El pasado mes de octubre, el ministro de Finanzas irlandés anunció que su país cambiaría las leyes tributarias para acabar con el llamado doble irlandés. Esta decisión supuso el comienzo del fin de una estructura de ingeniería fiscal empleada por numerosas compañías multinacionales para reducir legalmente su carga impositiva.
El "Plan B" irlandés
Que esta fórmula esté en peligro de desaparición puede poner en peligro al 10% de los trabajadores irlandeses. Eso sí: el gobierno irlandés ya tiene un "Plan B" con el que espera darle la vuelta a la situación y seguir siendo el paraíso tributario europeo por excelencia.
En primer lugar, Irlanda ha blindado su Impuesto de Sociedades en un tipo muy reducido. A pesar de las continuas presiones recibidas desde Bruselas, París o Berlín, los distintos Ejecutivos de la isla han mantenido dicho gravamen en niveles del 12,5%.
En segundo lugar, el gobierno ha garantizado que el cambio fiscal que acabará con el llamado "doble irlandés" no se aplicará plenamente hasta 2020, permitiendo cinco años más de ventajas fiscales a las empresas que operan en el país.
En tercer lugar, Irlanda ha aprobado en 2015 nuevos cambios normativos y tributarios destinados a aligerar las cargas empresariales. A base de recortar tasas y requisitos burocráticos, Irlanda ha vuelto a apostar por afrontar su futuro dando facilidades impositivas al sector privado.
Pero hay un cuarto factor que también consolidará el papel de Irlanda como el paraíso tributario del Viejo Continente. Se trata de un régimen fiscal especial que Irlanda podría aprobar en el ámbito de la propiedad intelectual.
La propiedad intelectual, al 6,25%
En la actualidad, el tipo que enfrentan las empresas por este concepto es del 12,5%, nivel idéntico al gravamen aplicado en el Impuesto de Sociedades. No obstante, de acuerdo con el Irish Times, el Ejecutivo irlandés quiere recortar este tramo fiscal hasta el 6,25%. El propio ministro de Finanzas ha confirmado que esta opción está siendo estudiada.
Con esta reforma, Irlanda reduciría a la mitad los impuestos que cobra a los ingresos empresariales derivados de la propiedad intelectual. Siendo la isla un "hub" tecnológico para las multinacionales del sector que operan en Europa, el cambio no solamente compensaría el fin del llamado doble irlandés sino que incluso aumentaría la competitividad tributaria del país.
En España, la propiedad intelectual está tasada al 15%, tipo idéntico al aplicado en Francia. En Suiza, el impuesto en vigor es del 12%, mientras que Gran Bretaña lo deja en el 10%. Más baja es la fiscalidad de la propiedad intelectual en Bélgica (6,8%), Luxemburgo (5,76%) o los Países Bajos (5%).