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Hay esperanza: España completará el cambio del modelo productivo en tres años

Los últimos datos avanzan que España podría recuperar en 2-3 años el nivel de producción de 2008 y en 6-7 años el empleo perdido en la crisis.

Los últimos datos avanzan que España podría recuperar en 2-3 años el nivel de producción de 2008 y en 6-7 años el empleo perdido en la crisis.
Corbis

Uno de los grandes problemas estructurales que, hasta ahora, presentaba la economía nacional es que, a pesar de los avances registrados en materia de competitividad, productividad y amortización de deuda privada, el modelo productivo no había experimentado un cambio sustancial, de modo que, más o menos, seguía asentado sobre las ruinas que dejó atrás la burbuja crediticia previa.

Sin embargo, en el último año y medio se observa un positivo cambio de orientación que, en caso de mantenerse, arroja un panorama esperanzador a medio plazo. Así, aunque la actual legislatura terminará con un incremento del PIB y una creación de empleo prácticamente nulo desde finales de 2011, "lo cierto es que el modelo productivo de España sí está comenzando a cambiar: muy lentamente y tras siete años de crisis económica, pero parece que por fin se está orientado en una buena dirección", según explica el economista Juan Ramón Rallo en su último análisis sobre la evolución y composición del PIB.

Empecemos comparando el valor añadido bruto generado por cada sector de la economía española en el primer trimestre de 2015 con el generado en el primer trimestre de 2008 (justo antes de pinchar la burbuja y entrar en la crisis económica).

Es fácil observar en el siguiente gráfico que en agricultura, industria, construcción, información y comunicaciones y actividades financieras todavía estamos generando hoy menor valor que en 2008. Por el contrario, en comercio, transporte y hostelería, actividades inmobiliarias, actividades profesionales, administración pública y otros servicios ya estamos generando más.

INE

Uno puede decir que el cambio de modelo productivo se habrá completado en términos agregados cuando el valor añadido bruto generado en 2015 sea el mismo que en 2008 (mismo valor agregado, distinta composición). De ser así, apenas nos faltarían 7.500 millones de euros trimestrales (alrededor del 2,7% del PIB trimestral) para poder afirmar que los devastadores efectos de la burbuja sobre la actividad productiva han sido enmendados.

Pese a ello, "la realidad no es tan satisfactoria", según Rallo, ya que los dos sectores económicos que más han crecido con respecto a 2008 son el de "actividades inmobiliarias" y el de "administración Pública, educación y sanidad". El primero incluye, sobre todo, las imputaciones de renta inmobiliarias (propiedad de viviendas) de modo que no recoge un aumento real de la actividad productiva, mientras que el segundo está arbitrariamente determinado por el Estado, con lo que no existe garantía alguna de que esté generando verdadero valor. Por ello, Rallo continúa:

Así pues, repitamos el cálculo anterior excluyendo del PIB a estos dos sectores: en tal caso, el PIB del primer trimestre de 2015 todavía sería 18.500 millones inferior al del primer trimestre de 2008 (el equivalente al 9,5% del PIB trimestral excluyendo ambos sectores).

Sin embargo, la parte positiva del asunto es que en el último año la diferencia de valor agregado se ha estrechado en 6.000 millones de euros (esto es, en el primer trimestre de 2014, el PIB privado era 24.500 millones inferior al primer trimestre de 2008), lo que supone que, a los ritmos actuales, la economía española podría completar la transformación de su modelo productivo en los próximos dos o tres años.

En particular, los sectores que en los últimos doce meses han capitaneado este notable aumento de actividad han sido la industria, el comercio, trasporte y el turismo, y las actividades profesionales.

El empleo perdido se recuperaría en siete años

La recuperación del empleo perdido durante la crisis, por desgracia, tardaría algo más.

Lo anterior no significa, con todo, que en dos o tres años vayamos a recuperar el nivel de empleo de 2008, básicamente porque la reestructuración de la economía se está produciendo de la mano de aumentos importantes en la productividad media de (casi) todos los sectores económicos.

