Que las economías del Norte de Europa llevan años hablando de eliminar la circulación de dinero en efectivo no es novedad. Según los partidarios de dar este paso tan drástico, aprobar una medida así ayudaría a reducir el alcance de la economía sumergida, que en países como Suecia o Noruega alcanza niveles del 15% del PIB.
En Dinamarca están dispuestos a avanzar en esta dirección con paso firme. De hecho, el gobierno ha propuesto el fin de los pagos en efectivo en diversos campos de actividad del sector servicios: bares y restaurantes, gasolineras, tiendas de moda, etc. De acuerdo con el ministerio de Finanzas, esta medida sería un primer paso hacia una Dinamarca sin dinero en efectivo.
Cierto es que el Ejecutivo no quiere justificar esta decisión como una medida contra el fraude: el discurso oficial habla de la necesidad de reducir los 'considerables costes administrativos y financieros que implica el manejo de dinero en efectivo'. En paralelo, el gobierno también cree que la eliminación de billetes y monedas 'ahorraría a las empresas parte de sus gastos de seguridad, que implican contratación de personal e instalación de circuitos de vigilancia'.
A partir de 2016
Según datos del Consejo Danés de Pagos, las transacciones realizadas en efectivo en el tipo de negocios que se verán afectados no llegan al 30%, frente al 80% que se registraba a comienzos de los años 90.
En paralelo, el banco central danés y las entidades financieras del país han anunciado que, en el corto o medio plazo, el efectivo pasará a la historia. Países vecinos como Suecia siguen el mismo camino, mientras Italia, Grecia o España se encuentran en el extremo opuesto, según las cifras del BCE que ha analizado Norges Bank.