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Enrique Navarro

Demos la bienvenida a la nueva crisis

Si España y otros países del sur de Europa no adoptan medidas urgentes de ahorro y cambio de modelo, pueden caer en el remolino de los emergentes.

Si España y otros países del sur de Europa no adoptan medidas urgentes de ahorro y cambio de modelo, pueden caer en el remolino de los emergentes.
Operador de la bolsa china | EFE

No sólo las crisis son momentos de grandes oportunidades, sino que también sirven de correctivo; son como las enfermedades que acaban haciendo al cuerpo más fuerte y con más defensas, lo que no excluye que a veces los antibióticos son necesarios, pero administrados en sus dosis correctas. Esta crisis es una enfermedad global, pero que nos va a traer mejoras sustanciales en el futuro económico a medio plazo y largo, y este efecto temporal es precisamente el correctivo que necesita la economía global para tratar algunas enfermedades que viene arrastrando y poner las cosas en su sitio.

Pero tratemos de abordar este golpe financiero y económico con un cuestionario que ayude a describir lo qué está pasando y lo qué es previsible qué ocurra.

¿Crisis financiera o algo más profundo?

Todas las crisis afloran por el lugar más débil y éste siempre es el mercado financiero, el del crédito y el de las acciones, que es el más sujeto a las volatilidades de los mercados. Pero éstos son como la fiebre, el síntoma de la crisis, pero no la causa ni en si es la enfermedad. Las bolsas asiáticas están muy lejos de su realidad económica. Apenas un seis por ciento de los chinos tiene acciones, frente al 50% de los americanos. Las bolsas asiáticas, excluida la japonesa, tienen unos volúmenes de negocio y capitalización que están muy lejos de los mercados europeos y norteamericanos.

Pero es claro que estamos ante una crisis más profunda, es la crisis del modelo de las economías emergentes mono productivas y poco flexibles que se ha generado a partir del fenómeno chino, en Asia, África y América Latina. Su crecimiento ha sido tan espectacular desde el comienzo de esta década comparado con la situación de las economías occidentales, que su impacto es mucho más global que lo que fue el tequilazo o la crisis del Brasil, el efecto samba en los noventa.

Síntomas de la crisis

La recesión arranca en la crisis financiera de las economías occidentales y en su larga duración. La contracción de la demanda a consecuencia de la restricción del crédito; las altas tasas de paro y la caída de los salarios reales que desde 2008 imperan en las grandes economías europeas y norteamericana. China y las economías emergentes asiáticas mantuvieron sus altas tasas de crecimiento en medio de la recesión occidental sobre elementos cada vez más artificiales. Mientras que su producción real caía y los estímulos a la inversión se sustituían por estímulos al consumo, se producía una gran burbuja inmobiliaria animada por una falta de regulación y una condiciones de mercado muy poco transparentes. La crisis de la economía real china comenzó en 2008, pero sus síntomas se ocultaron con la burbuja y la expansión de las bolsas en las que muchos chinos se convirtieron en multimillonarios gracias al uso de información privilegiada y a la propia dinámica del mercado. Una vez más, el crédito se desvió de la economía real a la compra de viviendas y de acciones, y para satisfacer esa demanda de liquidez se acudió a los mercados occidentales, al dólar y al Euro, y ahora con sus monedas en caída libre este endeudamiento traerá grandes quiebras de muchas compañías chinas, coreanas y de los demás tigres asiáticos.

Si el incremento de los precios de las materias primas tenían como fundamento el crecimiento de la demanda en China y los países vecinos; desde 2009, se ha hecho evidente que la economía china compraba cada vez menos. Hoy en día existe una sobreoferta de materias primas que han llevado los precios a un descalabro desconocido.

Para los países productores que han basado su economía y su crecimiento en el alza de precios de las materias primas, el golpe es brutal. El petróleo ha pasado de 130 dólares a 40 dólares; la soja de 620 dólares la tonelada a 300. Países como Rusia, Malasia, Kazajstán, Venezuela, Argentina y otros, han visto reducciones del valor de sus exportaciones del 50% en los dos últimos años. De ese desequilibrio comercial se ha derivado la devaluación de las monedas. El Rublo ha pasado de 35 a 80 rublos por Euro; El Bolívar que todavía tenía hace un año un cambio oficial de 12 y en el mercado negro de 40, ahora cotiza a 300 con el dólar; el peso argentino, el colombiano, el ringgit malasio y el tenge Kazako, por decir varios casos tienen caídas en su valor en los últimos meses superiores al 20% y la tendencia es todavía a peor.

