En las últimas semanas hemos escuchado a numerosos políticos, periodistas y analistas que ligan el terrorismo del Estado Islámico con la falta de oportunidades económicas. Sin embargo, como señala Víctor Lapuente, este vínculo no está nada claro:
"¿Qué nos impulsa al lado oscuro? ¿Por qué tantos jóvenes de discreta vida se transforman en terroristas? (...) A las élites culturales occidentales nos consuela pensar que el motor del terror son la pobreza y la falta de educación. Estos días nos hemos hartado de oír brindis al sol, y a la media luna, sobre cómo combatir las causas "socioeconómicas de fondo" del terrorismo. Sin embargo, los estudios que han investigado la relación entre pobreza y (poca) educación con terrorismo no ofrecen resultados concluyentes. Los terroristas no suelen ser más pobres ni tener menos estudios que los ciudadanos de su entorno. A veces, es al contrario: son menos pobres y están más educados".
El caso más evidente es el de Osama bin Laden, nacido en una millonaria familia saudí que cada año se anota ingresos por encima de los 2.000 millones de euros. No hablamos de un ejemplo puntual: como explica Lapuente, no son pocos los estudios académicos que nos recuerdan que el argumento del "terrorismo generalizado por la pobreza" tiene más de mito que de realidad. Aquí van algunos ejemplos:
- Alberto Abadie señala que la pobreza no va de la mano con el terrorismo. Sus estudios sí identifican un vínculo entre el grado de libertad política y la participación en esta forma de violencia.
- Alan Krueger y Jitka Maleckova han analizado la violencia que sufre Israel, concluyendo que el grueso de los militantes terroristas no viene de entornos empobrecidos.
- Claude Berrebi también analiza el terrorismo antisemita y encuentra que el grueso de los militantes de Hamás viene de entornos económicamente privilegiados.
- Charles Russell y Bowman Miller analizaron más de 350 casos de terrorismo, llegando también a la conclusión de que no hay un vínculo entre el nivel de riqueza y la violencia con motivaciones políticas y religiosas.
- Maxwell Taylor realizó un estudio similar al de Russell y Miller en su clásico "El Terrorista". Zanjó su investigación afirmando que "ni el nivel socioeconómico ni la educación recibida guardan correlación con la participación en actividades terroristas".
- El polémico informe "Sociología y Psicología del Terrorismo", conocido por anticipar en 1999 la posibilidad de un ataque como el que sufrió EEUU el 11 de septiembre de 2001, señala que "en general, los terroristas no vienen de entornos desfavorecidos y tienen más educación que el ciudadano medio".
ISIS recluta en países ricos
A la hora de abordar esta cuestión, no está de más recordar que, de acuerdo con los datos que se han difundido en los últimos años, el grueso de los combatientes extranjeros que se han unido al Estado Islámico viene de algunos de los países más ricos del mundo. Es el caso de Francia, Reino Unido, Alemania, Australia, Bélgica, Holanda, EEUU, Dinamarca, Noruega, Irlanda o Suecia. Rusia está a la cabeza del listado, y si bien no hablamos de una nación con los niveles de prosperidad de la OCDE, tampoco estamos ante un país del Tercer Mundo.
Por otro lado, conviene señalar que algunos de los terroristas más buscados del Estado Islámico no solamente vivían en Occidente sino que cobraban jugosos subsidios del Estado. No hablamos, por tanto, de personas llegadas de la pobreza abyecta, sino de gente criada en países prósperos que además recibía ayudas públicas.
Finalmente, no está de más señalar que la pobreza global ha caído del 36% al 12% en los últimos años:
A pesar de ello, la violencia terrorista ha experimentado un repunte, lo que también desmiente el supuesto vínculo entre las dos variables analizadas: