El fin del programa de "rescate" ha puesto de manifiesto la delicada situación fiscal del Estado griego. Desde la medianoche del pasado martes, la República helena está en "quiebra técnica" por su impago al Fondo Monetario Internacional. En condiciones normales, esto hubiese tenido un efecto drástico en la economía del país; sin embargo, como el grueso del pasivo está en manos de organismos públicos, el impago aún no ha tenido un impacto significativo en el día a día de los griegos.
Sin embargo, tal y como señala el Financial Times, el escenario puede complicarse sobremanera en las próximas semanas. En la mente de todos los observadores está el pago que Grecia debe hacer al Banco Central Europeo el próximo 20 de julio. Ahora mismo, la devolución de esos 3.500 millones de euros se antoja imposible, por lo que hablaríamos del segundo impago en menos de un mes.
La importancia de dicho compromiso es aún mayor si tenemos en cuenta que el BCE es el actor decisivo a la hora de marcar la evolución del corralito bancario al que ha quedado sujeto el sector financiero griego. No hay que olvidar que el pasado domingo 28 de junio, la decisión de no ampliar la línea de liquidez concedida con carácter de urgencia a la banca helena forzó al Gobierno de Syriza a decretar el inicio de los controles de capitales.
El caso es que, a la hora de levantar esas restricciones, el fuerte deterioro de los balances de los bancos griegos podría obligar a Atenas a solicitar una ampliación del "rescate" que permita "recapitalizar" a las entidades del país.
Así lo apunta el Financial Times, que asume que "es prácticamente seguro que los bancos necesitarán más capital antes de abrir". La alternativa a esta posibilidad sería la profundización del "corralito", por lo que no hay salida buena para el gobierno de Syriza.
La advertencia de S&P
Las negociaciones entre Grecia y la Troika no habían abordado hasta ahora la necesidad de "rescatar" a los bancos griegos. Sin embargo, las cosas han cambiado mucho en apenas una semana y este escenario planteado por el diario económico británico no se antoja descabellado. No en vano, la agencia de calificación Standard & Poor’s ha subrayado que al menos cuatro entidades griegas podrían quebrar en el caso de que no se produzca esa "recapitalización".
¿De qué bancos estamos hablando? A saber, se trata de Alpha Bank, Banco del Pireo, Eurobank Ergasias y Banco Nacional de Grecia. Según explica S&P en la nota que explica la rebaja del rating de estas entidades, "la intensa fuga de depósitos ha dejado a los prestamistas griegos con un colchón de liquidez muy limitado".
Los cajeros pueden quedarse "secos"
Un alto cargo de la banca griega ha ahondado en los graves problemas que afronta el sector, declarando al británico The Times que los cajeros helenos pueden quedarse "secos" en cuestión de días: "El sistema no va a aguantar más de una semana... El próximo lunes ya podríamos ver que los cajeros se quedan sin efectivo. Las salidas van a un ritmo de 3.000 euros por minuto", a pesar de las restricciones".
En paralelo, el Financial Times ha revelado que las entidades financieras helenas barajan una quita del 30% en depósitos por encima de los 8.000 euros, si bien la patronal del sector ha negado que esta posibilidad esté encima de la mesa.