La Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) ha anunciado este jueves nuevas normas que limitarán la capacidad de venta de títulos de los grandes accionistas chinos a un máximo del 1% del total de acciones de una compañía.
De esta manera, estos grandes accionistas (propietarios del 5% o más de capital de una empresa) no podrán desprenderse de más de un 1% del total en un plazo de tres meses, y además estarán obligados a anunciar al mercado sus planes de hacerlo con al menos 15 días de antelación.
Estas reglas, que entrarán en vigor el próximo sábado, se aplicarán también al mercado secundario (previo a la apertura, en el que se suelen decidir las ventas de acciones de grandes accionistas y principales directivos de las empresas), aunque no se cuentan en el cómputo las acciones que hayan sido adquiridas por los grandes accionistas en ese mercado secundario.
La nueva decisión alargará así durante tres meses más el alcance de otra medida anterior (que caduca mañana, y que fue adoptada durante los grandes desplomes bursátiles del verano pasado para contener sus caídas), ya que el hundimiento de hoy y el del pasado lunes se explican precisamente porque mañana expira.
Durante las caídas del verano pasado, el regulador obligó a los grandes accionistas de los parqués chinos a no vender ni una de sus papeletas en un plazo de seis meses, por lo que el mercado reaccionó esta semana contando con que el próximo lunes podrían empezar a ser vendidas de nuevo.
Cerca de un billón de títulos iban a quedar desbloqueados y, aunque el regulador no esperaba que hubiera ventas masivas, los desplomes de hoy y del lunes obedecen a la anticipación de los inversores, que quieren recoger beneficios antes de que sus acciones perdieran valor en estos días.
La nueva medida fue anunciada hoy poco después de que las bolsas chinas viviesen la jornada más breve de su historia, que duró apenas 28 minutos (incluida una suspensión de 15, por lo que sólo hubo 13 minutos de cotización), entre fuertes desplomes de un 7,32% en Shanghái y de otro 8,35% en Shenzhen.
La situación de hoy es aún peor que la que hizo saltar las alarmas el pasado lunes, cuando los mercados chinos cerraron por primera vez prematuramente, en aquella ocasión 92 minutos antes de su cierre habitual, y Shanghái se hundió un 6,85% y Shenzhen otro 8,16%.
Estos cierres prematuros se aplican en virtud de unas nuevas normativas que entraron en funcionamiento precisamente el pasado lunes y que establecen este mecanismo interruptor, pensado para que no se repitan los fuertes desplomes en cadena del verano pasado, que afectaron a los mercados mundiales.