Desde el año pasado, Estonia brinda a todo el que lo desee la posibilidad de convertirse en "residente digital" de este pequeño país báltico. La ex república soviética permite de esta forma que cualquier ciudadano, con independencia del lugar en el que viva, tenga la oportunidad de crear una empresa en Estonia y operar con la misma bajo el sistema legal y tributario vigente.
Expertos tecnológicos como Charles Brett han destacado la buena acogida que ha tenido esta medida. "Inicialmente, era necesario viajar dos veces a Estonia para completar los trámites, pero ya se está empezando a implantar la posibilidad de recibir la "residencia digital" en las embajadas del país", explica.
Este mecanismo es especialmente interesante porque en Estonia no existe el Impuesto de Sociedades aplicado a los beneficios, sino simplemente al reparto de los mismos. A esto se suman generosas deducciones que aligeran la carga de un gravamen que solamente tiene un tipo único del 21%, siguiendo el modelo teórico del flat tax. De acuerdo con la Tax Foundation, el de Estonia es el modelo fiscal más competitivo del mundo.
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Como explica Brett, "las leyes del país han sido actualizadas para evitar que, aprovechando esta elevada influencia de la red, se pueda vulnerar el derecho a la intimidad de los ciudadanos. Los expertos reconocen que Estonia es uno de los países más estrictos a la hora de asegurar esta protección".