La era de las nuevas tecnologías está revolucionando el mundo en múltiples ámbitos, tanto desde el punto de vista cultural y social como económico, afectando, igualmente, a todo tipo de disciplinas, como es el caso del Derecho. La legislación y la profesión de la abogacía están obligados a adaptarse a los nuevos tiempos para resolver los nuevos conflictos y cuestiones jurídicas relacionadas con el mundo de internet y las nuevas tecnologías.
Julián Plaza, socio fundador de Plaza Iuris Abogados, despacho especializado en Derecho Digital, explica en una entrevista con Libre Mercado, algunos de los retos a los que se enfrentan los negocios y, con ellos, también los abogados debido a esta particular revolución tecnológica en materias tan diversas como eCommerce, comunicaciones electrónicas, pasarelas de pago, publicidad, gestores de mercados virtuales, agencia de viajes, líneas aéreas, retail, ingeniería, centros educativos, hostelería, usuarios de servicios on line…
- ¿Qué es el Derecho Digital?
El Derecho Digital es una nueva disciplina que nace como consecuencia de dos circunstancias. En primer lugar, la necesidad de contar con una respuesta jurídica precisa para toda actividad relacionada con los servicios de la sociedad de la información y de la comunicación -que cuenta con su propia regulación, lenguaje y elementos tecnológicos-; y, en segundo lugar, del efecto transversal que las tecnologías, sobre todo Internet, están suponiendo en nuestras vidas y, por ende, en el resto de las "tradicionales" disciplinas del Derecho.
- ¿En qué se diferencia del Derecho 'tradicional'?
Básicamente, en que ofrece una respuesta especializada en materias propias y en que, a su vez, integra aspectos particulares de otras disciplinas, pero que, sin embargo, necesitan adaptarse y dotarse de conocimientos -incluso tecnológicos- para afrontar los nuevos conflictos, relaciones o necesidades que están surgiendo en el entorno TIC.
Me refiero, por ejemplo, a los delitos cometidos a través de Internet, la fiscalidad del comercio electrónico, la seguridad de la información, la protección de la privacidad de las personas o a los nuevos modelos de negocio o de marketing on line que van surgiendo.
- ¿Está la legislación española adaptada correctamente al ámbito de las nuevas tecnologías, sobre todo en comparación con otros países de nuestros entorno?
Se va adecuando paulatinamente a la realidad que demanda nuestra sociedad en materias como protección de datos personales, comercio electrónico, consumidores y usuarios, ciberseguridad o protección de los contenidos de propiedad intelectual en Internet, entre otras materias.
- ¿Y los abogados? ¿Están los despachos bien preparados para afrontar los nuevos retos de la nueva era digital?
Como paradigma del impacto transversal que suponen las TIC, desde luego el caso de los profesionales del Derecho es un buen ejemplo. Desde el pasado uno de enero, los abogados estamos obligados a emplear sistemas telemáticos (plataforma Lexnet) para la presentación de escritos y documentos y para la realización de actos de comunicación ante los órganos judiciales.
Sin duda, este nuevo panorama está revolucionando a todos los actores participantes del sistema judicial, empezando por los propios juzgados y tribunales y terminando por los bufetes de abogados, que se han visto abocados a cambiar radicalmente, no sólo la gestión y organización interna de sus sistemas (disponiendo de firmas electrónicas, formando a profesionales en estas tecnologías, planteándose nuevos procedimientos), sino la filosofía y el enfoque de su negocio.
Indudablemente, las grandes firmas llevan tiempo preparándose para este reto, pero los pequeños y medianos despachos, en su gran mayoría, van aún a remolque de estas necesidades de adaptación, lo que supone en parte dejar pasar una oportunidad de posicionamiento frente a la demanda cada vez mayor de asuntos relacionados con el Derecho Digital.
Es decir, los despachos de abogados han de ser conscientes de que la era digital afecta a los intereses de sus clientes, que plantean cuestiones como sus derechos frente a las imágenes captadas por un Drone, medidas de seguridad en sistemas de Cloud Computing, Estados Unidos y su sistema safeharbor en materia de transferencia de datos personales o la validez como prueba en juicio de un mensaje por WhatsApp. Pero también a su propia organización, lo que les exige un reto de adaptación, protección de la información, formación y, en definitiva, de cambio de mentalidad con respecto a lo que todos conocemos por despachos, digamos, "tradicionales".
En mi opinión, lo "tradicional" será contar con todas las herramientas tecnológicas y digitales necesarias para nuestra actividad profesional (como en su día lo fue el fax o la máquina de escribir eléctrica) y ofrecer a nuestros clientes nuestro asesoramiento en Derecho Digital, no como una disciplina independiente, sino como un enfoque más a incluir, teniendo en cuenta el impacto que en su negocio, actividad o disciplina suponga Internet o los medios de comunicaciones digitales.
