No hubo preguntas; tampoco respuestas a las dudas que todavía sobrevuelan sobre una reforma fiscal cargada de inconcreciones y con la que el PSOE pretende recaudar 25.000 millones de euros en la próxima legislatura, sin tocar el IVA ni el IRPF. Un aumento de la recaudación que los socialistas atribuyen a un cambio de modelo consistente en "trasladar el peso de la recaudación de las rentas del trabajo a la riqueza y las rentas del capital" para "que pague más quien más tiene".
Esto es: recuperación del Impuesto de Patrimonio, suprimido por el gobierno socialista de Zapatero, que junto al de Sucesiones, implantará con un tipo mínimo en todo el territorio nacional, aunque no concretó de cuánto. Como tampoco puso cifra a las medidas destinadas al ala más izquierda de su partido: un impuesto a las Transacciones Financieras (la llamada tasa Tobin) " con base amplia y que incluya el mayor número posible de productos financieros" y un plan de lucha contra el fraude fiscal y fin a las amnistías y a los paraísos fiscales" que elevará, según las cuentas socialistas, la recaudación en 10.000 millones de euros adicionales respecto a 2015.
Una reforma que "no es de dos tardes" en palabras del gurú económico de Sánchez, Jordi Sevilla, y que saldrá "en defensa de la clase media trabajadora, libre de los copagos de la nueva derecha y de las amnistías fiscales de la vieja derecha", dijo el líder del PSOE que lanzó su primer compromiso electoral: "Que nadie se lleve a engaño, lo quiero decir con absoluta claridad: nosotros no vamos a subir los impuestos a la clase media trabajadora".
Sin embargo, la dirección del PSOE se niega a responder a la pregunta de si mantendrán la bajada del IRPF aprobada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy si Sánchez llega a La Moncloa, pero del compromiso de "no subir ni un euro a la clase media" se deduce que así será. La incógnita sobre el IVA también dominó los corrillos de la presentación del documento económico. Fuentes de la dirección sostienen que no se tocará lo que no está en el borrador" de la reforma, salvo una cosa: el IVA cultural. La pretensión socialista era bajarlo al IVA súperreducido del 4%, pero "de momento" el compromiso será mantenerlo en el reducido, gravado al 10%, a expensas de la negociación bilateral con Bruselas.
Titulares y propuestas
Luchar contra la pobreza, economía 4.0, transición energética, reducir desigualdades, nueva política fiscal… Lo cierto es que la propuesta fiscal que Pedro Sánchez y Jordi Sevilla han presentado este jueves en Madrid está llena de titulares, pero vacía de propuestas. Los líderes socialistas parece que se quieren presentar sin ataduras, ante el electorado… y ante sus posibles compañeros de coalición según cuales sean los resultados de las urnas.
Alguien podría pensar que con este texto encima de la mesa, el PSOE podría pactar perfectamente con Ciudadanos. De hecho, algunas propuestas parecen copiadas de las que el partido naranja ha ido presentando en los últimos meses. Pero cuidado, del mismo modo, con el mismo documento, podrían pactar con Podemos o ¡con el PP en una gran coalición! No hay nada en las medidas de Sevilla y Sánchez que sus partidos políticos rivales (¿futuros socios?) no pudieran firmar.
Las propuestas son flexibles, están abiertas y no tienen ninguna concreción. Quedan dos meses para las elecciones y Sánchez ha prometido novedades a lo largo de la campaña. Lo presentado este jueves no se puede denominar como nuevo. Simplemente porque podría ser blanco, negro o cualquier matiz de gris que uno quiera.
Patrimonio y Sociedades
"Agenda para una recuperación justa". Así se llama el documento que ha redactado el equipo económico de Sánchez. Lo presentaba Sevilla, aunque también Manuel de la Rocha estaba en el acto. Sin embargo, la redacción apunta claramente al primero. La mano del exministro de José Luis Rodríguez Zapatero se intuye en un programa más bien centrista y sin ninguna medida estridente.
En el tema fiscal, el más relevante, no hay grandes novedades. Si acaso la recuperación del Impuesto de Patrimonio y del de Sucesiones y Donaciones a escala nacional. El PSOE propone "un mínimo común en todo el territorio nacional tanto en el Impuesto de Sucesiones como en el de Patrimonio, para evitar en la práctica su vaciamiento". Pero no dice a qué mínimo se refiere. Ni siquiera da una cifra. Por lo tanto, tampoco de aquí se puede sacar nada en claro. La sustancia de la medida vendrá determinada por el límite que se imponga a las CCAA.
La segunda gran promesa es el establecimiento de "una tributación mínima del 15% en el Impuesto de Sociedades sobre el resultado contable de las grandes empresas". Aparentemente, esto implicaría un incremento de los impuestos para las multinacionales españolas. En los últimos años, hemos escuchado en numerosas ocasiones que las grandes compañías españolas apenas pagan un 3-5-7% (según el ejercicio) de impuestos sobre los beneficios. El problema es que esto no es cierto, no al menos si se cuentan los beneficios de estas empresas como los de cualquier otra.
