El Gobierno aprobó el pasado jueves la octava edición del Plan PIVE de incentivo a la compra de coches nuevos a cambio de achatarrar uno antiguo. La nueva prórroga tendrá un coste para las arcas del Estado de 225 millones de euros.
No hay que olvidar que este tipo de subvenciones hay que declararlas a Hacienda. Por ello, los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) explican que todos aquellos compradores que se acojan al Plan PIVE 8 deberán tributar en el IRPF por los 750 euros de ayuda estatal al adquirir un vehículo nuevo; no así por los 750 euros que aporta la marca, que se consideran un descuento comercial.
Así, Gestha ha calculado que de los 225 millones de ayudas del plan, el Gobierno reintegrará un total de 69,1 millones de euros gracias a los impuestos de los contribuyentes.
A nivel individual, el IVA varía si el comprador es una persona con movilidad reducida o el coche se matricula a nombre de personas con discapacidad para su uso exclusivo, en cuyo caso se exige el tipo del 4%. Además, no se exige el Impuesto de Matriculación al adquirir un vehículo con un nivel de emisiones de CO2 inferior o igual a 120 g/km.
Por tanto, según estas condiciones y teniendo en cuenta la compra de un vehículo nuevo con el PIVE 8, los Técnicos de Hacienda estiman un impacto fiscal medio de 232,50 euros para el tramo de rentas que, por lo general, puede optar a la compra de un vehículo nuevo (entre 20.200 y 34.000 euros brutos anuales) y de 352,50 euros para las personas con ingresos superiores a 60.000 euros.
Sin embargo, la tributación varía en el caso de que el beneficiario de la ayuda forme parte de una familia numerosa, dado que obtendrá una ayuda estatal del doble de cuantía, 1.500 euros, por lo que la cantidad a pagar a Hacienda también es sensiblemente mayor, aunque se mantiene el mismo porcentaje en la escala de gravamen.
