Pocas novedades y todavía menos promesas concretas. El programa económico del PP ya está sobre la mesa. Ha habido que esperar: es la última parte del programa que se ha hecho pública y es el último de los cuatro grandes partidos que ha presentado sus medidas en impuestos, mercado laboral o sistema energético. Hasta este miércoles, apenas a 48 horas del comienzo de la campaña electoral, no se ha dado a conocer.
Y la primera conclusión es que lo que se había anunciado desde el partido (que no habría grandes sorpresas) era cierto. Ninguna de las propuestas incluidas en las 54 páginas del documento llama demasiado la atención. De hecho, en realidad es complicado hablar de propuestas, porque hay pocas promesas concretas. "Impulsaremos, profundizaremos, facilitaremos, apoyaremos...". Los verbos dicen mucho acerca del nivel de compromiso de un partido en su programa electoral. Y en este caso, la sensación es que los redactores del documento no han querido pillarse los dedos. Por una parte, esto les deja las manos más libres para futuros pactos postelectorales; por otra, habrá menos margen para el ataque de los rivales en la campaña y luego, una vez que lleguen el Gobierno (si el PP gana no les podrán acusar tan fácilmente de incumplir promesas).
En cuanto al contenido, no hay casi nada sobre impuestos. Como ya adelantó Libre Mercado, las promesas en este aspecto se irán dejando caer a lo largo de la campaña, pero no van en el programa. En financiación autonómica, se apunta a un cambio en el sistema, con más corresponsabilidad fiscal para las autonomías y un núcleo común de servicios garantizado para todas las regiones (sanidad, educación y servicios sociales).
En lo que hace referencia a pymes y emprendedores, el PP se compromete a eliminar las barreras al crecimiento de las empresas. En comercio exterior, incluye una mención expresa a la "Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership, TTIP) con Estados Unidos, una negociación prioritaria para nuestro país". Para los autónomos, prometen flexibilizar el régimen de aplazamientos en las cotizaciones. En infraestructuras, el PP refuerza su apuesta por el AVE, del que dice explícitamente que "seguiremos extendiendo la red de alta velocidad ferroviaria conforme a la planificación recogida en el PITVI. Asimismo, seguiremos transformando la red convencional para integrarla con la red de alta velocidad y reducir los tiempos de viaje".
Sí habrá cambios en las Sicav. El PP incluye en su programa la obligación de que los accionistas de estas sociedades tengan "una participación superior al 0,55%", para garantizar que estas sociedades se utilicen como instrumentos de inversión colectiva y no como medio para que los grandes patrimonios paguen menos impuestos.
En materia energética, los populares incluyen una promesa que no será fácil de cumplir. El PP asegura que congelará "la parte regulada de la factura eléctrica", que supone más de la mitad de esta, y dedicar los eventuales superávits del sistema a reducir el recibo a los consumidores. Esta parte regulada del recibo, que fija el Gobierno, sirve para sufragar los costes regulados del sistema eléctrico, como las redes o las renovables. El resto de la factura lo componen la parte que depende del mercado y los impuestos. El problema es que junto a esta propuesta se incluye el compromiso de que no suba el déficit de tarifa en los próximos años. No será sencillo cuadrar este círculo.
La "mochila" y la dualidad
Eso sí, hay que tener en cuenta que las anteriores son cuestiones menores. El principal mensaje de Mariano Rajoy en la próxima campaña electoral girará en torno al empleo. De hecho, puede pensarse que la falta de promesas concretas a futuro tiene como objetivo que el debate se centre en el pasado, en lo conseguido en los últimos cuatro años y en cómo estaba el mercado laboral en 2011 y cómo está en 2015. Cuando el PP llegó a La Moncloa se destruían medio millón de empleos al año (600.000 personas, según la EPA del 4ºT de 2011) y ahora se crean más de medio millón de empleos cada doce meses (544.000 nuevos empleos según la EPA del 3ºT de 2015). Eso es lo que repetirán desde la calle Génova a todas horas de aquí al 20-D.
Esta obsesión se transmite incluso en el lenguaje. La palabra "empleo" aparece más de 100 veces en el programa económico del Partido Popular para las Elecciones Generales del 20-D. La formación de Mariano Rajoy se ha propuesto llegar a 2020 con más de 20 millones de trabajadores, para lo cual pretende adoptar distintas medidas. Ése será otro de los lemas de campaña, 20 en el 20.
Para conseguirlo, el PP apunta en dos direcciones. Por una parte, pide "un modelo de relaciones laborales que ponga el acento en la flexibilidad interna". El partido del Gobierno defiende de esta manera la reforma laboral de 2012, la estrella de los logros del PP en esta legislatura, que tuvo como principal novedad la introducción de mecanismos de flexibilidad interna en las empresas (algo que desde el Ministerio aseguran que ha ayudado a detener la sangría de despidos). Eso sí, este mismo redactado también apunta a que renuncian a una nueva vuelta de tuerca al mercado de trabajo. Como han repetido diferentes líderes populares en los últimos meses, la reforma laboral ya está hecha y ahora hay que dejar que surta sus efectos.
