De algo más de 30.600 euros a menos de 17.800 euros. Ésta es la diferencia entre el dinero que paga de media una empresa española por cada uno de sus trabajadores y lo que este empleado recibe en su cuenta bancaria. Si lo medimos en términos mensuales (14 pagas) estaríamos hablando de casi 2.200 euros que se convierten en menos de 1.300 euros. El salario medio español está poco por encima del mileurismo. El coste real, dobla esa cifra.
La teoría dice que pagamos impuestos y a cambio el Estado nos aporta una serie de servicios. Luego, cada uno tendrá que echar sus cuentas y pensar si lo que paga está en consonancia con lo que recibe. Son preguntas que no son fáciles de responder y en las que tiene importancia la posición ideológica de cada uno:
- ¿Merece la pena lo que nos cuestan los servicios públicos y la calidad de los mismos?
- Ante la proliferación de subvenciones y ayudas, ¿tiene sentido que Hacienda se quede parte del dinero del contribuyente para luego devolvérselo en forma de rentas?
- ¿Cuál es la factura real del trabajador medio español?: porque el IRPF y las cotizaciones sociales son sólo parte de la mordida de Hacienda. El sueldo neto que nos queda no está libre de impuestos, debe seguir pagando IVA, especiales, tasas,...
Pero como decimos, estas preguntas son las que cada uno deberá responder. Para empezar, lo primero es saber cuáles son las cifras reales de las que estamos hablando. El resumen puede encontrarse en el siguiente cuadro que el INE publicaba este miércoles, dentro de la Encuesta Anual de Coste Laboral (EACL) correspondiente al año 2014:
Como vemos, el coste bruto de 30.653 euros (165 euros menos si se eliminan las subvenciones y deducciones) pasa a apenas 22.605 euros de sueldos y salarios. Por el camino se quedan 8.000 euros, entre cotizaciones(unos 7.000 euros), beneficios sociales, indemnizaciones y gastos derivados del propio trabajo.
Pero cuidado, esos 22.605 euros de salario bruto anual no es lo que el empleado medio cobra. A esa cantidad hay que restarle cotizaciones sociales a cargo del trabajador (6,35% sumando Seguridad Social, Desempleo y Formación Profesional asumiendo contingencias comunes y tipo general para el paro). Son unos 1.435 euros.
Y además hay que quitarle el IRPF (le hemos aplicado un tipo del 15%). Con todo, la cantidad resultante es de unos 17.780 euros o 1.270 euros al mes en catorce pagas. Recordemos que el coste neto para su empresa era de 30.490 euros o 2.177 euros si lo dividimos entre esas mismas catorce pagas: es una diferencia de más de 12.000 euros al año y no hablamos de un sueldo muy elevado, es el salario medio según el INE. De hecho, en comparación con sueldos similares en otros países de Europa, los españoles pagan más impuestos. Si la factura final es algo inferior es porque allí los salarios son más altos y los tipos marginales también (no porque la estructura del impuesto sobre la renta sea más dura).
En este punto, hay otra variable que hay que considerar. Cuando una empresa paga 30.653 o 30.489 euros (según tomemos coste bruto o neto) por un trabajador, lo hace porque entiende que éste aportará, dentro de la organización, valor por esta cantidad. En los últimos años, en España, se ha hablado mucho de salarios bajos, precariedad o contratos basura. Incluso, hay partidos que prometen que subirán los sueldos cuando ellos lleguen al poder, como si esto fuera algo que puede hacerse por decreto.
En realidad, los salarios de una economía están determinados por la productividad de sus trabajadores y por el resto de los costes a los que debe hacer frente una empresa cuando contrata. No sólo hablamos de costes directos (como los que mide esta EACL), sino también de otros que están implícitos: burocracia, tiempos perdidos, riesgo, rigideces,... Las estadísticas dicen que, en comparación con la productividad de otros países de Europa, los españoles cobramos lo que nos merecemos. El objetivo, a partir de ahora, es que esta cantidad sea mayor.