El líder de Syriza, Alexis Tsipras, se ha convertido de la noche a la mañana en el candidato ideal de la troika para cumplir las condiciones del tercer rescate acordadas recientemente entre Grecia y sus acreedores internacionales.
La razón es sencilla: hoy por hoy, es el único político heleno con la popularidad suficiente como para acometer tal tarea sin que el país quede paralizado por las huelgas, las manifestaciones o la división política en caso de que logre revalidar su mandato en las próximas elecciones generales previstas para finales de septiembre.
De ahí, precisamente, que el apoyo "oficial" de Podemos a Tsipras resulte complicado, o cuando menos endeble, a medio y largo plazo. Pablo Iglesias se enfrentaba a un complejo dilema tras la capitulación de Tsipras ante la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y la posterior división de su partido, ya que el exprimer ministro heleno es visto ahora como un "traidor" por buena parte de sus potenciales votantes, ubicados, sobre todo, en la extrema izquierda española. Pero la estrategia de Podemos es mantener su respaldo a Tsipras, al menos hasta las elecciones griegas. Los problemas y contradicciones de dicha postura, sin embargo, llegarán cuando éste empiece a aplicar la senda de austeridad y reformas que exige el rescate.
Unidad Popular, la escisión más radical surgida de Syriza, es hoy el único partido que defiende el programa original de Tsipras, con el que ganó las elecciones el pasado enero, pero cuyo cumplimiento causaría la salida de Grecia del euro, tal y como han evidenciado los últimos meses de negociación entre Atenas y sus socios comunitarios. De ahí, precisamente, que Unidad Popular abogue ya abiertamente y sin tapujos por regresar al dracma, la antigua moneda helena.
Tsipras, favorito para ganar las elecciones
Según las últimas encuestas disponibles, el 77% de los griegos está descontento con la actuación del Gobierno Gobierno, el 83% coincide en que Syriza ha incumplido su programa electoral, y hasta un 76% admite que Tsipras ha capitulado ante la troika.
Con estos datos, lo lógico sería pensar que Tsipras tiene pocas opciones para revalidar su mandato, pero no es así. El líder de Syriza se mantiene a la cabeza de las encuestas, con casi un 33% de intención de voto a finales de julio, un nivel similar al de las pasadas elecciones y muy por delante de su principal rival, Nueva Democracia (18%). Por otro lado, el elevado volumen de indecisos (más del 19%) podría indicar una elevada desmovilización en el bloque del centro y centro derecha, según explica el politólogo Pablo Simón.
De hecho, la primera encuesta que se publica tras la convocatoria de elecciones, conocida este martes, sigue otorgando la victoria a Syriza, con un 24% de los votos frente al 22% de Nueva Democracia, a pesar de la pérdida del 4,5% de los electores que se decantan ahora por Unidad Popular.
¿Por qué los griegos siguen confiando en Syriza?
A pesar de que los escasos siete meses de Gobierno por parte de Syriza han sido un absoluto desastre, como bien demuestra la recaída en recesión, la destrucción de empleo o la imposición del corralito, y pese a haber decepcionado a buena parte de sus votantes tras incumplir su programa, Tsipras sigue manteniendo su popularidad más o menos estable. ¿Cómo es posible? Son varios los factores que explican este fenómeno:
- En primer lugar, la creencia por parte de la opinión pública de que Tsipras ha hecho todo lo posible durante la negociación con la troika en estos últimos meses, con independencia de si el resultado ha sido o no positivo para el país. También ha sabido vender hábilmente las medidas de protección social, la lucha contra la corrupción y la posible reestructuración de la deuda que posibilitaría el tercer rescate en caso de cumplir el acuerdo.
- Además, una vez cerrado el rescate, Tsipras ha vendido el pacto con la troika en forma de ultimátum: o el rescate dentro el euro o el dracma y la salida de la Unión.
- El fuerte descrédito de sus competidores políticos (Nueva Democracia y Pasok) también juega a favor de Tsipras, que llega como una figura nueva y, por tanto, esperanzadora. Aunque su imagen ha quedado dañada tras los últimos meses de gobierno, aún conserva buena parte de su popularidad.
- A ello se le suma el hecho de que los partidos tradicionales están insertos en una profunda crisis de liderazgo y en plena transición para renovar sus cuadros dirigentes, de modo que su posición política es más débil.
- Por otro lado, es cierto que la rendición ante la troika y el incumplimiento de su programa han pasado factura a Syriza con la escisión de su partido y la salida de la izquierda más radical, pero esta pérdida de votos podría compensarse con la llegada de nuevos votantes de perfil más moderado.
- En este sentido, se podría decir que el giro socialdemócrata que ha protagonizado Tsipras en las últimas semanas le podría liberar del radical trasfondo comunista, antisistema y antieuropeísta que, hasta ahora, reflejaba Syriza.