En el siguiente gráfico puede observarse cómo el valor añadido bruto generado por cada trabajador a tiempo completo equivalente no sólo ya es mayor en casi todos los sectores de lo que lo era en 2008, sino, sobre todo, también que en 2014 (es decir: la creación de empleo acaecida durante el último año no ha acarreado una reducción de la productividad dado que en todos los sectores se genera un valor agregado por trabajador mayor del que se generaba hace un año).

INE

Por consiguiente, el cambio de modelo productivo que se está gestando en España es un cambio asociado a aumentos de la productividad media del trabajo. Esto significa que, para recuperar los niveles de empleo de 2008, necesitaremos que el valor añadido bruto generado en el conjunto de la economía supere ampliamente el de 2008.

Por ejemplo, entre el primer trimestre de 2014 y el primer trimestre de 2015 se han creado 460.000 empleos a tiempo completo equivalente, de modo que necesitaríamos casi siete años al ritmo actual para recuperar la ocupación de 2008. La contrapartida positiva es que, si logramos aumentan el empleo manteniendo la mayor productividad por trabajador, los salarios medios también serán notablemente superiores a los de 2008.

Un escenario esperanzador

Así pues, la economía española dibuja un escenario esperanzador a medio plazo, ya que, al ritmo actual, "en unos 2-3 años podrían recuperarse los niveles de valor agregado bruto del año 2008 y en unos 6-7 años los niveles de empleo", aclara Rallo.

Pese a ello, recuerda que, por desgracia, "este relativamente optimista escenario implicaría que la duración de la crisis en términos de empleo se habrá prolongado alrededor de quince años (2008-2022), un período similar al que duró la Gran Depresión estadounidense de los años 30"

Riesgos en el horizonte

El problema, sin embargo, es que nada garantiza que no su trunque esta positiva senda, puesto que la recuperación de la economía nacional no está exentan de grandes riesgos. Rallo resume los principales:

Por desgracia, no existe garantía de que la economía española vaya a crecer sosteniblemente durante próxima década, lo que significa que la recuperación actual se halla sometido a numerosos riesgos, en gran parte interrelacionados:

- Riesgo de nuevas burbujas: corremos el riesgo de que la actual laxitud crediticia propiciada por el Banco Central Europeo termine induciendo un nuevo ciclo de malas inversiones (esto es, inversiones de muy bajo retorno que sólo tienen sentido en un entorno de tipos artificialmente deprimidos).

- Riesgos financieros: La economía española sigue estando extraordinariamente endeudada. A finales de 2014, el endeudamiento exterior neto se ubicaba en 990.000 millones de euros (cerca del 95% del PIB), muy cerca de su máximo histórico de 998.000 alcanzado en el segundo trimestre de 2014. Mientras España no consiga reducir muy apreciablemente este sobreendeudamiento exterior seguirá hallándose al borde de la insolvencia.

- Riesgo de insuficiente financiación agregada: Si, ante una retirada de los estímulos crediticios, la mayor parte de nuestro ahorro interno debe dirigirse a amortizar el endeudamiento exterior, no podremos seguir destinando ese ahorro a cambiar el modelo productivo (a crear nuevos sectores económicos internos que den empleo bien remunerado al conjunto de los trabajadores que lo buscan).

- Riesgos políticos: Una asequible financiación exterior no sólo depende de que se mantengan los planes de estímulo (cebando en consecuencia el riesgo de burbujas y de inadecuadas inversiones internas), sino también de que se mantenga la confianza en la capacidad de repago de España. En este sentido, la inestabilidad política o el populismo regulatorio podrían dificultar la refinanciación de nuestra deuda exterior e incluso la salida de capitales interiores, lo que volvería extremadamente complicado completar el actual proceso de desapalancamiento y de transformación de nuestra estructura productiva.

Nuestro problema no es que estemos mal orientados: es que necesitamos todavía mucho tiempo para corregir los desajustes y, cuanto más tardemos, mayores serán los riesgos a los que nos expondremos.

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