En los últimos 50 años, las ciudades europeas han cambiado en muchas cosas. Imaginemos a un español que viviera en 1960 y fuera transportado por una máquina del tiempo a 2015. Habría que explicarle unas cuantas cosas: qué hacen todas esas personas que miran a una pequeña pantalla que sostienen en sus manos, cómo pueden saber las marquesinas de la EMT cuánto tiempo queda para que aparezca el próximo autobús o dónde están las cabinas desde las que llamaba a casa cuando tenía que avisar de que llegaría tarde.
Sin embargo, sobre los coches no habría que explicarle demasiado. Podría conducir cualquiera de ellos y sólo las pantallas que aparecen en el centro del salpicadero le generarían algo de confusión. Tampoco el tráfico, las normas de circulación o las carreteras le serían extrañas. Hay más paneles informativos, calles que antes estaban abiertas ahora son peatonales, más atascos, algunos coches que hacen muy poco ruido y se anuncian como eléctricos… Y poco más. El mundo del automóvil no ha vivido todavía la revolución que se anuncia desde hace años. Desde luego, nada parecido a lo que supuso el paso del coche de caballos al de combustión interna.
Todo esto podría estar cambiando. Poco a poco, los expertos apuntan a nuevas tendencias en el uso del automóvil y a nuevas tecnologías: desde los coches inteligentes sin conductor de Google hasta las modalidades de car-sharing que muchas ciudades han puesto en marcha. Hay quien cree que si viajáramos a 2065 no seríamos capaces de reconocer los lugares donde vivimos. Otros son menos fantasiosos y apuntan a cambios más graduales y a una modernización, no una revolución. Es imposible prever el futuro, pero aquí van diez datos que pueden ayudar a hacer la apuesta:
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3,6%: es el porcentaje de vehículos eléctricos, híbridos y de gas natural vendidos en Europa en 2013. La cifra es creciente año a año, pero vemos que sigue siendo reducida. En España estamos alrededor del 1,5%.
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21,1%: es la cuota de mercado de los vehículos eléctricos e híbridos en Japón, el país en el que más se venden este tipo de turismos. Tras los nipones, aparecen Noruega (12,8%), Holanda (11,3%) y EEUU (4,5%, aunque California alcanza el 10,8%).
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96%: es el tiempo medio que un coche permanece aparcado a lo largo del día en el área metropolitana de Londres. Un turismo propiedad de un particular está el 80% de su tiempo en el garaje de casa, un 16% extra en otros aparcamientos y sólo un 3-4% en marcha. Los partidarios de los modelos de negocio de car-sharing ofrecen este dato como la mejor prueba de por qué creen que cada vez más usuarios renunciarán a la propiedad de su vehículo.
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239: era el número de coches en propiedad por cada 1.000 alemanes de entre 18 y 29 años en 2010. En el año 2000, la cifra era de 424 vehículos, lo que supone una caída del 44% en una década. Los expertos creen que no todo se puede achacar a que los jóvenes ya no quieran un coche en propiedad. Ha habido cambios en los patrones de emancipación, elevados costes en los seguros, la crisis,... Por ejemplo, si contásemos a aquellos que viven en casa de sus padres y usan habitualmente el coche de sus progenitores, las cifras se igualarían. De hecho, en una encuesta de McKinsey para su informe Mobility of the future, el 73% de los germanos entre 18 y 39 años aseguraba que se imaginaba a sí mismo con un coche en propiedad a 10 años vista (un porcentaje mayor que para las personas entre 40 y 69 años). En cualquier caso, cada vez son más los jóvenes que declaran que no necesitan o no quieren un coche en propiedad. En EEUU, el porcentaje de jóvenes de 18 años con carnet de conducir ha pasado del 80% al 65% en 25 años.