La segunda gran propuesta en materia de empleo sí introduce una importante novedad:
Analizaremos en el marco del diálogo social y el debate parlamentario, las alternativas para la introducción de mecanismos que permitan reducir la dualidad de nuestro mercado laboral, en particular la constitución de un Fondo de capitalización para los trabajadores, al estilo del conocido como "sistema austríaco", mantenido a lo largo de su vida laboral, que se haga efectivo en los supuestos de despido, de movilidad geográfica, de desarrollo de actividades de formación o en el momento de su jubilación.
El PP se enfrenta a la dualidad (¿reconoce implícitamente que esto no ha mejorado mucho tras la reforma de 2012?) y ofrece como solución un "fondo de capitalización" similar al que existe en Austria. Es decir, la famosa "mochila" de la que tanto se ha hablado, que los populares ya tenían en su programa hace cuatro años y que nunca se llegó a aplicar. Supondría un cambio radical en el modelo de indemnizaciones por despido existente: básicamente, en este sistema la indemnización se va acumulando mes a mes, en una cuenta individual del trabajador, que éste se lleva cuando le despiden o cambia de trabajo. Su principal ventaja es que introduce mucha flexibilidad en las relaciones laborales; la parte negativa es que impone un nuevo coste fijo en cada contratación, en un país en el que los costes no salariales (sobre todo cotizaciones) ya están entre los más elevados de Europa.
Es una sorpresa, porque a lo largo de la legislatura hubo varias ocasiones en las que el partido en el Gobierno parecía que se desdecía esta promesa y también porque es una de las propuestas estrella en materia de empleo de Ciudadanos junto al contrato único. Todo apunta a que si el partido naranja y el PP tienen que pactar tras el 20-D, éste será uno de los puntos más sencillos y habrá mochila austriaca (y se reducirán las modalidades contractuales: un fondo de capitalización como éste sólo tiene sentido si se simplifican los tipos de contratos). La duda es si toda la indemnización por despido irá incluida en la mochila o vamos hacia un modelo mixto, con indemnizaciones menores que en la actualidad y el complemento individual de capitalización.
En el apartado laboral, la tercera pata del programa del PP recupera otros dos viejos conocidos: la FP dual y el cheque formación. La primera ya está en marcha (fue uno de los grandes caballos de batalla de José Ignacio Wert en el Ministerio de Educación) y el PP asegura que desarrollará este "nuevo modelo de formación para el empleo en el ámbito laboral". También en el ámbito de la formación, los populares se comprometen a "impulsar el cheque formación para parados". Esta herramienta ya está en marcha y ahora la idea es ampliar su uso, "garantizando a todos los desempleados cuyas características lo requieran la capacidad de elección entre una oferta formativa orientada eficazmente a la inserción laboral" (por cierto, ésta es otra medida en la que Ciudadanos y el PP se pelean por la paternidad de la idea).
El programa
En el resto del programa hay menos sorpresas. Se suceden las propuestas en hasta quince capítulos que van de la energía a la pesca. Las siguientes son las más destacadas:
AUTÓNOMOS
- El PP habla de "reforzar los mecanismos de segunda oportunidad", por ejemplo "flexibilizando el régimen de aplazamientos en las cotizaciones".
- "Nueva regulación del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos que permita considerar de forma más adecuada las especialidades del trabajador autónomo: incentivos, acceso a prestaciones, tiempo parcial, pluriactividad...".
- "Articular un sistema por el cual los autónomos dispongan de mayor flexibilidad y capacidad de elección de sus cotizaciones para una mejor adaptación a la evolución de la actividad".
PYMES y POLÍTICAS ACTIVAS DE EMPLEO
- El PP se propone modernizar el Servicio de Empleo Público Estatal. Para lograrlo, promete "invertir en mejores sistemas informáticos, impulsar un tratamiento personalizado" a los parados o "tener el desempleo de larga duración como prioridad horizontal".
- El programa habla de "facilitar el crecimiento de las Pymes", para lo cual pone en valor la profundización de la unidad de mercado, la facilitación de la transmisión de empresas o la revisión de los escalones regulatorios que encarecen los costes de las compañías conforme van aumentando su tamaño. Otras medidas incluyen "la lucha contra la morosidad de las Administraciones" o la "facilitación de las Pymes en la contratación pública".
- El programa también aborda el apoyo a las Pymes por la vía de la financiación. Entre los objetivos sugeridos, se habla de potenciar el Mercado Alternativo Bursátil o de promover el capital riesgo, si bien el documento no detalla las medidas que permitirían lograr estos objetivos.
ENERGÍA
- "Congelaremos la parte de la factura eléctrica que depende del Gobierno. Continuaremos garantizando que no se volverán a generar déficits en el sector energético, que termina pagando siempre el consumidor y, adicionalmente, los superávits que se generen en el sistema gracias a la reforma energética se destinarán a reducir la factura del consumidor".
- "Seguiremos mejorando la eficiencia y el grado de competencia en los mercados de electricidad y gas, eliminando rigideces y restricciones y avanzando hacia una mayor integración de España en el mercado energético europeo".
- "Profundizaremos las medidas de vigilancia y fomento de la competencia y de los precios en el mercado de carburantes y continuaremos favoreciendo la implantación de gasolineras independientes".
- "Mantendremos las centrales nucleares como parte integrante del mix energético al contribuir a reducir el coste de la electricidad y culminaremos la construcción del almacén temporal centralizado (ATC) para disminuir los costes asociados a la gestión de los residuos nucleares".