"Pienso que ellos nos quieren una solución". Así resume una fuente oficial de la UE la situación actual de las negociaciones entre Grecia y los acreedores (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) sobre el rescate heleno. De momento, todo sigue parado, al menos, hasta la reunión del Eurogrupo del próximo jueves, mientras unos y otros se echan la culpa del fracaso de las negociaciones durante el pasado fin de semana.
El viceprimer ministro griego, Yanis Dragasakis, el viceministro de Relaciones Económicas Internacionales, Euklidis Tsakalotos, y el ministro de Estado griego, Nikos Pappás, se sentaron el domingo a negociar con los representantes de la Comisión Europea (CE), del Banco Central Europeo (BCE), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), tras otra reunión técnica el sábado. Las conversaciones duraron poco tiempo el domingo y se quedaron suspendidas hasta el jueves, ante la falta de aproximación entre las partes, según explicaron fuentes comunitarias tras el encuentro.
El presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, "ha hecho un último intento este fin de semana para hallar, a través de representantes personales y en estrecha cooperación con expertos de la CE, el BCE y el FMI una solución con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, que permitiera una evaluación positiva a tiempo para el Eurogrupo del día 18", señalaron fuentes comunitarias.
"Aunque se han logrado algunos progresos, las conversaciones no prosperaron, ya que permanece una importante brecha entre los planes de las autoridades griegas y las exigencias comunes" de las tres instituciones sobre las medidas fiscales, agregaron.
Se trata de una diferencia en medidas presupuestarias permanentes del orden del 0,5% al 1% del PIB, equivalentes a 2.000 millones de euros al año, de acuerdo con las fuentes, informa Efe. Las instituciones acreedoras consideraron para interrumpir las negociaciones que "las propuestas griegas siguen siendo incompletas", afirmaron.
Ni siquiera se llegaron a reunir
Sin embargo, el transcurso detallado de las negociaciones fue, si cabe, aún más preocupante. Tal y como ha explicado Ian Traynor en The Guardian, los representantes de la troika "esperaron en las oficinas de la Comisión Europea a que Martin Selmayr, jefe de gabinete de Jean Claude-Juncker, determinase si había suficientes bases para iniciar una nueva ronda de negociaciones".
El sábado por la noche "no se podía decir que se hubiese avanzado, sino todo lo contrario: estamos ante un paso atrás, ya que los griegos han pretendido reabrir debates que ya se habían cerrado. Ante esta situación, se les dejó claro que no había nada que negociar en relación con esos puntos y se les pidió que presentasen un borrador de propuestas fiscales antes de las 10 de la noche del sábado". El documento en cuestión llegó con una hora de retraso y fue interpretado como una oferta "inadecuada", por lo que los acreedores ni siquiera llegaron a sentarse a negociar con el Gobierno de Tsipras.
El domingo, la delegación griega volvió a hablar con la Comisión Europea, que pidió una reunión antes de las 3 del mediodía. Los de Syriza llegaron una hora tarde y la reunión apenas duró 45 minutos, ya que el Ejecutivo de Tsipras no cambió ni una coma frente a lo planteado el sábado. A lo largo de todo el fin de semana, los griegos no llegaron siquiera a reunirse con los acreedores.
La última propuesta de Grecia: más impuestos
El plan que el Gobierno griego presentó a las instituciones (ver aquí el texto completo) preveía ingresos fiscales por valor de 9.500 millones de euros entre este y el próximo año. El documento, de siete páginas, es la propuesta que Atenas presentó como complemento al amplio plan de 47 páginas presentado a principios de junio.
Grecia plantea medidas por un valor de 3.600 millones de euros para 2015 y de 5.900 millones de euros para 2016, y asegura que se trata de una serie de iniciativas que permiten "a las autoridades griegas cubrir la brecha fiscal de una manera creíble".
Concretamente, Atenas acepta la propuesta de las instituciones en el objetivo del superávit primario (que excluye el pago de intereses de la deuda), fijado en el 1% para 2015, en el 2% para 2016 y en el 3,5% para 2017. En cuanto al impuesto del valor añadido (IVA), la propuesta griega tiene tres tipos impositivos del 6%, 13% y el 23%, en lugar de dos del 11% y 23% que proponían las instituciones, una reforma con la que el Ejecutivo prevé recaudar 1.400 millones de euros.
Además, el documento plantea un ahorro de 200 millones de euros mediante recortes en el presupuesto de Defensa, uno de los reproches más habituales al país por ser una de las partidas históricamente intocables. Respecto a otros ingresos, el Gobierno propone cobrar a las empresas con ganancias de más de un millón de euros anuales un impuesto extraordinario de un 12%, lo que según los cálculos gubernamentales aportaría 600 millones de euros anuales a las arcas del Estado.
Además, este impuesto adicional podría añadirse al aumento del Impuesto de Sociedades, que pasaría del 26% actual al 29%, y con el que prevé recaudar 450 millones de euros. Asimismo, el Ejecutivo cuenta con un incremento del impuesto de solidaridad que permitiría la recaudación de 220 millones de euros en 2015 y de 250 millones en 2016. Incluye también la recaudación mediante impuestos sobre la publicidad en la televisión, auditorías a los bancos, tasas a los juegos de azar y lucha contra el contrabando de combustible, entre otras medidas.
