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Dinamarca: el modelo de todos los partidos es el país más desigual en patrimonio de Europa

El país nórdico tiene el índice Gini sobre la riqueza más elevado de la OCDE. De PP a Podemos, todos aseguran que quieren ser "daneses".

El país nórdico tiene el índice Gini sobre la riqueza más elevado de la OCDE. De PP a Podemos, todos aseguran que quieren ser "daneses".
Una de las imágenes más típicas de Copenhague. | Archivo

Dinamarca es el modelo. No está claro si es por Borgen, la serie política de moda, por Noma, el restaurante que compite con el Celler de Can Roca por ser el mejor del mundo, o por las bicicletas que llevan a sus habitantes al trabajo, que diría Elisa Beni. Pero lo cierto es que todos los partidos españoles citan al país nórdico como su modelo a seguir. Escuchándoles, parece que todos los caminos conducen a Copenhague, desde el conservadurismo del PP a la extrema izquierda de Podemos, pasando por el centrismo light de Ciudadanos: cualquiera asocia su ideología a la prosperidad danesa y aseguran que si llegan al Gobierno intentarán que la sociedad española se parezca lo más posible a aquélla.

El problema es que no está muy claro si saben qué es lo que significa eso exactamente. Juan Ramón Rallo lo explicaba hace unos meses: "En Dinamarca, no hay salario mínimo interprofesional, la indemnización por despido es prácticamente inexistente, el empresario no paga cotizaciones sociales y la negociación colectiva lleva 30 años descentralizándose; su sistema impositivo se caracteriza por una fiscalidad sobre el consumo tremendamente agresiva y el sistema de pensiones basa en una pequeña prestación pública complementada por una pensión privada".

Leyendo el anterior párrafo seguro que más de uno levanta una ceja, porque no hay ninguna medida en los programas electorales españoles que ni siquiera suene ligeramente a nada de esto. Pero además, habría que preguntarse si el resultado de esas leyes (también de los altos impuestos) es el que nos han vendido, por ejemplo, en lo que hace referencia a la desigualdad. Por una parte, es cierto que Suecia, Dinamarca, Noruega o Finlandia están entre los países europeos con mayor igualdad de rentas. Por ejemplo, según Eurostat, en 2014 el índice Gini en términos de ingresos de Dinamarca era de 27,5 mientras que el de España era de 34,7 (una cifra más baja indica menos desigualdad).

Pero cuidado, se pueden poner muchos peros a estas clasificaciones. En primer lugar, como explica el informe del Instituto Juan de Mariana sobre desigualdad que se hizo público este lunes: "Si se le añade el valor de los alquileres imputados, el índice Gini de la renta de España (0,297) cae a niveles intermedios de desigualdad en el contexto europeo, comparable a los de Alemania (0,288) o Italia (0,291), e incluso inferior al de Francia (0,298). (…) Si incluyéramos otras rentas en especie como los proporcionados por las Administraciones Públicas, el índice Gini para España se reduciría en torno a un 20%, en línea con la media de la Unión Europea".

Es decir, ni siquiera en términos de renta la desigualdad en España es tan elevada como se dice, al menos si se suman todas las rentas. Pero es que además, hay que tener muy en cuenta que cuando hablamos de igualdad de ingresos puede haber la tentación de hacer la equiparación mental con la riqueza. Y no es así. Hay mucha diferencia entre la clasificación de los países en el Índice Gini según renta o patrimonio. Por ejemplo, según el informe de Credit Suisse The Global Wealth Databook 2015 (el que usa Oxfam para publicar su estudio sobre desigualdad, que tanto ruido ha hecho esta semana), Dinamarca es el país rico más desigual en términos de la riqueza de sus ciudadanos. Su ratio es 89,3%, frente al 67,1% de España. No es una excepción: Suecia (80,9%), Suiza (80,3%), Alemania (77,5%) e incluso Francia (70,3%) también son más desiguales que nuestro país.

