Cientos de personas se amontonan ya en las puertas de los pocos supermercados que abren en domingo en Grecia. Lo mismo ha pasado en las gasolineras, donde en muchas ya no queda combustible. Mientras, operarios de banca acuden raudos a las sucursales para reponer efectivo en los cajeros automáticos, donde todavía se forman largas colas de clientes que acuden a sacar su dinero.
La situación se deteriora por momentos. Algunas fuentes indicaban que hasta este sábado, los griegos habían retirado unos 700 millones de euros en efectivo en los cajeros automáticos. Mientras, la presidenta de la Unión Griega de la Banca, Luka Katseli, trataba de trasladar tranquilidad asegurando que los cajeros funcionaban con normalidad y que tomarían medidas para evitar que se quedaran sin efectivo. "El suministro con billetes en los cajeros funciona con plena normalidad y en los casos aislados que debido a un retiro masivo hubo problemas, los restablecemos lo antes posible", decía este sábado Katseli a la agencia de noticias griega AMNA.
Este domingo, en los cajeros automáticos se empezaban a notar los primeros síntomas de escasez y allí donde todavía había gente era porque había dinero. Otros cajeros -en cambio- se habían quedado ya vacíos, con pequeñas colas de gente que se abortaban inmediatamente por falta de efectivo. "Que no cunda el pánico, debemos defender nuestra dignidad", decía un hombre ya mayor a un pequeño grupo de personas, en su mayoría mujeres, que se encontraban delante de dos cajeros vacíos. "Pero si yo no digo que no se trate de dignidad. Yo estoy aquí porque tengo que dar de comer a mis hijos", afirmaba una mujer, mientras que otra respondía, casi excusándose por querer sacar dinero: "Mire, yo lo único que quiero es sacar dinero para mis compras de la semana".
Esto terminará este lunes, cuando los bancos cierren en lo que se conoce como "vacación bancaria". Tampoco funcionará la bolsa. La reacción de los griegos ante esta situación se desconoce, aunque no faltan las voces que apuntan a que las imágenes que se han visto este domingo de griegos agolpados en los supermercados y gasolineras se repetirán en mayor medida, dado que todas las grandes distribuidoras de alimentación abrirán sus puertas.
De este modo, Grecia se prepara para una semana en la que deberá compaginar la campaña del referéndum con graves problemas de liquidez y la incertidumbre sobre una eventual imposición de control de capitales. Todo, pese a que El Banco Central Europeo (BCE) envió un mensaje tranquilizador al anunciar que mantendrá las inyecciones de liquidez a la banca griega, aunque sin elevar el techo máximo de los préstamos de emergencia que está actualmente en torno a los 99.000 millones de euros.
Tras firmar el decreto que oficializa la convocatoria del referendo, el presidente de la República, el conservador Prokopis Pavlópulos, manifestó su confianza en que los ciudadanos mostrarán "madurez" y "determinación", pues "la gente sabe lo que está en juego". La consulta se celebrará el próximo domingo 5 de julio y, para que su resultado tenga validez, debe contar con una participación de, al menos, un 40% de los votantes.