La extrema izquierda y la extrema derecha se han puesto de acuerdo para avanzar de la mano en su particular cruzada contra la moneda única europea. Como explicó Libre Mercado, eurodiputados de Podemos han sumado apoyos a dirigentes del Frente Nacional francés o el Movimiento 5 Estrellas italiano para acabar con el euro.
Esta ofensiva política comenzó en el Parlamento Europeo, de la mano del parlamentario transalpino Marco Valli. En su intervención del pasado 15 de diciembre, este integrante de la formación política que lidera el cómico Beppe Grillo afirmó lo siguiente: "El euro priva a los ciudadanos de la posibilidad de elegir una alternativa económica a la impuesta por la visión de Alemania".
No obstante, esta intervención en el Parlamento de Estrasburgo fue solamente el principio. El siguiente paso llegó con dos enmiendas introducidas por los eurodiputados del grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa. Esta alianza no solamente integra a los 17 representantes del Movimiento 5 Estrellas, sino que también incorpora a los 24 eurodiputados del UKIP británico. Sumando a otros representantes checos, franceses, letones, lituanos y suecos, el llamado EFDD por sus siglas en inglés cuenta con un total de 48 eurodiputados.
La enmienda número 3 que introdujo el EFDD en el debate sobre el futuro de la Unión Económica y Monetaria (UEM) rezaba lo siguiente:
Se ha desaprovechado la oportunidad de estudiar todo el abanico de opciones alternativas, incluido un debate acerca de una disolución ordenada de la zona euro o unos mecanismos de salida unilateral.
Más radical aún es la enmienda número 5, también presentada por el EFDD:
Deplora profundamente las propuestas de la Comisión para reforzar la Unión Económica y Monetaria y opina que se trata de medidas en la dirección equivocada. Subraya que la moneda única tiene un impacto destructivo y asimétrico en las economías más débiles de la zona euro, que han de soportar unos ajustes económicos y sociales desproporcionadamente elevados a través de una devaluación y una austeridad a escala nacional.
Manifiesta su extrañeza ante el hecho de que aún no se haya llevado a cabo una reflexión acerca de la necesidad de unos mecanismos democráticos que permitan que un país se retire de forma voluntaria y unilateral de la zona euro; señala que habrá que replantearse radicalmente la estructura de gobernanza económica de la UE a fin de resolver las actuales deficiencias y contradicciones del marco institucional de la zona euro.
Pero la guinda la han puesto los eurodiputados del grupo de Podemos en Bruselas. Los representantes de la formación morada están integrados en el grupo GUE-NGL, que integra a tres familias políticas europeas: Partido de la Izquierda Europea (GUE), Izquierda Verde Nórdica (NGL) e Izquierda Anticapitalista Europea. La alianza suma 52 eurodiputados ligados a partidos como Podemos, Anova, EH Bildu o Izquierda Unida. En clave europea, también están en GUE-NGL los partidos comunistas de Alemania, Francia, Italia y Portugal, aunque quizá la estrella del grupo es la griega Syriza.
Este grupo político fue el que registró la polémica enmienda número 23. Apoyada por Podemos, reza lo siguiente:
Insta a que se anulen los acuerdos y los tratados que regulan la pertenencia a la UE y a que se adapte el estatus de cada país a la voluntad real de su pueblo y a su situación real, previendo cláusulas de excepción para ciertos países, si es necesario.
De esta forma, el partido de Pablo Iglesias va un paso más allá. Y es que, además de secundar las propuestas de otras formaciones que defienden la ruptura de la Eurozona, Podemos defiende con esta enmienda la abolición de los acuerdos comunitarios que dan sentido a la Unión Europea, entre los que figuran las reglas del mercado único europeo o el espacio Schengen para la libre circulación de personas.