A menudo escuchamos que el aumento de la desigualdad debe preocuparnos porque el enriquecimiento de las élites convive con un empobrecimiento de los demás. Los estudios de Scott Winship para el Manhattan Institute desmienten esta tesis, apuntando que el enriquecimiento de las clases altas ha ido en paralelo con un aumento de los ingresos entre los trabajadores de menos ingresos.
Analizando el periodo que va de 1948 a 1969, Winship encuentra que la ratio anual de crecimiento de los ingresos se coloca en cifras especialmente elevadas entre todos los segmentos de renta. Las décadas siguientes reflejan un ritmo de aumento más bajo, pero igualmente se observan tasas positivas en todos los niveles de ingresos.
El pesimismo de Piketty se desmiente con datos
Eso es, precisamente, lo que han hecho Philip Armour, Richard Burkhauser y Jeff Larrimore, que han tomado como referencia los estudios de Piketty, pero han ajustado las cifras para considerar el impacto de los impuestos, las transferencias sociales y las rentas del capital.
La desigualdad según la capacidad de consumo
De hecho, comparando los niveles de renta de estos distintos grupos, el informe señala que quienes figuraban en el 20% de menos renta allá por 1996 tenían en 2005 un aumento en sus ingresos del 77%. Esta tasa es positiva entre todos los tramos, menos en el 1% más rico, donde la evolución observada fue una caída del -30,9%.