La deuda pública de España ronda ya el 98% del PIB, pero, sumando las empresas públicas, supera el umbral del 100%, el mayor nivel registrado desde principios del siglo XX. El endeudamiento del conjunto de las Administraciones casi se ha triplicado durante la crisis como consecuencia del brutal desequilibrio existente entre ingresos y gastos.
Tanto es así que, tras casi siete años de crisis, el déficit público rozó el 5,7% del PIB en 2014, sin contar el coste del rescate de las cajas, lo cual se traduce en un agujero de 60.187 millones de euros. El Gobierno se ha agarrado a este dato para sacar pecho sobre su proceso de consolidación fiscal, mientras que al PSOE le parece poco.
Así, el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, aseguró esta semana que España está "en la buena línea" para cumplir el objetivo de déficit del 4,2% del PIB en el presente ejercicio y del 2,8 para 2016. Por su parte, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pidió al Gobierno que reclame una nueva flexibilización de los objetivos de déficit en Europa.
Los datos, sin embargo, ponen en evidencia los argumentos de uno y otro. Ni España puede presumir de equilibrio presupuestario como hace el PP ni, mucho menos, está en situación de frenar el proceso de consolidación fiscal o incrementar el déficit, tal y como reclama el PSOE.
¿La razón? Basta observar los siguientes ranking de déficit y deuda eleborados por Perpe para observar que España registra hoy el mayor déficit público de la zona euro y el quinto a nivel mundial (de un total de 53 países analizados), tan sólo superado por Venezuela, Japón, India y Brasil.
En cuanto a deuda pública, España ocupa el puesto décimo del mundo, con un nivel de casi el 98% a cierre de 2014... Y subiendo.