Hay dos figuras que distorsionan completamente ese cálculo. La primera es la consolidación de resultados entre empresas del mismo grupo. Por ejemplo, la matriz gana 5.000 millones y la filial pierde 3.000. La lógica dice que debe pagar impuestos por 2.000. Pero claro, si se comparan esos impuestos con los 5.000 millones, parecerá que ha pagado poquísimo. Además, hay que recordar que las multinacionales ya han pagado impuestos en el extranjero por los beneficios allí generados. Por lo tanto, no deben pagar de nuevo en España (todos los países tienen este tipo de normativa para evitar la doble imposición). Siguiendo con nuestro ejemplo, si de esos 5.000 millones, 1.000 se hubieran generado (y pagado impuestos) fuera de nuestras fronteras, el resultado final positivo para el IS sería igual a 1.000 millones de euros. Supongamos que tras deducciones y bonificaciones esa empresa tiene que pagar el 25% de esa cifra: 250 millones. Si se compara con los 5.000 millones con los que comenzó la cuenta, parece el 5%, pero no es real.
Pues bien, la propuesta socialista también es lo suficientemente inconcreta en este punto para que el 15% al que apela pueda significar cualquier cosa: ¿es un 15% antes o después de consolidar resultados en el grupo? ¿habrá doble tributación a los beneficios en el extranjero? El texto dice "revisaremos las múltiples exenciones y bonificaciones del Impuesto", por lo que parece que no afectaría a lo explicado en el párrafo anterior. Si es así, la medida también se queda en casi nada. Como explica en este fantástico artículo Juan Ramón Rallo, en realidad el tipo medio real de las grandes empresas españolas está más cerca del 20% que de ese 3-5% del que tantas veces se habla (y por encima del 15% de Sevilla y Sánchez).
Sin cambios en IRPF o IVA
En los demás apartados del documento no hay muchas novedades. Del IRPF apenas se dice que se reformará "manera integral la tributación de la riqueza para acabar con la actual descoordinación entre el IRPF, IS, Impuesto de Patrimonio e Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que impide gravar adecuadamente la riqueza, dando lugar a una doble no tributación que permite que determinadas grandes fortunas y patrimonios no contribuyan" al erario público. Se intuye una propuesta de un impuesto integral sobre la riqueza parecido al que existe en Holanda, pero tampoco se aclara del todo.
Este tipo de impuestos lo que hacen es cobrar simulando que los bienes en propiedad generan una renta implícita. Por ejemplo, a alguien que tiene una casa valorada en 500.000 euros, se le imputa una renta del 5% (25.000 euros) y se suma esa cantidad en el IRPF, como si fuera un ingreso más. Cuidado, este tipo de tributos es peligrosísimo, porque esa renta no se ha generado en realidad. Y más en España, en el que la mayor parte de las familias viven en una casa de su propiedad. Imaginemos un impuesto de este tipo para un jubilado que tiene un par de viviendas y sus ingresos se reducen a su pensión. Le saldría una renta ficticia muy alta a alguien que en realidad apenas gana para mantenerse.
En conjunto, queda la impresión de que el PSOE mantendrá el IRPF tal y como lo deja el PP, aunque no se reconocerá oficialmente, quizás por no darle munición al principal rival electoral. Sánchez no quiere aparecer dando por buena la reforma fiscal que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy.
Del IVA no hay noticia. Ni para bien ni para mal. Un partido que ha criticado tanto al Gobierno por subir el principal impuesto al consumo no tiene nada que decir sobre si lo subiría, lo bajaría o lo dejaría igual. Si acaso, se tocará ese IVA cultural tan sensible en la izquierda.
Y la principal novedad llega en los impuestos ambientales o en ese tasa sobre los productos financieros. Ahí sí, el PSOE se suelta más la melena y promete una traca de tasas y tributos por contaminación de todo tipo. Eso sí, como no habla de tipos ni explica cómo serían las reformas que propone para los tributos ya existentes, ni siquiera aquí es posible saber hasta dónde llega el afán recaudador de Sánchez y Sevilla: "Poner en marcha una fiscalidad ambiental adecuada que nos acerque a los estándares europeos. Dicha fiscalidad contemplaría los siguientes nuevos tributos: (i) Impuesto sobre las emisiones de CO2; se aplicará sobre la tonelada de CO2 que se emiten, discriminando entre las empresas sujetas al sistema de comercialización de derechos de emisiones (ETS) y las que no; (ii) Impuesto sobre los óxidos nitrosos (NOX); (iii) Impuesto sobre las emisiones de los vehículos de motor: basado en las emisiones potenciales de cada tipo de vehículo, resultará de la fusión de los actuales impuestos de matriculación y circulación; (iv) Impuesto mixto sobre residuos industriales y peligrosos o tóxicos; (v) Impuesto sobre residuos de envases, embalajes y bolsas; Además, se reformarán los siguientes tributos ya existentes para hacer de ellos verdaderos impuestos medioambientales: (i) Impuesto Especial sobre Hidrocarburos; (ii) Impuesto Especial sobre la Electricidad y; (iii) Canon de vertidos".