A menudo, cuando hablamos de la quiebra de un Estado, nos referimos al impago de obligaciones suscritas con acreedores privados. Sin embargo, el "rescate" concedido a Grecia dejó el grueso de la deuda helena en las manos de organismos políticos como la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Es por esto que, en opinión de algunos analistas consultados por Bloomberg, la quiebra técnica en la que entró Grecia tras el impago de 1.600 millones al FMI se desarrollará de una forma más controlada, al menos en el corto plazo. De hecho, como explicó ayer Libre Mercado, el propio Fondo Monetario Internacional considera que el impago es oficial cuando han transcurrido treinta días desde la fecha límite planteada inicialmente.
Conscientes de este peculiar protocolo del FMI, las tres grandes agencias de rating han apuntado en sus últimos comunicados que la situación en la que ha entrado Grecia es diferente a la de un "default" normal y corriente. El hecho de que el resto del rescate haya sido coordinado por la Comisión Europea y el Banco Central Europeo refuerza esta tesis, ya que también en estos dos casos podríamos encontrarnos con una actitud más blanda de lo habitual.
En el caso del BCE, saldremos de dudas el 20 de julio, cuando Grecia tenga que devolver 3.500 millones de euros al organismo que preside Mario Draghi. El pasado fin de semana, ya vimos que el italiano no dudó a la hora de cortar la línea urgente de liquidez (ELA) que se había habilitado para Grecia. Esta decisión desencadenó el "corralito" financiero que ahora están viviendo los griegos.
Por tanto, los analistas creen que un escenario de impago el próximo 20 de julio tendría consecuencias más drásticas que el "default" en el que Grecia incurrió en la madrugada del 30 de junio.