El ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, rompió un tabú recientemente, cuando habló sin tapujos de la posibilidad de que Grecia abandone el euro.
"La sombra de una salida se está haciendo cada vez más perceptible", apuntó en las páginas del Bild. Por su parte, el ministro de Finanzas de Bélgica, Johan Van Overtveldt, también explicó en la prensa de su país que este escenario "es una alternativa que debemos considerar ante la actitud del Gobierno de Grecia".
Desde Atenas, el propio Ejecutivo de Syriza viene apuntando algo similar en sus pronunciamientos públicos. Su polémico ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, ya admitió en declaraciones recogidas por la agencia Reuters que "aunque la salida de Grecia no sería una solución prudente, lo cierto es que no se puede descartar nada".
"Que los demás países aprendan la lección"
Ante esta situación, el veterano analista económico Mark Gilbert ha planteado en Bloomberg la hoja de ruta que tendría que seguir la Unión Europea para afrontar la salida de Grecia del euro. De entrada, recuerda que los miedos iniciales a esta situación han ido remitiendo conforme otros países de la periferia como España han visto aumentar de manera significativa su perfil de riesgo político.
"Mostrar la cruda y fría realidad de la salida del euro ayudaría a que los demás países aprendan la lección", viene siendo el pensamiento de quienes favorecen esta opción. La idea es que quienes piensan en votar por partidos políticos de corte radical y populista puedan comprobar el impacto negativo que tendría salir de la moneda única.
A corto plazo, la estabilidad financiera de la zona euro dependería, en gran medida, de las medidas extraordinarias que aplicase el Banco Central Europeo, ya sea intensificando las compras de deuda europea, ya sea adoptando nuevos estímulos para suavizar las fuertes tensiones que, sin duda, sufrirían los mercados continentales.
Otro debate que se reabriría tras la salida de Grecia, pero a medio y largo plazo, sería la conveniencia de mutualizar o no las futuras emisiones de deuda pública de la Eurozona. Este mecanismo, los llamados eurobonos, acarrea el riesgo moral de que algunos países se beneficien de tipos de interés artificialmente bajos.
No obstante, sería posible darle la vuelta a la tortilla si el nacimiento de un Tesoro común supusiese también una aplicación estricta de los límites de endeudamiento. En cualquier caso, el grueso de las propuestas académicas que versan sobre esta cuestión suelen ignorar estas medidas de control, por lo que la oposición de Alemania estaría casi garantizada.