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Correa confisca las herencias en Ecuador con un impuesto máximo del 77,5%

Hace meses, Correa aprobó una subida del 45% en los aranceles aplicados a los productos de primera necesidad.

Hace meses, Correa aprobó una subida del 45% en los aranceles aplicados a los productos de primera necesidad.
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Si los partidarios del régimen de Rafael Correa se refieren a los gobiernos anteriores como la "larga noche neoliberal", parece claro que la creciente oposición al Ejecutivo ecuatoriano empieza a ver sus medidas como una "larga noche comunista". Esta semana, sin ir más lejos, las calles de Quito y otras ciudades del país andino se han llenado de protestas contra las nuevas medidas tributarias que se han anunciado desde el Palacio de Carondelet.

La polémica comenzó a finales de mayo, cuando Correa se dijo dispuesto a "asumir el coste político de luchar contra la desigualdad". Lo que anticipaba esta declaración era un nuevo impuesto a las herencias que gravará todas aquellas donaciones patrimoniales superiores a los 30.000 euros. El control del Congreso que ostenta el régimen le garantiza, a priori, la aprobación de esta nueva subida impositiva, pero la reacción no se ha hecho esperar.

Y es que fijar en 30.000 euros el umbral para gravar las herencias puede descapitalizar por completo a la sociedad ecuatoriana en beneficio del Estado. Por ejemplo, una vivienda humilde en Quito tiene un valor de 35.000 euros mientras que una residencia de clase media se mueve entre los 65.000 y los 90.000 euros.

Correa entiende que "el patrimonio heredado es un factor de desigualdad fundamental". De hecho, el líder ecuatoriano del "socialismo del siglo XXI" que impulsó Hugo Chávez entiende que la riqueza patrimonial de los ciudadanos se infla debido a la "plusvalía ilegítima", término con el que se refiere "a las ganancias extraordinarias que recibe el sector privado por las inversiones del Estado. Por ejemplo, si alguien adquiere un terreno y junto al mismo se hace un proyecto estatal, el precio de esa tierra se encarece. Esa plusvalía debe ser capturada por el Estado".

Guillermo Lasso, líder de la oposición ecuatoriana, exigió a Correa que actúe con sensatez: "La riqueza no se construye quitándole a los muertos. Al Presidente le parece mal la acumulación de riqueza, pero le parece bien la acumulación de poder político". Su llamado y el de otros grupos opositores fue recogido por miles de ecuatorianos que esta semana salieron a las calles de Quito, Guayaquil, Cuenca… en el marco multitudinarias manifestaciones.

El secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, anticipó en mayo que el gravamen llegaría hasta el 70%. Días después, se anunció que la tarifa máxima alcanzará el 77,5%, con tramos intermedios que van del 2,5% al 77,5%. Si la reforma tributaria prospera, será el segundo gran "rejonazo" fiscal contra los contribuyentes en cuestión de meses, ya que en marzo se aprobó un aumento del 45% en los aranceles aplicados a productos de primera necesidad.

Pablo Iglesias, admirador de Correa

"Os pediremos consejo en muchas cosas, de vez en cuando llamaremos porque vemos enormes paralelismos y necesitaremos consultar y recibir ánimos". Así de cercano se mostró Pablo Iglesias a Rafael Correa en su televisada visita a Ecuador de la mano del programa Salvados, de Jordi Évole. Refiriéndose a las medidas económicas del gobernante andino, el líder de Podemos hizo el siguiente pronunciamiento:

Me gusta el estilo de Correa, no se deja intimidar por los ricos... A los ricos hay que tratarles como niños pequeños, ponerles límites y, si no accedes, a lo mejor te nacionalizo la empresa.

Correa devolvió los halagos sin dudarlo:

Si eligiera un político para mi Gobierno sería Pablo Iglesias.

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