos, ni son explotación ni provocan desempleo.
Como lo privado es malo, castigarlo es bueno. Francina Armengol, presidenta socialista de Baleares, aliada de Podemos, quiere subir todos los impuestos "en su franja más alta, para los más pudientes", como si de verdad los impuestos no los pagara la mayoría de la población. Y van a subir los impuestos… sobre los malos, claro está: "Crearemos un nuevo impuesto para grandes empresas contaminantes". ¿Alguien se opondrá a un propósito tan benemérito?
Finalmente, la lógica de cobrar a los malvados se extiende sin límites. Se impondrá la ecotasa, pero, tranquilos: asegura la progresista doña Francina que "será un impuesto para viajeros externos". ¿Dónde quedó el internacionalismo proletario?