50.000 euros brutos al año. Para Podemos, éste es el límite que separa a los ricos del resto de los mortales, al menos en temas fiscales. El partido de Pablo Iglesias ya ha anunciado que si llega al Gobierno todos los que ganen más de esa cantidad sufrirán una fuerte subida en el IRPF. De esta forma, la formación de izquierdas ha establecido una nueva frontera que ha generado mucha polémica.
¿Son realmente ricas todas las familias con ingresos por encima de 50.000 euros? Y hablamos de ingresos brutos, ¿cuánto le queda a estos contribuyentes después de pasar por la ventanilla de Hacienda? ¿Se merecen estas personas un castigo simplemente por ganar más que sus vecinos? ¿Qué mensaje mandaría España a los empresarios o profesionales de talento que estén pensando en vivir aquí? ¿Qué incentivos generaría un impuesto con este diseño? Todas estas preguntas están en el debate público desde hace semanas (por ejemplo, en este artículo de Jorge Galindo en Politikon sobre qué es "clase alta" o este otro de Juan Ramón Rallo en Libre Mercado sobre la capacidad recaudatoria sobre los sueldos más altos).
Los ricos, en España
Lo primero que hay que decir es que quizás sí se pueda decir que los que ganan más de 50.000 euros en España son ricos; quizás no en términos absolutos, pero sí relativos. Aunque puede que eso no sea tan buena noticia ni para ellos ni para el resto.
Así, según la base de datos The World Top Incomes Database, recogida por Facundo Alvaredo, Tony Atkinson, Thomas Piketty y Emmanuel Saez (algunos de los gurús de la izquierda por sus trabajos sobre desigualdad), en 2012 los ingresos medios del Top 10 (10% más rico) en nuestro país fueron de 54.744 euros.
Viendo los salarios más habituales en España, habrá quien piense que es una cifra elevada. Pero cuidado, en comparación con lo que ocurre en los países de nuestro entorno, es bastante baja.
Como puede verse en la anterior tabla, los ricos españoles son los más pobres dentro de una muestra de países avanzados más o menos de nuestro entorno (pasaría lo mismo con casi todos los demás miembros de la UE-15 y la OCDE). Y eso no sólo pasa con los ricos en general, sino también con los ricos entre los ricos, ese Top 1 al que se acusa de muchos de nuestros males. En España, ese 1% de la población con ingresos más altos gana unos 141.000 euros al año de media, una cantidad elevada pero sustancialmente menor que en Francia o Reino Unido y a años luz de lo que ocurre en EEUU.
La cuestión es si esto es bueno para un país. Es decir, qué significa que las rentas más altas en España sean mucho más bajas que en nuestros vecinos, qué implica en términos de atracción de talento, creación de empresas, modelo productivo...
Normalmente, los países ricos lo son en parte porque sus clases bajas tienen ingresos que en muchos otros lugares se considerarían medios; pero también porque tienen un grupo numeroso de personas de clase media-alta. Así, en Estocolmo, Zurich o Amsterdam salarios brutos de 75.000-90.000-100.000 euros al año están a la orden del día. No es que todos sus habitantes ganen esas cantidades, pero no son una excepción como parece ser en España. Según el Decil de Salarios del Empleo Principal del INE, el decil más alto en España (el 10% de trabajadores que más ganan) comienza en los 3.350,9 euros brutos al mes.
En segundo lugar, está el tema de la desigualdad y, en concreto, la capacidad de las rentas altas de una sociedad de quedarse con un trozo más grande del pastel. Pues bien, tampoco en esto los ricos españoles sobresalen. Como vemos, el 31,64% de la renta total que se queda el Top 10 en nuestro país está por debajo de Francia, Italia o Reino Unido, y lejísimos del 47,67% de EEUU.
¿Ganadores de la crisis?
La siguiente pregunta podría ser acerca de la crisis y del impacto que ésta ha tenido en los ingresos. Pues bien, como puede verse en los dos siguientes cuadros (hasta 2012), no hay una diferencia significativa entre lo que le ha pasado a las rentas altas españolas y al resto de la sociedad. Los ingresos medios por habitante han caído de 19.301 a 16.709 euros de 2007 a 2012 para el conjunto de los españoles y de 58.340 a 54.744 euros para el Top 10.
