"Las soluciones a nuestro paro endémico no las aportarán las mismas políticas de gasto inútil y el mismo intervencionismo que en el pasado ha destruido millones de puestos de trabajo".
Así de tajante se muestra el economista e inversor Daniel Lacalle (Madrid, 1967) a la hora de presentar su nuevo libro Acabemos con el paro, publicado por la Editorial Deusto.
Las más de 300 páginas del ensayo apuestan por "acabar con la mayor lacra socioeconómica de nuestro país" a base de "fomentar el autoempleo, incentivar a las Pymes, bajar las cuotas que pagan los autónomos, reducir los impuestos que pagan las empresas, cercenar drásticamente las trabas burocráticas, reducir el IRPF, cortar el gasto político y superfluo y acabar con las subvenciones".
P: Cada vez que España entra en crisis, el paro se va al 25%. Eso muy normal no puede ser...
Hemos tenido un problema histórico con el paro, los agentes sociales han ignorado la realidad empresarial y han apostado por medidas que solamente pueden asumir las grandes empresas o las Administraciones. Eso ha causado mucho daño a las Pymes, que son el motor del empleo en nuestro país.
P: ¿Servirá la reforma laboral para que esos escenarios no se vuelvan a repetir?
La reforma ha sido positiva porque apuesta por tener en cuenta la realidad de las empresas españolas. Lo que busca es facilitar la adaptación a la realidad de las relaciones laborales. Esa descentralización ha sido la clave del éxito que hemos observado en los últimos años.
P: Su libro pide mayor flexibilidad. ¿No basta con abaratar el despido para animar la contratación? No es solamente eso, de hecho más que de regular esos costes se trata de ofrecer un marco más realista y menos rígido para que las empresas puedan contratar sin tener que lidiar con tanta burocracia y tantos condicionantes.
P: ¿Qué reto debemos abordar con mayor convicción a la hora de profundizar la reforma laboral? Nuestras cotizaciones sociales están entre las más altas de la OCDE y la Unión Europea. En la práctica, son un impuesto al trabajo que encarece la contratación y que reduce notablemente el neto que le queda al trabajador a fin de mes. Eso hay que reducirlo cuanto antes, por el bien de todos.
P: ¿Crear empleo es la mejor política social? Así es. Pensemos, por ejemplo, en todo lo que se ha escrito sobre la desigualdad. En realidad, su aumento es consecuencia de la destrucción masiva de empleo. Por tanto, la solución no es el asistencialismo sino la generación de más empresas que creen más trabajo y ayuden a recuperar el bienestar perdido.
P: ¿Qué críticas le haría al gobierno en el ámbito laboral? Ha faltado valentía para entrar a fondo en el problema de las cotizaciones sociales. Tampoco se ha atacado con fuerza el fraude en el subsidio de paro. Otra asignatura pendiente es la de eliminar los incentivos que hacen que miles de personas prefieran quedarse en casa cobrando dinero del Estado en vez de aceptar una oferta de trabajo. A menudo se dice de Alemania y los países nórdicos que son regímenes más "sociales"... pero ninguno de estos países permitiría ese tipo de abusos, pues todas sus reformas laborales se han enfocado en fomentar el trabajo y acabar con políticas que lo único que hacen es aumentar la dependencia.
P: Usted ha vivido muchos años en Reino Unido y allí el paro es del 5%. ¡Vaya contraste con España! El desempleo se reduce de manera profunda cuando se le pone una alfombra roja a las empresas y se facilita la contratación a base de bajar impuestos y eliminar trabas. La verdad es que Reino Unido se ha convertido en la locomotora del empleo en Europa, a pesar de que cada año llegan 150.000 inmigrantes.
P: ¿Qué hay de los jóvenes españoles? ¿Son "la generación mejor preparada" que hemos tenido, como se suele afirmar?
El concepto de "la generación mejor preparada" es un tanto paternalista... Si esa generación tan bien preparada no tiene tanto éxito cuando sale a buscar trabajo, quizá deberíamos dudar de su verdadero nivel de preparación.
P: ¿Y qué hay de la salida al extranjero que han tenido que afrontar muchos españoles?
Ese exilio es algo normal en un mercado abierto y globalizado. Tenemos que entender que no podemos esperar que España cree cientos de miles de puestos en sectores que ya están saturados. No por estudiar derecho tenemos derecho a que crezca la demanda de abogados... Los trabajadores en general y los jóvenes en particular tienen la obligación de explorar nuevas oportunidades, ser emprendedores, aprender en España y fuera de ella... No podemos acomodar sus expectativas a golpe de gasto público.
P: ¿Qué opinión le merecen las propuestas económicas de PP, PSOE, Cs y Podemos de cara al 20-D?
Aunque aún no conocemos al detalle su programa, sabemos que el PP apuesta por el continuismo económico. Al menos eso va en la dirección correcta, ya que se comprometen a devolver el esfuerzo fiscal que exigieron al comienzo de la legislatura. Ciudadanos parece un gazpacho caliente, una mezcla poco apetitosa en la que caben algunos tics liberales pero hay mucho dirigismo socialdemócrata. Me preocupa especialmente su complemento salarial garantizado, aprobar algo así en una economía como la española es una invitación al fraude que transfiere al contribuyente los problemas de competitividad de los sectores de bajo valor añadido.
Sobre el PSOE, no olvidemos que Pedro Sánchez ha dicho que quiere recoger el testigo de Zapatero. Por tanto, su programa es volver a 2008... con todo lo que eso conlleva. Me temo que no han aprendido casi nada. Podemos lleva ya cinco programas económicos en poco más de dos años. El más reciente vuelve a ser un batiburrillo de las propuestas del pasado, más radicalizado por la pérdida de voto que acreditan las encuestas. El resultado de aplicar esas medidas sería la quiebra de España, simple y llanamente.
P: ¿Veremos en política a Daniel Lacalle?
Si alguien me llama, lo veré. Como cualquier ciudadano, estoy para sumar. Me gusta lo que estoy haciendo ahora mismo, dedicado a la inversión.
P: Tras Acabemos con el paro, ¿ya piensa en escribir otro libro?
Mi idea es volver a escribir en 2016 y dedicarme a analizar las consecuencias de las medidas no convencionales que han aprobado los bancos centrales en los últimos años.