¿Por qué tanta celeridad en convocar elecciones?
Por otro lado, todo apunta a que Tsipras acabará pagando un alto coste electoral conforme vaya aplicando el tercer rescate en caso de volver a gobernar, pero de ahí parten, precisamente, las prisas por adelantar las elecciones.
La aprobación del rescate debilitó su liderazgo en Syriza, poniendo en riesgo la estabilidad política del Gobierno, ya que no era de esperar que los partidos de la oposición le brindaran el apoyo parlamentario necesario para desarrollar las numerosas medidas económicas y fiscales que exigen los acreedores en los próximos meses.
Así pues, Tsipras estaba condenado a convocar elecciones tarde o temprano. Y lo mejor era hacerlo cuanto antes para capitalizar su todavía elevada popularidad, antes de empezar a aplicar nuevos ajustes y reformas y de que llegue la primera revisión del rescate el próximo octubre. En estas semanas se abría, de alguna forma, una ventana de oportunidad para revalidar su mandato.
El candidato de la troika...
Que Tsipras haya firmado el tercer rescate, que Syriza se haya desprendido de su ala más radical y que, pese a todos los errores cometidos, siga contando con un amplio apoyo entre la sociedad griega convierten al exprimer ministro heleno en el candidato idóneo de la troika para aplicar el tercer rescate. Numerosos analistas coinciden en que es el único político que, realmente, puede desarrollar los profundos ajustes y reformas que precisa Grecia para salir del atolladero sin que las calles se incendien.
Su acercamiento a posiciones socialdemócratas, alejadas del comunismo que hasta hace poco pregonaba Syriza, es muy bien visto por acreedores e inversores, que perciben esta transformación política como una gran oportunidad para el futuro de Grecia dentro de la Unión.
No en vano, tras anunciar las elecciones, Bruselas manifestó que no está preocupada por la implementación de las medidas y los ajustes acordados con Grecia. De hecho, la portavoz comunitaria de Asuntos Económicos, Annika Breidthardt, recalcó que dicha convocatoria "no le ha cogido por sorpresa […] "Lo esperábamos", explicó.
Berlín tampoco se sorprendió, ya que Tsipras informó por adelantado a Merkel de su decisión de renunciar y adelantar los comicios. De hecho, el jefe de gabinete del presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, indicó que unas "elecciones anticipadas en Grecia pueden ser una vía para ampliar el apoyo" al tercer rescate. A este respecto, el ministro de Finanzas finlandés, Alexander Stubb, señaló que de las elecciones "surgirá una coalición nacional más amplia y un soporte más firme para el paquete de asistencia financiera".
En este sentido, Thomas Wieser, un alto responsable del Eurogrupo, aclaró que, dada la situación de Syriza, las elecciones "eran un paso que se podía esperar, y para algunos incluso uno deseable para tener una configuración más clara del Gobierno griego". El propio presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, añadió que la intención de Tsipras es "crear un Gobierno estable" para continuar la senda proeuropeísta de Grecia.
...Y el candidato de los inversores
Así pues, la troika en su conjunto, y no solo Pablo Iglesias, apoya a Tsipras, aunque por motivos muy distintos, ya que los acreedores piensan que ahora sí podría ser el candidato idóneo para aplicar la austeridad fiscal, la privatización de activos y la liberalización económica que necesita Grecia, mientras que el líder de Podemos se limita a aplaudir su "valentía" por haberse enfrentado a la troika, pese a que, finalmente, cedió en todas y cada una de sus líneas rojas.
Los inversores también perciben a Tsipras como un buen candidato. "La dimisión del primer ministro es positiva para el crédito soberano porque ofrece la posibilidad de un nuevo Gobierno más cohesionado, lo que mejoraría las perspectivas de implementación del tercer paquete de rescate, reduciendo los riesgos de financiación", apunta Moody's.
La agencia considera que Tsipras mantiene una elevada popularidad entre los electores y ve posible una nueva victoria de Syriza y que, en caso de no ser por mayoría absoluta, buscaría alianzas entre partidos "pro europeos", lo que mejoraría la estabilidad política y facilitaría la implementación de las condiciones del rescate.
Por su parte, el banco de inversión alemán Berenberg destaca que tras los "desastrosos" seis meses de Gobierno en manos de Syriza, Tsipras ha protagonizado un radical cambio de rumbo a tener muy en cuenta. Tras la salida del ala más extremista del partido, podría ganar las elecciones y formar una coalición a favor de la UE y del euro capaz de implementar las condiciones del tercer rescate.
"Syriza puede convertirse en una nueva versión del antiguo Pasok. Éste al menos parece ser el plan de Tsipras […] A medio plazo, la convocatoria de elecciones puede facilitar que Tsipras haga lo que tenga que hacer para mantener a Grecia en el euro", concluye.