En porcentaje, el descenso medio es algo superior al del escalón superior, pero teniendo en cuenta que hablamos de ingresos antes de impuestos y que las subidas tributarias aprobadas por PP y PSOE han golpeado a las clases medias-altas en una mayor proporción, no parece que exista una diferencia significativa: la crisis ha sido mala para todos, ricos y no ricos (incluso el Top 0,01 ha visto caer sus ingresos, fundamentalmente por el desplome de beneficios y dividendos empresariales).
Por último, está la cuestión de cómo ganan dinero esos ricos de los que tanto se habla. El discurso dominante habla de acciones, tierras y rentas de diverso tipo, que se mantienen año a año haga lo que haga su propietario. Tampoco es cierta esta imagen. Como vemos en la siguiente tabla, el 80% de los ingresos del Top 10 en el año 2012 llegó vía rentas salariales y sólo el 12% de rentas del capital.
Está claro que en esta composición tienen mucha importancia los resultados de la bolsa y los beneficios de las empresas. Así, en 2007, justo antes de la crisis, el reparto fue 64-26%. Pero incluso así es evidente que habría que matizar mucho esa visión de unos ricos herederos que mantiene su fortuna sin hacer nada.
Desigualdad, pobreza y riqueza
Dicho esto, habrá quien se pregunte dónde quedan todos los discursos, datos y análisis que se han realizado en España sobre el aumento de la pobreza y la desigualdad durante esta crisis. Aquí hay que hacer dos consideraciones. La primera es que si hay un colectivo que lo ha pasado mal en nuestro país desde 2007 ése ha sido el de las rentas más bajas. No sólo partían de una situación peor, sino que son los que más han visto reducirse sus ingresos.
Es decir, la pérdida de rentas ha afectado fundamentalmente a los situados en los niveles más bajos de ganancias, fundamentalmente por el incremento del paro. Si un país pasa de una tasa de desempleo del 8% al 26%, significa que tiene varios millones de personas que pasan de tener unos ingresos mensuales a no tener nada o sólo un subsidio, que, normalmente, será mucho más bajo que su sueldo.
Si a eso le unimos el incremento del empleo a tiempo parcial, tenemos esos once millones de precarios de los que hemos hablado en alguna ocasión y que han disparado las cifras de desigualdad en nuestro país, pero, fundamentalmente, por la parte de abajo de la escala, que es donde está nuestro principal problema.
O por decirlo de otra manera (por ejemplo, en este artículo de El Diario.es, una publicación que no es precisamente una de las grandes defensoras del liberalismo y las rentas altas):
Un análisis de la estructura de la desigualdad indica que somos un país más desigual que nuestros vecinos no porque nuestra clase media sea particularmente pobre en relación a los más ricos, sino porque nuestra clase baja es particularmente pobre respecto a la clase media […] Hay países más igualitarios que España (los escandinavos, esencialmente) en los que los muy ricos disponen de un porcentaje del ingreso total menor del que disponen en España.
Sin embargo, hay varios países en los que el 1% ingresa un porcentaje del ingreso total mayor. No parece que en España los muy ricos sean comparativamente más ricos que los muy ricos en los países de nuestro entorno […] La distancia entre clases medias y clase baja era la más alta de entre los países de la UE (un hogar de clase media ingresaba 2,2 veces lo que un hogar pobre, mientras que la media europea era menos de 2).
Pero desde el inicio de la crisis esa distancia no ha dejado de aumentar, y en 2011 es de 2,6, récord europeo y sólo una décima por debajo del valor de Estados Unidos. En resumen, España es más desigual que nuestros vecinos europeos no porque las distancias entre clases medias y clases altas sean muy grandes, sino, sobre todo, porque las clases medias son en términos relativos mucho más ricas que las clases bajas, y los años de crisis han agudizado estas diferencias.