Todos los países dependientes de este monocultivo productor verán muy importantes contracciones de sus economías; Oriente Medio y los países productores africanos verán contracciones superiores al 5% para este año y el que viene; Rusia podría caer todavía más hasta el 10% y la economía argentina y venezolana entrarán en colapso para finales de año. Brasil y México con una mayor diversificación aguantarán mejor el tirón, pero la crisis política en Brasil abre un nuevo frente de incertidumbre.

¿Por dónde ha aflorado el virus de la crisis?

Como siempre por la bolsa, el único mercado que actúa en tiempo real. La caída de las bolsas asiáticas se asemeja al modelo del crack financiero del 29, y parece previsible que sus consecuencias para dichos países serán similares. El efecto sobre las bolsas europeas y americanas es producto de la globalización, pero no existen tantos vasos comunicantes entre China y las economías occidentales como para hablar de un efecto mariposa. Con el paso de los días y a medida que las bolsas asiáticas caen, las europeas y Nueva York verán importantes subidas ya que va a producirse un desplazamiento de muchos inversores que estaban haciendo grandes negocios en Asia a economías más estables. Debemos esperar un final de año con fuertes subidas en las bolsas europeas a medida que las bolsas asiáticas continuarán su caída. Es el crack de 1929 justo al revés en cuanto a su localización y efectos.

Causas y los efectos de la crisis de materias primas

Las causas son muy evidentes. La caída de la demanda, especialmente de China que ha sido el gran tirón en estos años. Lo que evidencia esta caída en el consumo de materias primas en Asia es que el gigante había entrado en recesión ya hace años. Es muy probable que el gigante chino esté realmente en una situación de contracción del PIB, lo que no significa que vaya a reconocerse ni que vaya a ser publicado, pero todos los modelos evidencian crecimientos muy inferiores a los publicados por las autoridades chinas; y estamos hablando de la segunda economía global. En términos corrientes el PIB chino caerá en los próximos años de una forma muy significativa.

También ha influido mucho el contexto político energético. El fracking y el incremento de la producción de petróleo en Estados Unidos el primer consumidor mundial, ha reducido su demanda exterior de manera muy significativa; quizás en un 30% respecto a hace cinco años; lo que supone un 10% de la producción mundial. La situación política en los países productores y las ansias políticas expansionistas de los gobernantes de algunos de estos países han llevado a incrementar la producción en lugar de recortarla para volver a precios mas altos. Hoy en día Angola, Nigeria, Rusia están en niveles récord de producción. La alternativa a la caída de precios está siendo producir más y este es un bucle muy peligroso para sus economías.

Los efectos mas perniciosos serán macroeconómicos y sociales. Para muchos de estos países los ingresos derivados de la producción de sus riquezas naturales ha servido para desarrollo económicos espectaculares como Rusia, con 35 millones de turistas saliendo al extranjero; Angola con Luanda como la ciudad más cara del mundo; Nigeria, los países del Golfo comprando empresas en todos los mercados etc. Ahora la crisis va a producir un incremento notable del desempleo y los desequilibrios sociales que pueden derivarse serán muy peligrosos para la estabilidad política. Solo en China, el número de desempleados puede crecer en varias decenas de millones en los próximos años.

Otra consecuencia será que la reducción de la pobreza en muchos de estos países que más necesitaban crecer se va a detener y se generarán mayores diferencias entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo. Esta es una de más graves consecuencias de esta crisis de implicaciones estratégicas, migratorias etc.

¿Cómo va a afectar a las economías emergentes?

Dos modelos van a tener que desaparecer si quieren que sus países tengan un futuro próspero después de esta recesión. Por una parte, los populismos, especialmente en América Latina, que no sólo no han hecho las reformas necesarias sino que realizaron una contra reforma que les ha puesto en una callejón sin salida. Se han aprovechado los altos precios de las materias primas para políticas de marcado carácter popular sin impacto en el crecimiento real de la economía. Argentina, Bolivia, Ecuador y sobre todo Venezuela sufrirán grandes convulsiones económicas y sociales impredecibles ya que las reformas requeridas serán mucho más dolorosas.

