Una vez superada, al menos por el momento, la crisis griega que desplomó a los mercados en el mes de julio, las bolsas europeas y mundiales tienen que hacer frente a un nuevo desafío: la crisis china. Desde hace meses hay síntomas de que la burbuja del gigante asiático está empezando a desinflarse algo que sin duda ya se está notando en el resto de bolsas mundiales.
La primera voz de alarma surgió hace unas semanas cuando de repente el principal índice de Shangai se desplomó más de un 8%, la mayor caída en casi una década, dejando atrapados a miles de pequeños accionistas chinos que habían visto en la bolsa la manera de generar un rendimiento en poco tiempo al más puro estilo occidental.
El ejecutivo chino ha puesto la maquinaria intervencionista a funcionar inyectando liquidez en su bolsa e imponiendo restricciones a la venta de acciones en su país. Pero este no ha sido el único movimiento de Pekín. El Banco Popular de China (PBoC) ha mantenido su objetivo de devaluar de nuevo el yuan, que este miércoles ha quedado fijada en 6,3306 frente al dólar (el martes fue de 6,2298).
Esta segunda devaluación en apenas dos días ha llenado de miedo a los inversores internacionales y los números rojos se han precipitado en todas las bolsas. Los primeros en descontar el efecto de la devaluación, por cuestiones horarias, han sido los estadounidenses. Wall Stret cerraba con caídas y daba paso a un miércoles negro también en Europa.
La bolsa española ha caído este miércoles el 2,44 %, la mayor bajada desde que Grecia adoptó el "corralito" financiero a finales de junio, por la decisión de las autoridades chinas de devaluar por segunda vez el tipo de cambio de su moneda, el yuan, respecto al dólar. Caída del selectivo español que se une a la que experimentó el martes de más del 1%.
Pese al fuerte retroceso, el selectivo madrileño ha sido de los mejor parados dentro de las plazas europeas tras la decisión de China. París, Milán y Francfort han caído alrededor de un 3%, en tanto que Londres ha minimizado su descenso al 1,6%.
Tensión por el gigante asiático que también ha sentido el mercado secundario de deuda. La prima de riesgo española se ha disparado hasta los 136 puntos básicos, seis enteros por encima de ayer, con la rentabilidad del bono en el 1.96%.