El pasado viernes, la ruptura de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores supuso el paso al "plan B" por parte de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. La Troika articuló en las siguientes 48 horas una serie de movimientos que han puesto contra las cuerdas al gobierno de Alexis Tsipras.
Curiosamente, lo que pretendía Syriza anunciando un referéndum era todo lo contrario. Cuando el gobierno de Grecia optó por romper la baraja, lo hizo desde el convencimiento de que la consulta popular pondría en jaque a los acreedores. Sin embargo, por primera vez desde que Tsipras llegó al poder, la Troika no se arrugó y apostó por darle la vuelta a la situación.
Los tres golpes que dejaron KO a Varufakis
¿Cuál ha sido la estrategia que ha terminado dejando KO al negociador Varufakis? Veamos:
- En primer lugar, el gancho: el Eurogrupo dejó claro que la oferta de prolongar el programa de rescate va a expirar el martes. Esto obligará a Grecia a reconocer que no puede pagar a sus acreedores, lo que supondría entrar en una situación de quiebra técnica entre el martes 30 de junio y el miércoles 1 de julio.
- En segundo lugar, el jab: el Banco Central Europeo se negó a aumentar la línea urgente de liquidez (ELA) que habilitó para las entidades financieras helenas. Esto forzó a Grecia a aprobar un "corralito" para evitar el colapso de sus bancos.
- En tercer lugar, el uppercut: los gobiernos de Alemania y Francia han dejado claro que Grecia tiene dos opciones: el euro o el dracma. Esto supone plantear el referéndum de Tsipras como una elección entre la moneda única o la brutal devaluación que vendría de la mano de un retorno a la vieja divisa nacional.
Esta estrategia obligará a Grecia a moverse entre dos escenarios claros. Syriza buscaba condicionar al resto de la Eurozona consiguiendo un buen resultado en las urnas que sirviese como acicate para forzar una prórroga del rescate ligada a nuevas relajaciones del programa. Sobre la mesa estaban nuevas quitas, nuevas rebajas de los objetivos fiscales o nuevas relajaciones de las condiciones de financiación.
Sin embargo, la respuesta europea le ha dado la vuelta a la tortilla y ha puesto a Tsipras en una situación muy delicada: si gana el "sí", el margen de negociación del gobierno heleno será minúsculo; si gana el "no", los acreedores parecen apostar por dejar caer a Grecia antes que aprobar nuevas concesiones.
No se repetirá el "error Papandreu"
Mucho han cambiado las cosas desde octubre de 2011. Por aquel entonces, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, anunció un referéndum sobre el programa de rescate pero acabó retirando su propuesta en cuestión de días ante la presión ejercida por la Troika. Ahora Bruselas ha cambiado de estrategia: el referéndum se celebrará… pero los griegos conocerán en los próximos días un adelanto de lo que puede ser su día a día en el caso de que una mayoría respalde las tesis rupturistas de Syriza.