Tsipras culpa a los acreedores
Tras el fracaso de las negociaciones este fin de semana, unos y otros se echaron en cara la culpa. Tsipras atribuyó la falta de acuerdo a "conveniencias políticas" y no al mero desacuerdo en las cifras, y aseguró que su Gobierno esperará "con paciencia" a que las instituciones "se unan al realismo".
"La insistencia de las instituciones en nuevos recortes de las pensiones tras cinco años de saqueo a través de los memorandos (programas de rescate) solo puede explicarse por conveniencias políticas", señaló. Tsipras recalcó, además, que el Gobierno va a esperar "pacientemente hasta que las instituciones se unan el realismo".
No obstante, subrayó que si alguien percibe "como una debilidad nuestro sincero deseo de una solución y los pasos que hemos dado para superar las diferencias con los socios, deben de tener en cuenta que no solo llevamos el lastre histórico de la lucha". "Cargamos sobre nuestras espaldas la dignidad de un pueblo y la esperanza de los pueblos de Europa. Es una carga demasiado pesada como para ignorarla. No es una cuestión de la obsesión ideológica. Es una cuestión de democracia", subrayó en una nota. "No tenemos el derecho a enterrar la democracia europea en el lugar en que nació".
Por su parte, el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, aseguró este lunes que el Gobierno "no va a firmar una extensión de la crisis" y que "hoy es un buen día, porque por fin ha llegado el momento de la claridad". "Grecia dijo ayer basta y ahora los europeos deben tomar decisiones", señaló Varufakis en declaraciones a la radio griega Sto Kokkino, afín a Syriza.
Y los acreedores a Tsipras
Mientras, Bruselas dijo que la propuesta de los acreedores es sustancial y equilibrada, e intentó aclarar "malas interpretaciones" y "malentendidos" sobre la postura de las instituciones, al revelar algunas de las concesiones y exigencias planteadas a Atenas. "El paquete propuesto por las instituciones es sustancial, equilibrado y tiene pleno sentido económico", dijo la portavoz comunitaria, Annikas Breidthardt.
El Gobierno alemán reiteró este lunes su confianza de que Grecia "pueda permanecer en la eurozona", al mismo tiempo que recordó que es Atenas ahora la que debe responder a la "generosa oferta" de las instituciones acreedoras. El portavoz del Ministerio de Finanzas, Martin Jäger, subrayó en una rueda de prensa rutinaria que "la pelota está exclusivamente en el tejado de los griegos" y añadió que "le toca a la parte griega responder ahora" a la "generosa oferta" de las tres instituciones.
"Estamos trabajando para alcanzar un acuerdo con todas los medios que tenemos a nuestra disposición", señaló. En este sentido, subrayó que "el tiempo apremia" y precisó que debido al "descuido" de la parte griega se ha perdido mucho tiempo. De lo que se trata es de "lograr concluir con éxito el programa vigente" y hacia ese objetivo "están dirigidos nuestros esfuerzos", indicó.
Durante el fin de semana, el ministro de Economía y vicecanciller Sigmar Gabriel, advirtió que la Unión Europea no se dejará "chantajear" por Grecia. "En el Gobierno griego hay gente que cree que el miedo a una salida de Grecia del euro es tal que hará que aceptemos cualquier cosa. Eso no ocurrirá, no nos dejaremos chantajear", dijo Gabriel en declaraciones a la Primera Cadena de la Televisión Alemana (ARD). Gabriel dijo que la política europea tenía que tener cuidado de no caer en el ridículo, advirtiendo una y otra vez que se trata de la última negociación con Grecia para luego abrir nuevas negociaciones.
En un artículo publicado este lunes en el diario Bild Gabriel reiteró algunas de esas posturas y dijo que el Gobierno griego está jugando con fuego, poniendo en riesgo el futuro de Grecia y de la Unión Europea. Hasta ahora Gabriel, también presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), había mostrado más flexibilidad hacia Grecia que la canciller Angela Merkel y que el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.
Asimismo, el presidente del Bundesbank (banco central de Alemania), Jens Weidmann, advirtió a Grecia de que el tiempo se acaba y de que el peligro de una quiebra es cada vez mayor. "Parece que falta disposición de llegar a un acuerdo", según alertó. Weidmann hizo hincapié en que no se ayuda a Grecia con inyecciones de liquidez a corto plazo, sino que se trata de "que sea independiente financieramente sin ayuda de sus socios y por eso el balón está claramente en el campo del Gobierno griego".
Por último, el presidente del BCE, Mario Draghi, pidió a todas las partes implicadas que den el último paso para lograr un acuerdo con Grecia lo antes posible, pero insistió en que "la pelota está en el tejado del Gobierno griego" para tomar las medidas necesarias. La máxima autoridad monetaria de la eurozona señaló que la decisión de desembolsar nuevas ayudas a Grecia y de decidir si se finaliza la revisión del actual programa es solo del Eurogrupo, pero que el BCE "está haciendo todo lo posible por lograr un resultado exitoso" en estas negociaciones.
Pero, por si las negociaciones no llegaran a buen término, el comisario alemán de la UE, Guenther Oettinger, advirtió de que las autoridades comunitarias deberían elaborar algún plan de contingencia, ya que "Grecia caería en un estado de emergencia" ante la imposibilidad de hacer frente al pago de pensiones, nóminas y servicios públicos básicos.