Este lunes, en Podemos, era el turno de la política energética. La formación de Pablo Iglesias quería presentar un plan de impulso a la economía verde y el invitado estrella era Robert Pollin, codirector del Instituto de Investigación de Economía Política de la Universidad de Massachusetts. ¿Un economista norteamericano al que se presenta como asesor de Obama? Es un buen cartel para ganar respetabilidad y aparentar moderación. La pregunta es si hay muchas sorpresas escondidas detrás del anuncio.
Para empezar, el "asesor de Obama" es simplemente un profesor universitario que ha trabajado como consultor de forma puntual para distintos comités parlamentarios y grupos de trabajo del Gobierno norteamericano en temas relacionados con la Energía, según informa Miriam Muro. Este maquillado del CV no es nuevo en Podemos; de hecho, recuerda al que protagonizó Juan Carlos Monedero cuando se vendió como "consultor" para el BCE cuando apenas había participado en un capitulo de un informe que la institución contribuyó a financiar.
En cualquier caso, más allá de esta anécdota, Pollin es una persona con una amplia experiencia en temas energéticos y su "Programa equitativo de inversión de energías limpias para España" es un documento que debe tenerse en cuenta, más aún cuando el partido morado reconoce que lo tomará en consideración de cara a la elaboración de su programa para las generales.
Eso sí, no está del todo claro qué es exactamente lo que pide Pollin y qué es lo que coge Podemos de su propuesta. Si es algo cerrado o sometido a cambios. Si formará parte del programa o es sólo un conjunto de sugerencias. Así, el documento entregado a la prensa se divide entre la parte que puede atribuirse al economista norteamericano y las "líneas de trabajo" del partido político español. Las cifras y los datos los da Pollin; las promesas sin concretar y los grandes titulares, Podemos.
Con todo y con eso, se pueden intuir algunas ideas que parecen comunes y sobre las que es de suponer que girará el programa de la formación en el tema energético-industrial:
- Inversión anual "equivalente al 1,5% del PIB" durante 20 años. Esto supondría unos 15.000 millones de euros al año o 300.000 millones en el acumulado del plan.
- Según los cálculos de Pollin, "desde el primer año se generarían unos 320.000 puestos de trabajo directos e indirectos".
- Pollin habla de dividir entre inversión pública y privada los costes del plan. Eso sí, también ha apuntado que España debería equipararse en impuestos medioambientales a la UE, pasando del 1,4% del PIB al 2,5%. Esto supondría 11.000-12.000 millones más al año para el contribuyente. En concreto, habla de "una tasa de carbono redistributiva".
No es la primera vez que España se lanza al fomento de la energía verde. Ya lo hizo el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y los resultados no fueron los esperados. La industria renovable vivió unos años de burbuja, con cientos de huertos solares y molinos de viento repartidos por toda España.
Pero con la llegada de la crisis, todo cambió. El Estado tuvo que cambiar el régimen de primas para intentar controlar un coste que se disparaba año tras año y al que se sumaba el déficit de tarifa, la deuda con las eléctricas, que ya ronda los 30.000 millones de euros. La factura verde es muy cara y la pagarán los contribuyentes durante muchos años, al mismo tiempo que cientos de inversores se arruinaban por el cambio en las condiciones de las subvenciones.
Ahora, Podemos resucita al muerto y lo viste con nuevas galas. Los objetivos de la formación son "transformar el modelo productivo", "democratizar la economía" y "desarrollar el autoconsumo". ¿Cómo quiere hacerlo? Pues a través de diferentes herramientas.
Lo primero es "reducir las importaciones de combustibles fósiles" y cambiarlos por energía renovable. Pero claro, la pregunta es por qué las empresas y consumidores particulares siguen empeñados en ese tipo de energía, si la limpia es tan fantástica. Y la respuesta está en el precio. Ninguna energía renovable, ni siquiera la eólica, que es la más barata, está al nivel del petróleo, el gas o la nuclear. Por lo tanto, si Podemos quiere que los españoles compren más energía verde, tendrá que subvencionarla, como hizo Zapatero. Ahí están los 15.000 millones de euros al año que costará el plan.
Dicen sus defensores que al menos generará 320.000 empleos al año (no dicen cuántos se destruirán por la pérdida de competitividad asociada a una energía más cara). Pues bien, incluso tomando ese dato por correcto y suponiendo todo empleos directos (algo que la propuesta admite que no se conseguirá), supondría un coste de 46.875 euros por puesto de trabajo creado. Si el objetivo es crear empleo, lo cierto es que sale bastante caro.
La segunda cuestión es cómo sentaría este plan en Bruselas. España tiene una serie de compromisos en materia de déficit que parecen difícilmente compatibles con un programa de gasto público de esta magnitud. Es cierto que Podemos habla de repartir el coste entre instituciones públicas y privadas, pero no lo es menos que admite que, como no será rentable, será necesario que "el Banco de España incentive a los inversores privados". Es decir, más gasto público enmascarado.
Para cuadrar algo las cuentas está el tema de las nuevas tasas sobre las emisiones, pero por aquí tampoco hay una propuesta cerrada al 100%. Se intuye que subirían los impuestos sobre la gasolina y las energías fósiles, aunque no se aclara si esta apuesta por el verde llegará al carbón, uno de los sectores más subvencionados y contaminantes, pero al mismo tiempo con fuertes lazos históricos con las formaciones de izquierda. ¿Cierre de minas de carbón por parte de Podemos? Se hace difícil de imaginar.
Por último, se pide una "normativa de autoconsumo" que fomente este modelo, planes "para aproximarnos a un sistema 100% renovable" y "proporcionar ventajas comparativas a las fuentes de menor impacto ambiental". El problema es que las energías renovables dependen de las condiciones naturales. Si no hay sol o viento, no hay electricidad, por lo que hay que mantener abiertas el resto de fuentes si no se quiere que haya apagones. ¿Y quién pagará eso? ¿Qué coste tiene la conexión al sistema para una vivienda o empresa que se autoabastece? Tampoco hay respuesta a estas preguntas en la propuesta de Podemos.