Volkswagen, que ha reconocido que trucó sus vehículos para eludir las normas medioambientales de Estados Unidos, se ha convertido en el último fabricante de automóviles que está siendo investigado por Washington, que tiene al sector bajo lupa.
Volkswagen Canadá dijo el lunes que ha emitido una directiva a sus concesionarios en el país norteamericano para que deje de vender "todos los vehículos afectados a la espera de la resolución de esta materia". En Estados Unidos, Volkswagen no informó públicamente de la suspensión de las ventas de automóviles equipados con motores diésel de cuatro cilindros, pero medios locales dijeron que la compañía ha comunicado a sus concesionarios que dejen de vender los modelos 2015 y 2016 que tienen en sus existencias.
La suspensión se produce después de que el viernes la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos revelase que Volkswagen utilizó software para falsear las emisiones de los modelos Jetta (2009-2015), Beetle (2009-2015), Audi A3 (2009-2015), Golf (2009-2015) y Passat (2014-2015).
El domingo, el presidente del Grupo Volkswagen, Martin Winterkorn, reconoció en un comunicado las acciones de la compañía y pidió disculpas al lamentar profundamente haber "roto la confianza" de sus clientes y del público. EPA anunció el viernes que el fraude lo descubrieron investigadores de la Universidad de Virginia Occidental que informaron el año pasado de que los vehículos diésel del fabricante alemán emiten hasta 40 veces más óxido de nitrógeno, que causa contaminación, que lo permitido por las normativas.
Las autoridades estadounidenses han dicho que investigan "la dimensión e implicaciones" de las acciones de Volkswagen y que tomarán "las acciones apropiadas" contra el fabricante alemán. El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo el lunes en su rueda de prensa diaria que el Gobierno está "bastante preocupado" por las informaciones sobre el presunto fraude cometido.
Entre las medidas que el Gobierno estadounidense emprenderá contra Volkswagen, se incluye multar a la compañía por el fraude que afecta a unos 482.000 vehículos en el país. En teoría, el Grupo Volkswagen podría ser multado con 37.500 dólares por vehículo fraudulento, lo que supondría una factura de 18.000 millones de dólares.
Pero a la vista de las multas recibidas en los últimos meses por otros fabricantes de automóviles que engañaron a las autoridades estadounidenses y defraudaron a los consumidores, Volkswagen verá reducida la cuantía de forma significativa, especialmente si, como la compañía ha anunciado, colaborará con Washington en la investigación.
La denuncia de EPA contra el Grupo Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles del mundo, es el último ejemplo del creciente escrutinio que Washington sobre las compañías automovilísticas y que ha causado llamadas a revisión récord en los últimos dos años.
El año pasado, Toyota, el segundo mayor fabricante mundial de automóviles, pagó la multa récord de 1.200 millones de dólares después de que el Departamento de Justicia determinase que durante años, la compañía sabía que algunos de sus modelos sufrían aceleraciones involuntarias pero ocultó el defecto. El problema, en unos casos causados por una alfombrilla defectuosa y en otros por los sistemas de control electrónico, causó centenares de accidentes en Estados Unidos con al menos 89 fallecidos y 52 heridos.
La semana pasada, General Motors (GM), el mayor fabricante de automóviles de Estados Unidos, aceptó pagar una multa de 900 millones de dólares por ocultar durante años el defecto del sistema de ignición que afecta a millones de vehículos suyos.
El defecto, correspondiente a modelos producidos por las marcas de GM antes de la creación de la nueva General Motors en 2009, permite la desactivación involuntaria y repentina del motor del vehículo, lo que desconecta sus airbag, dejando a sus ocupantes sin protección en caso de impacto.
El problema ha causado, al parecer, al menos 124 muertos y 275 heridos, según el fondo de compensación independiente creado por General Motors en 2014. Al anunciar la semana pasada la multa a GM, parte de un acuerdo que, como en el caso de Toyota, aplaza la imputación criminal de la compañía durante tres años, periodo durante el que el fabricante estará bajo vigilancia, las autoridades advirtieron a otras compañías.
"El anuncio de hoy es un mensaje para los fabricantes: los engaños y los retrasos son inaceptables, y el precio por ese comportamiento es elevado", explicó el secretario de Transporte de Estados Unidos, Anthony Foxx.