De hecho, casi todos los países ricos son mucho más desiguales que el nuestro en términos de riqueza, es decir, si se miden los bienes que los habitantes poseen. Por cierto, que esta desigualdad no tiene por qué ser negativa. Aunque en el debate público español se asocia la palabra "desigualdad" con todos los males posibles, lo cierto es que las sociedades más prósperas son las que permiten ahorrar más a sus ciudadanos y construir un patrimonio que va creciendo según envejecen. En realidad, la desigualdad tiene mucho que ver con la edad y la capacidad para generar valor. Allí donde los sueldos son altos y los ciudadanos ahorran, tiene cierto sentido que el patrimonio que atesora el 1-5-10% más rico se diferencie del que acumula el 20-30% más pobre. Por eso, el verdadero problema con la desigualdad no está tanto en los datos estadísticos, que requieren de una explicación y que sí pueden servir para un análisis sosegado, como con el uso demagógico que habitualmente se hace de los mismos.

En este sentido, vale la pena hacer al menos tres apuntes:

- Los datos: el índice Gini puede sonar algo extraño a los no aficionados a la economía. Por eso, vayamos a cuestiones que se pueden tocar. Primera pregunta, ¿qué porcentaje de españoles y daneses tiene diferentes niveles mínimos de riqueza? Pues, a pesar de que esto contradice el discurso habitual, en Dinamarca hay más pobres de esos que las estadísticas dicen que no tienen sin casi nada y más millonarios (cuatro veces más que en España).

Credit Suisse. Global Wealth Databook 2015

Y segunda pregunta, qué porcentaje de la riqueza total del país acapara el 1-5-10% más rico. De nuevo, la respuesta sorprenderá. El 10% de los daneses más ricos tiene el 66,9% de la riqueza total del país mientras que en España sólo alcanza el 55,9%.

Credit Suisse. Global Wealth Databook 2015

- Los pobres daneses: lo explicaban hace unos días Manuel Llamas y Johan Norberg con un par de ejemplos muy gráficos. Cualquier persona con unos pocos dólares en su cuenta bancaria ya sería más rica que la suma de los patrimonios de los 500 – 1.000 – 2.000 millones de habitantes más pobres del mundo. ¿Y eso? Pues porque lo que cuenta Credit Suisse (y utilizan asociaciones como Oxfam para sus titulares propagandísticos) es la riqueza neta, activos menos deudas. El problema es que en muchos países occidentales hay mucha gente endeudada que no por eso es pobre, aunque en la estadística aparece así reflejado.

Y Dinamarca es el caso más extremo. Como vemos en la segunda tabla, el 10% de los daneses con menos patrimonio tiene una riqueza negativa que equivale ¡al -4,7% del total! Es decir, hay miles de daneses que están muy endeudados lo que no quiere decir que sean personas a las que calificaríamos como "pobres". Puede ser una familia con una hipoteca que supere el valor de su domicilio o un joven con un crédito de estudios. Ellos no lo saben, pero su posición deudora neta generará mucha demagogia, porque la estadística dice que son más pobres que cientos de millones de habitantes del tercer mundo.

- El valor de ser danés: la tercera cuestión que habría que tener en cuenta es cómo de pobres o ricos son realmente esas personas, más allá de lo que diga su cuenta bancaria. En el norte de Europa, el Estado cobra unos elevadísimos impuestos a sus ciudadanos a cambio de servicios sociales. Es muy discutible (por ejemplo, aquí se lo pregunta Juan Ramón Rallo) si el nivel impositivo danés es el más adecuado para una sociedad o es mejor el modelo suizo, con impuestos más bajos (y un PIB per cápita muy superior). Pero lo que no se puede hacer es obviar esa realidad a la hora de hacer estadísticas y luego jugar con esas estadísticas para lanzar un mensaje alarmista sobre desigualdad, ricos y pobres. En este sentido, todas las mediciones sobre desigualdad deberían tener en cuenta las transferencias del Estado.

Pero además, cuando se dice cómo pobres o ricos son los habitantes de un país, no puede obviarse esta realidad. Pensiones, subvenciones, rentas de inserción… En cada país, este tipo de ayudas se articula de una forma. Pero lo que está claro es que tener derecho a cobrar ese dinero es un patrimonio (o debería contarse como tal). Lo explicábamos en nuestro artículo de hace unos días: un agricultor boliviano con media hectárea de terreno a su nombre no es más rico que un pensionista alemán sin propiedades.

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