El lunes por la noche, la Comisión Europea reabrió la puerta a un acuerdo con Grecia. La oferta de Jean-Claude Juncker llegó después de 24 horas en las que los líderes comunitarios lanzaron duras advertencias al gobierno heleno. Esta posición de fuerza explica que Juncker optase por plantear un acuerdo basado en la última oferta presentada por los acreedores.
Desde Atenas, Alexis Tsipras ha respondido en la mañana del martes con lo que podemos denominar una "propuesta trampa". A priori, la misiva enviada a Bruselas suponía la petición de un nuevo "rescate", por lo que podía parecer que Syriza se plegaba ante la Troika y admitía por fin la necesidad de llegar a un acuerdo con los acreedores.
Sin embargo, la oferta tenía truco. Aunque Tsipras hablaba de llegar a un acuerdo para impulsar un tercer programa de "rescate", lo que realmente estaba pidiendo a Bruselas es más dinero a cambio de nada. ¿Por qué decimos esto?
Muy sencillo: "pedía más dinero" porque la carta solicitaba una prórroga del rescate actual, aunque sea por unos días... y lo hacía "a cambio de nada" porque en ningún momento ponía encima de la mesa algún tipo de medida que certificase la voluntad de llegar a un acuerdo razonable.
Por tanto, con esta petición, el gobierno de Syriza aspiraba a un "rescate puente" que le permitiría cancelar el "corralito" y evitar el impago al FMI sin necesidad de hacer ninguna concesión. Pero el gobierno fue más allá: incluso en el caso de que los acreedores accediesen, su propuesta para negociar un tercer programa de "rescate" partía de una postura extrema: por un lado, quería excluir al FMI del proceso; por otro lado, solamente se comprometía a pagar la deuda si se daba una nueva reestructuración de las obligaciones del Estado heleno.
Por eso no sorprende que la respuesta del Eurogrupo haya sido tajante. Tras poco más de una hora de reunión por videoconferencia, se ha confirmado el "no" a la petición del gobierno de Syriza. Esto apuntala, por tanto, la estrategia de la Troika que apuntaba hoy Libre Mercado: los griegos votarán el domingo marcados por el "corralito" y la quiebra soberana del país.