La morosidad es uno de los principales problemas a los que se enfrentan las empresas para continuar con su actividad. En muchas ocasiones, los impagos se acumulan y cuando la vía amistosa no funciona, el proceso judicial que hay que llevar a cabo para recuperar el dinero supone una gran pérdida de tiempo y un desembolso económico importante para el acreedor.
En otras muchas, la cuantía de la deuda es tan reducida, que al perjudicado no le compensa incurrir en los costes judiciales y se resigna ante el moroso.
Para evitar la lacra de la morosidad, es importante prevenirla. Para ello, los registros públicos y los ficheros de morosos son una buena herramienta. ¿Y si el impago ya se ha producido? ¿Qué hago? La evolución de las nuevas tecnologías puede tener la respuesta.
Icired es una empresa española especialista en el cobro extrajudicial de deudas que ha nacido al calor de la expansión de internet. Su objetivo es darle a los morosos donde más le duele: en su reputación online.
Enrique Zarza es su fundador y antes se dedicaba a la abogacía. "Vimos que el moroso se estaba pegando la vidorra en Facebook, mientras a nuestro cliente le debía una cantidad importante dinero y decidimos que algo tenía que cambiar", cuenta la responsable de comunicación de esta compañía granadina, Patricia de la Plata, a Libre Mercado.
"Nuestro fuerte es Google", comenta De la Plata. A través de algoritmos, Icired es capaz publicar y posicionar al moroso en el buscador más famoso de España y en las redes sociales. Antes de ello, y para no dañar su prestigio, le envían al deudor dos cartas certificadas solicitándole que salde la deuda. Todo el proceso tiene un coste de 29,90 euros.
"Quién quiera reclamar una deuda debe presentar una factura, un albarán o una sentencia que demuestre el impago", explica De la Plata. "Los buenos resultados se perciben con la primera carta" donde logran cobrar el 70% de la deudas.
Además, esta compañía es la primera en España en crear un fichero de morosos online.
Aunque, el perfil de los clientes de Icired son medianas empresas con deudas pequeñas, que van desde los 1.000 a los 400 euros, también trabajan con otro tipo de afectados, como los empleados a los que se les adeuda parte del salario o los propietarios de una vivienda puesta en alquiler.