Mientras Tel Aviv se ve abrasado por una ola de calor con altas temperaturas, altísima humedad y el aire lleno de arena llegada desde los desiertos de Siria, se está celebrando el Festival de la Innovación DLD, un encuentro profesional –pero también con una faceta festiva- con el que la ciudad y el país entero quieren no sólo promover una sector empresarial claramente al alza sino mostrar al mundo la pujanza que las nuevas tecnologías tienen en Israel.
Emprendedores, expertos del máximo nivel, empresarios y directivos de grandes compañías, responsables políticos y, por supuesto, periodistas, han llegado a la ciudad desde prácticamente todo el mundo y coinciden en conferencias, mantienen reuniones, intercambian ideas y hacen negocios durante los cuatro días, de martes a viernes, por los que se prolonga el evento.
Todo con el telón de fondo de Tel Aviv y su extraordinario conjunto de start-ups, una ciudad en la que todo el mundo parece enamorado de la industria tecnológica, desde su alcalde hasta los ciudadanos que paseaban este miércoles por el bulevar Rothschild en el que una notable cantidad de empresas presentaba sus productos y sus ideas en plena calle, mientras de docenas de las restantes abrían sus puertas como sí de atracciones turísticas o museos históricos se tratase.
Políticos por las nuevas tecnologías
Como un ciudadano de a pie más, el alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, está entusiasmado por las nuevas tecnologías y ha pasado varias veces por el espacio –la antigua estación de tren de Jaffa, la primera que se construyó en lo que después sería Israel- en el que se celebra el festival.
En un encuentro con un pequeño grupo de periodistas explicó su visión sobre cómo la ciudad está haciendo "un esfuerzo real por ver cómo la tecnología puede mejorar la vida de la gente" y crear un pujante sector económico, cabría añadir.
Desde el punto de vista político ese esfuerzo se materializa en varios aspectos que también aclara Huldai: "Las empresas de tecnología tienen una reducción del 50% en los impuestos municipales –señala- además hay espacios públicos gratuitos para que puedan tener una sede en la que trabajar e incluso hemos creado un curso especial en el Tel Aviv Academic College para enseñar emprendimiento".
Otra figura representativa que quiso tener su espacio en el DLD fue el expresidente Shimon Peres, tratado prácticamente con veneración por sus conciudadanos llegó al espacio de conferencias entre un público puesto en pie y literalmente extasiado ante el anciano líder.
Peres, ya con serias dificultades para moverse pero con una mente que demuestra estar en bastante buena forma –sus largas disertaciones sin tener ningún papel delante lo dejaron claro- reflexionó sobre la importancia de la ciencia y la tecnología en el siglo XXI y sobre su capacidad para acercar la paz: "Antes de la revolución tecnológica la única posibilidad de que un país se hiciera más rico era teniendo más tierra, y la única forma de tener más tierra era conquistarla por la fuerza; ahora puedes hacerte más rico gracias a la educación y el conocimiento científico, y eso es algo que no es posible obtener a través de la guerra", explicó.
El anciano político, último representante vivo de los líderes históricos de Israel, habló también de la importancia de llevar Internet al mundo árabe –"donde sólo la usa el 4,5% de la población"- y de que eso pueda servir para que "los jóvenes judíos y los jóvenes árabes dialoguen a través de la red" y puedan así empezar a construir la paz.
También extranjeros
Uno de los propósitos declarados de la DLD es llamar la atención sobre Tel Aviv como polo de atracción de talento foráneo, algo que por ahora no está ocurriendo al nivel que gustaría a las autoridades y los profesionales hebreos, pero que puede empezar a cambiar. Muestra de ello ha sido la presencia del ministro francés de Economía, Industria y Nuevas Tecnologías, Emmanuel Macron.
El influyente colega de Manuel Valls participó en una conferencia y dialogó después con unos cuantos periodistas en la cafetería del evento. Macron presentó La French Tech, una iniciativa desarrollada por su departamento "para ayudar a los emprendedores franceses en Israel y conectarlos con grandes compañías francesas que buscan ese talento". La telefónica Orange, por ejemplo, era una de las firmas presentes en el encuentro.
El ministro destacó "la vocación global de los emprendedores israelíes" que contrasta con lo que ocurre en su país: "Nosotros tenemos un gran mercado interior, pero en ocasiones olvidamos esa posibilidad de ir a por todo".
Algo, como la pasión por el emprendimiento que puede verse y vivirse en Israel, para lo que seguramente es necesario "una revolución cultural" que también vaya acompañada de cambios a nivel político: "Tenemos que saber adaptar con rapidez la regulación a este nuevo tiempo económico", aseguró Macron, que destacó en este sentido las bajadas de impuestos que está acometiendo su gobierno para colocarlos "en el mismo nivel que los del Reino Unido, para que se hagan una idea".
Feria… y fiesta
La DLD es un buen escaparate del ecosistema de las empresas tecnológicas de Tel Aviv, que realmente puede presumir de vivir un momento excepcional –aún más que el conjunto de Israel- en cuanto a creatividad tecnológica y empresarial, pero también es una buena muestra de la peculiar personalidad israelí, que quizá aún se agudiza más en la ciudad y que tiene rasgos como la juventud –reivindicada por Peres desde sus 92 años-, un atrevimiento que también podría ser tomado por insolencia, un estilo directo…
Mucho de eso se podía encontrar dentro del DLD, tanto en el tono general de los actos como en las conversaciones con los emprendedores que aprovechaban cualquier oportunidad para contarte su idea con un entusiasmo que habría podido parecer infantil de no ir acompañado de un convencimiento casi irracional de que esa solución para los servidores, ese algoritmo musical o ese aparatito que todavía no se está fabricando van a cambiar el mundo.
Ese carácter del DLS se veía sobre todo en uno de sus eventos estrella: el "encuentra a los líderes" en el que se invitaba a los emprendedores a abalanzarse sobre responsables de grandes compañías para venderles su idea. Directivos de Google, Facebook, Amazon, Orange, Samsung, HTC… escuchaban uno tras otro a jóvenes y no tan jóvenes que explicaban sus proyectos con total libertad y completo acceso, al menos durante unos minutos.
Probablemente mucho de lo que allí se escuchaba era disparatado o irrealizable, pero quién sabe si de esas conversaciones no nacerá la gran empresa del futuro. En Tel Aviv todo es posible, incluso que esa ciudad de un país pequeño y lejano se convierta en un fenómeno mundial de innovación. Pocos apostarían por esas personas que buscaban el apoyo de un grande para sus ideas, pero al fin y al cabo, tampoco muchos habrían apostado por Tel Aviv hace sólo unas décadas.