El estallido de la crisis financiera a finales de 2007 se llevó por delante el modelo de banca semipública que España había desarrollado a través de las cajas de ahorro. Tras millonarios "rescates" canalizados por el FROB, las reformas introducidas en los últimos años parece haber fortalecido a un sector que hace un lustro se enfrentaba a una situación muy delicada.
De entrada, vemos que el peso del pasivo sobre el capital de las entidades ha pasado de ser 15 veces mayor en 2010 a niveles de 11,6 puntos en 2015.
En segundo lugar, la ratio de mora ha empezado a caer: tocó techo en 2013, con un 14%, y hoy se acerca al 10%.
En tercer lugar, vemos que la ratio de cobertura (que incorpora únicamente las provisiones específicas) ha crecido del 40% al 47% en el último lustro. En este indicador, España sí se ha puesto al nivel de la media europea.
Donde la banca española sigue claramente por debajo de Europa es el ROE, indicador que mide la rentabilidad obtenida por cada entidad sobre sus recursos propios. No obstante, este indicador se mueve entre el 4% y el 5% desde 2013, ompiendo con dos años de tasas negativas.
La ratio de eficiencia también refleja un sector que va camino a la consolidación tras años de fuertes convulsiones:
En cuanto a la liquidez, medida como el peso de los créditos sobre los depósitos, vemos que la redimensión del sector ha sido notable: pasa de una cuota del 150% en 2010 a rondar el 115% en 2015.
