La banca europea está sufriendo una auténtica sangría en Bolsa a lo largo de las últimas semanas, pero la preocupación de los inversores se centra especialmente en la difícil situación que atraviesa el Deutsche Bank.
El gigante financiero alemán anunció unas pérdidas de 6.700 millones de euros el pasado año, los peores resultados en sus 58 años de historia, debido a las nuevas provisiones derivadas a litigios que afronta la entidad, la caída de ingresos en la división de empresas y banca de inversión, así como los costes de indemnización derivados de la reestructuración que afronta el banco.
No corren buenos tiempos para el sistema financiero europeo, con los tipos de interés en mínimos históricos, estrechando aún más sus márgenes de beneficio, y las mayores exigencias de liquidez y capital que impone la nueva regulación bancaria. El sector está en plena transición y no todos se están adaptando satisfactoriamente a la hora de encontrar nuevas líneas de negocio.
El Deutsche parece ser una de estas entidades. Sus acciones se han desplomado en Bolsa y ha comenzado a surgir dudas sobre sus solvencia. Hasta tal punto es así que la entidad tuvo que publicar un comunicado el lunes para asegurar que es solvente y tiene una capacidad de pago de 1.000 millones de euros en 2016 para afrontar los intereses de deuda convertible emitida en 2014 tras los rumores surgidos en las últimas horas.
Los intereses de estos títulos de deuda convertible ascienden a unos 350 millones de euros y deberán ser pagados a finales de abril. La capacidad de pago de Deutsche Bank para el próximo año, sin considerar el resultado operativo, es de 4.300 millones de euros por el efecto positivo de 1.600 millones de euros de la venta de una participación del 20 % en el banco chino Hua Xia Bank y reservas de 1.900 millones de euros, según el comunicado.
Deutsche se ha visto obligado a ampliar capital en los últimos años para reforzar su balance. En 2014 emitió deuda convertible (Cocos) por unos 4.600 millones de euros para ese fin sin tener que emitir nuevas acciones. Los Bonos Convertibles Contingentes (CoCos) son títulos de deuda con cupones flexibles, que se convierten en acciones ordinarias en caso de que el ratio de capital Tier 1 de la entidad financiera baje de un determinado nivel. Los bancos pueden incluir estos títulos de deuda convertible como capital adicional de máxima calidad, que actualmente debe alcanzar un ratio mínimo del 9%.
Tras las históricas pérdidas registradas el pasado año, el presidente de la junta directiva, el británico John Cryan, descartó a finales de enero la necesidad de acometer una nueva ampliación de capital, pero las dudas no han dejado de crecer desde entonces. El coste de sus seguros de impago se han disparado y su cotización en bolsa se hundido un 40% en lo que va de año y más de un 50% en los últimos seis meses.
Los problemas del Deutsche derivan del fuerte deterioro que han sufrido sus activos y de las multas que estás recibiendo por la realización de determinadas prácticas irregulares, pero de fondo, otros analistas apuntan a su elevada exposición al mercado de derivados (complejos productos financieros para cubrir riesgos), cuya cuantía bruta superaría los 60 billones de dólares.
Dicha exposición y las posibles pérdidas que podría acarrear a la entidad en al actual contexto de turbulencias financieras y bursátiles que se ha desatado en los últimos meses han colocado a Deutsche Bank en el punto de mira de muchos inversores, reviviendo así el temor a que se repita un episodio similar al del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008.
Los seguros para protegerse de la posible quiebra del banco (CDS) se han disparado, arrastrando consigo a los CDS de la propia deuda pública alemana.
#Germany's Finance Minister Schäuble Has 'No Concerns' Over Deutsche Bank. Really? https://t.co/RfAQSnX1NZ pic.twitter.com/T7baFa8U6i
— Holger Zschaepitz (@Schuldensuehner) febrero 9, 2016