El modelo chino es el que seguramente no sobrevivirá a la crisis. Los desastres medioambientales, la desregulación laboral, el descontrol generalizado, la corrupción y el rígido sistema político comunista han creado una mezcla sin solución. China deberá transitar hacia el liberalismo en lo económico y sobre todo en lo político. Una economía como la china no puede sobrevivir con un régimen comunista como el que gobierna en el país y la apertura será un requerimiento esencial para emprender las reformas que pongan a la segunda economía global en el marco y ambiente de las grandes economías liberales mundiales.

Los países africanos deberán también cambiar de modelos autocráticos a sistemas más democráticos y requerirán de ayuda financiera para convertir su modelo económico hacia otros sectores. No obstante la mayoría de los países que no viven del petróleo en la región sufrirán bien poco la crisis.

Otros llevan tiempo quemando las naves para evitar las reformas y el desastre, y es posible que se queden sin gasolina que quemar antes de emprender las reformas. Arabia Saudí desde comienzos de año ha utilizado 62.000 millones de dólares de su reserva de divisas extranjeras y ha recurrido a la financiación bancaria por primera vez en su historia. Pero estas medidas por sí solas no están permitiendo cuadrar las cuentas, por lo que las autoridades se preparan para acudir a los mercados de deuda, por primera vez desde 2007.

Otras naciones del Golfo Pérsico encaran problemas similares, como Qatar, el mayor exportador mundial de gas natural licuado. Según estimaciones del FMI, la nación podría registrar un déficit fiscal en 2016, ya que el 90% de sus ingresos presupuestarios dependen de actividades vinculadas al sector energético.

Rusia también afronta un difícil escenario económico lastrado por la caída del crudo. Actualmente, el gas y el petróleo representa cerca de la mitad de los ingresos del Estado, por lo que el desplome de los precios amenaza con agravar el déficit del país, forzando a Moscú a buscar vías alternativas de financiación, en un momento en el que su deuda corre el riesgo de ser rebajada hasta "bono basura". El rublo es un claro reflejo de esta realidad y cae un 50% en los últimos 12 meses. Esta es la peor evolución de las 170 divisas cubiertas por Bloomberg.

En América, los principales productores de petróleo también se están viendo perjudicados por el desplome de los precios. El país más perjudicado de la región es Venezuela, ya que el crudo representa el 96% de sus ingresos por exportaciones, lo que supone una pérdida cercana a los 40.000 millones de dólares. Brasil también se ha visto perjudicado por la caída de los precios: el beneficio de Petrobras cerró el segundo trimestre con una caída del 90%.

Cómo va a afectar a las economías occidentales

La bajada de los precios de las materias primas, y en especial del petróleo, la fortaleza de sus divisas frente a los países emergentes y unos tipos de interés que continuarán bajos en los próximos años incentivarán tanto la inversión en el exterior, especialmente en los países emergentes y acelerará el consumo. Los déficits presupuestarios deberían desaparecer y en estas circunstancias se producirá una situación deflacionaria muy profunda de oferta, lo que va acelerar el crecimiento que ayudará a reducir el peso gigantesco de al deuda.

También habrá beneficiados indirectos como India, que seguramente después de esta crisis superará a China como poder económico, basado en un sistema político y económico más eficiente.

Las tomas de posiciones de las compañías occidentales en los baratos países emergentes permitirá un rápido crecimiento de las grandes empresas en estos mercados que se beneficiarán si hacen las reformas oportunas de este incremento inversor.

En Europa el principal damnificado es Noruega. El desempleo alcanzó en mayo el 4,3%, su nivel más alto de los últimos 11 años. Esta presión podría llevar al país nórdico a echar mano de su fondo soberano, valorado en 875.000 millones de euros, lo que representaría un paso histórico.

Ni siquiera Canadá está esquivando el impacto de la caída de los precios. De hecho, en mayo registró el segundo mayor déficit de fiscal de su historia, ejerciendo presión sobre el Banco de Canadá para rebajar los tipos de interés.

Por el contrario, Estados Unidos se perfila como el mayor beneficiario de esta situación. El uso extensivo de la polémica técnica del fracking ha permitido a Washington recortar drásticamente su dependencia energética. Hasta el punto, de que desde 2011 los productos petrolíferos han pasado de representar más del 60% del déficit comercial a reducirse por debajo de la barrera del 20%. Sin embargo la debilidad económica en Canadá y el mantenimiento de bajas tasas en Europa llevan a pensar que la Reserva Federal tardará un poco en subir los tipos de interés y optará por otras medidas de reducción de estímulos a corto plazo ya que la economía no está recalentada y el dólar se mantiene fuerte.

