Importante acuerdo el que ha alcanzado el Congreso de Estados Unidos. Si todo va según lo previsto, en las próximas semanas se dará "luz verde" al levantamiento de las leyes que habían prohibido la venta de petróleo al extranjero.
Dicha legislación, introducida hace cuarenta años, será retirada precisamente en un momento en el que la producción de crudo en EEUU alcanza niveles máximos. Y es que el boom del fracking ha habilitado un espectacular salto adelante en el sector energético del país del Tío Sam.
Midiendo la producción de petróleo según el número de barriles generados al día, vemos que EEUU se movió entre los 4.000 y los 6.000 a lo largo del periodo comprendido entre 1999 y 2011. No obstante, a lo largo del último lustro se ha producido un importante avance, hasta superar la barrera de los 9.000 barriles diarios.
Las leyes que impedían la exportación de petróleo fueron aprobadas en la década de 1970. Los vaivenes que experimentó entonces el precio del crudo motivaron la aprobación de una medida con la que la Administración estadounidense prohibía que el petróleo producido en el país fuese vendido y consumido en el extranjero.
En clave europea, esta medida puede reducir la dependencia del crudo comprado a Medio Oriente o Rusia. Hablamos, por tanto, de una decisión que puede tener importantes consecuencias en el plano geopolítico.
Pacto entre republicanos y demócratas
El acuerdo llega tras el pacto entre congresistas republicanos y demócratas que fijará el presupuesto del gobierno federal para el próximo ejercicio. Las negociaciones entre ambos bloques han estado comandadas por el congresista Paul Ryan, que se ha anotado así un importante triunfo para la derecha política estadounidense.
Pero el acuerdo en el congreso también incorpora rebajas fiscales como la eliminación de dos impuestos que habían sido aprobados por Barack Obama en el marco de su reforma sanitaria. También está contemplada una rebaja de la fiscalidad aplicada a los gastos en I+D, como también se anticipa un cambio a mejor en las reglas que miden la deducción tributaria de gastos amortizables.
Además, se profundizarán los recortes fiscales a la energía renovable, una medida que no disgusta a los republicanos y que cuenta con el respaldo mayoritario de los demócratas. Por último, habrá ahorros importantes en materia de importaciones. Los cambios en la burocracia que regula la entrada de productos cárnicos pueden ahorrar a la industria más de 1.000 millones de dólares anuales.