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95 minutos: es el tiempo medio que pasan cada día los alemanes desplazándose (ya sea de casa al trabajo, al súper,...). Esta hora y media larga se divide así: 50 minutos en coche, 20 minutos andando, 15 minutos en transporte local (bus y metro) y 10 minutos en tren. Esto tiene una derivada económica ahora que los coches están cada vez más conectados a nuestras vidas, nuestro correo electrónico o nuestras redes sociales. No es necesario que nos masacren a anuncios durante los 50 minutos que pasamos en nuestro coche, pero sólo con cinco minutos de anuncios dirigidos a un cliente que está muy segmentado, la industria podría mover hasta 25.000 millones de euros al año. Y todos los expertos apuntan a que el siguiente paso es la conexión del coche con el teléfono, el ordenador, etc.
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20 millones: es el número de coches producidos en China en 2012. En 2002 eran sólo tres millones. En EEUU, mientras tanto, la cifra ha caído un 16%, hasta los 10 millones de unidades al año.
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60: es el número de coches por cada 1.000 habitantes que había en China en 2012. En EEUU son 800 y 550 en Alemania. Vamos, que en el gigante asiático hay muchísimo margen de crecimiento. El diseño y las prestaciones de los nuevos turismos tendrá que se del agrado de los chinos. Hay un dato llamativo: entre el 75 y el 80% de los compradores de coches en China son primeros compradores. Mientras, en Occidente la tendencia marcha hacia un cambio en el perfil del cliente. Las personas que se acercan a los concesionarios tienen cada vez más edad.
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1,04: millones de alemanes que utilizaron servicios de car-sharing en 2014. En el mundo, la cifra ha pasado de 350.000 personas en 2009 a 5 millones en 2014. Es complicado pensar en un sector con un crecimiento más rápido en el último lustro. En Alemania, quizás el país de Europa en el que más evolucionado está este sector, las encuestas muestran que no existe un patrón definido para este usuario. De los clientes de car-sharing: un 48% no tenía coche antes y ahorra recorren unos 1.300 kilómetros al año por usuario; el 26% tenía vehículo en propiedad y lo ha vendido, con lo que han reducido en un 50% aproximadamente el número de kilómetros recorridos en coche; el 26% restante mantiene su coche y utiliza el car-sharing para recorridos que antes hacía en transporte público, con el resultado de que ahora recorre un 20% más de kilómetros que antes. Se estima que el coste medio para los norteamericanos de tener un coche en propiedad (sumando la compra, combustible, seguro,…) equivale a dos horas de trabajo al día. Si se compara con estas nuevas modalidades parece una inversión pésima... aunque a esto habría que restarle los costes en los que incurrirían si no tuvieran ese vehículos (taxis, autobuses, pérdida de tiempo, aficiones de las que dejaría de disfrutar por no pagar el taxi, etc.)
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83,4: horas perdidas en atascos por el conductor medio del área metropolitana de Londres a lo largo del año. Es la zona con peor tráfico del continente, según los estudios. En España, la peores ciudades en términos de tiempo pasado en embotellamientos son Bilbao, con 24 horas al año, y Madrid, con 23 horas. La velocidad media en los núcleos urbanos europeos en hora punta está entre los 10-15 kilómetros/hora. Un análisis del MIT Technology Review en Lyon, unas de las ciudades que más ha avanzado en el uso de las bicicletas, encontró que en un día laboral normal, en hora punta, era más rápido este medio de transporte que el coche. Y hay que tener en cuenta que según dicen los expertos, el 67% de todos los desplazamientos realizados tienen una distancia inferior a los 8 kilómetros (al menos esos son los datos en Reino Unido).
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10.000: dólares costará la tecnología que permitirá a los vehículos circular sin conductor en 2025. A partir de ese momento y ese coste se estima que empezarán a ser competitivos en el mercado frente a sus competidores convencionales. Ahora mismo, el coste del equipamiento de los vehículos experimentales de Google se estima que ronda los 70.000 dólares, lo que los hace prohibitivos para el cliente medio. En esta cuestión hay muchos factores a tener en cuenta, ¿cuándo permitirán las autoridades su uso masivo? ¿cómo evolucionarán los costes del seguro? ¿qué combustible llevarán estos coches? Por ejemplo, en el caso de una empresa de alquiler de estos coches (que teóricamente podrían ir a recoger al cliente a la puerta de su casa a voluntad), habría que añadir al coste del coche el de los técnicos, el personal de mantenimiento, etc.