¿Va a afectar esta crisis a nuestra recuperación?

Muy al contrario, dada nuestra dependencia energética del exterior, la bajada de las materias primas pondrá en circulación una gran cantidad de recursos monetarios; la deflación permitirá controlar los precios mientras que los sueldos recuperan poder adquisitivo sin tener por ello que incrementarse de forma significativa.

Como nuestras exportaciones son principalmente a países desarrollados, su crecimiento también nos beneficiará. Además teniendo en cuenta nuestra escasa presencia empresarial en Asia, nos veremos menos afectados que otros países europeos como Reino Unido y Francia por la coyuntura económica de los gigantes asiáticos. También Japón se beneficiará de estas mismas condiciones lo que provocará un ciclo económico más pujante en la adormilada economía japonesa.

Consecuencias a medio y largo plazo

Dependerá mucho de las medidas y reformas que los países adopten.

Si los países más afectados liberalizan sus sistemas políticos y económicos, permiten la entrada de capital extranjero, diversifican sus economías, se aprovecharán de la debilidad de sus monedas para volver al crecimiento, que será más saludable y estable, pero a costa de políticas rigurosas y lejos de los desmanes de estos años.

Los países desarrollados no deben perder esta oportunidad para ordenar sus economías, acelerar el regreso a los superávits presupuestarios, al ahorro y a la reducción de la deuda. Intentar aprovechar este ciclo para más mejoras sociales sería lo peor que podríamos hacer, ya que cuando las economías se recuperen nosotros estaríamos en una situación mucho peor para poder competir.

Se va a producir un equilibrio nuevo estratégico. China y Rusia con sus economías en recesión durante años, seguramente deberán cambiar sus modelos para poder seguir siendo agentes activos en la esfera internacional. El peligro es que sus gobernantes opten por enrocarse y optar por la amenaza y la agresión militar como vía de escape ante la crisis. Este es sin duda el mayor riesgo que presenta este panorama.

China, Corea, y los demás países asiáticos podrían optar por la solución de la crisis del 29, es decir el rearme en medio del caos económico y la búsqueda del conflicto. Para evitarlo es esencial que Occidente no deje caer a estos países en una situación semejante y debe ser flexible en el apoyo económico mientras que incrementa la dureza en el aspecto de la seguridad.

Que debería hacer el gobierno español

  • Primero, ahorrar, y mucho, para acelerar la desaparición de déficit y la reducción de la deuda. Con la liquidez que va a inyectar en el mercado la caída del petróleo no va a necesitar medidas de incentivo fiscal en los próximos años.
  • Lo segundo, prepararse para la siguiente crisis, buscando mayor independencia energética y avanzando en un modelo económico más intensivo en capital y tecnología y sostenible.
  • Lo tercero avanzar en la integración política y económica de Europa.

Finalmente ¿ Cuanto va a durar esta crisis?

Va a depender de la rapidez en ejecutar las reformas; de lo que tarden los regímenes autocráticos y populistas en caer y del crecimiento económico de los países desarrollados.

El crecimiento de los países europeos en un entorno de deflación no será muy alto ni sostenido, por lo que no parece que por un incremento de la demanda venga la salida de la crisis para las economías emergentes. Los cambios pueden dilatarse en el tiempo mientras que los gobiernos buscan excusas y justificaciones para no cambiar y por supuesto culpables y las reformas dependerán de los cambios políticos. Tranquilamente podemos apostar por al menos cuatro años de crisis para China y los países del monocultivo que supondrá recesión, devaluaciones masivas y gran desempleo.

Las economías occidentales pronto se recuperarán y en unas semanas asistiremos a una aceleración. Pero hay que poner la alerta, si España y otros países del sur de Europa no adoptan medidas urgentes de ahorro y de cambio de modelo, pueden verse atraídas por el remolino de los emergentes.

Con la caída de precios, el turismo hacia los países emergentes será muy barato y de calidad, y la inversión europea en los países emergentes retraerá la formación de capital en los países más endeudados como España e Italia. Este es el mayor riesgo que tenemos. En este entorno, un cambio de modelo en España hacia el populismo o la socialdemocracia, será muy apetecible, pero las consecuencias podrían ser catastróficas.

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