- ¿Cuáles son los principales casos o escenarios a los que se enfrentarán los profesionales del Derecho en un mundo cada vez más dominado por las nuevas tecnologías?
El profesional del Derecho se verá cada vez más afectado por las tecnologías de la información. Por un lado, asesorará a sus clientes en temas digamos "tradicionales", pero contando con el añadido digital. Un ejemplo: las relaciones con las distintas administraciones públicas (presentación electrónica de libros de empresarios ante el Registro Mercantil, ventanilla electrónica de la Agencia Tributaria para comercio electrónico o telecomunicaciones, factura electrónica que entrará en vigor el uno de enero de 2017.
Pero, por otro, también asesorarán respecto a los nuevos retos y escenarios que nos rodearán. Uno de los principales es el uso de los datos -"el oro del Siglo XXI" en Internet-, de manera que cada vez será más requerida la intervención de abogados en la implantación de políticas y programas de seguridad y buen gobierno ("Compliance Oficcer", "Data Protection Officer", "Privacy by Design"). También serán más comunes los conflictos en materia de ciberataques y delitos informáticos.
El otro gran reto es lo que ya se conoce como la "Cuarta Revolución Industrial". Las nuevas tecnologías de la información permitirán -están permitiendo ya- la interconectividad de los objetos cotidianos (Internet of Things), y el análisis de esos datos (Big data) permitirá obtener patrones de comportamiento de gran valor para gobiernos, empresas y negocios de todo tipo de sectores (salud, consumo, educación, entretenimiento), o la transformación en los sistemas de producción, distribución o consumo. Y todo ello, requerirá, sin duda, respuestas legales en la que deberán estar involucrados abogados con conocimientos digitales.
- ¿Está llamado el Derecho Digital a protagonizar un papel tan importante como otras ramas del Derecho (Penal, Civil, etc.)?
Las instituciones clásicas del derecho civil o penal que todos hemos estudiado no las vamos a reinventar ahora con Internet. La venta a distancia no es nueva, por mucho que ahora hablemos de eCommerce, ni el delito de estafa, de injurias o de revelación de secretos, pese a que ahora se puedan llevar a cabo por medio de redes sociales.
Con esto quiero decir que la disciplina de Derecho Digital lo que viene es a ser protagonista de una nueva realidad, una nueva necesidad por todo lo comentado anteriormente, pero, indudablemente, contará con un importante peso específico que se verá con el tiempo reflejado en la específica formación en facultades y escuelas de postgrado.
- ¿Deberían, por tanto, los abogados formarse mejor en el ámbito del Derecho Digital?
Hoy por hoy, la disciplina de Derecho Digital no existe como tal en las facultades y, por desgracia, no son muchos los postgrado de especialización en esta materia. Pero, por ser una necesidad para sus clientes y por suponer un impacto en sus propios negocios, los abogados necesitan, sin duda alguna, especializarse y adaptarse a esta nueva realidad, al igual que han hecho otros muchos sectores, como las agencias de viaje, la prensa, el comercio tradicional…
Desafortunadamente, en nuestro sector todavía hay una gran carencia formativa en esta disciplina. Hacen falta especialistas en cloud computing, contratación electrónica, marketing digital, ciberseguridad, juego on line, prácticas -BYOD- (Bring Your Own Device), IVA en operaciones de Internet, etc.
Por esa razón, desde el Centro Universitario Villanueva, con la dirección del despacho Plaza Iuris Abogados, pretendemos aportar nuestro granito de arena para colaborar en la formación tanto de estudiantes de Derecho en su última etapa como de abogados que inician su andadura o de aquellos otros ya consolidados que se ven impactados en sus distintas especialidades por la irrupción de la era digital.
Para ello, hemos diseñado un Curso de Derecho Digital (de febrero a mayo, cien horas), también en formato módulos para quien sólo esté interesado en determinadas materias, que abarca desde el origen y fundamentos jurídicos de Internet a los servicios de la sociedad de la información, pasando por aspectos como la fiscalidad en Internet, la prueba electrónica, ciberseguridad, derechos de la personalidad en Internet, y así hasta catorce materias que consideramos fundamentales en esta especialidad.
Creemos que los despachos deben fomentar y alentar a sus abogados jóvenes a formarse en éstas o en otras disciplinas. Además, como tengo entendido que se atribuye a Henry Ford: "Hay una cosa peor que formar a la gente y que se vaya, y es no formarla y que se quede". Lo buscaré en Internet, en Wikipedia…