Suponga que alguien le dijera que hay más de dos décadas de datos económicos que muestran el secreto del éxito para todas las naciones del mundo y que un premio Nobel de Economía inspiró la metodología que se utilizó para analizar los datos.
¿Se sentaría a escuchar?
Espero que sí, porque si lo hiciera sabría mucho sobre por qué algunas economías tienen éxito mientras otras fracasan.
El estudio es el Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage y el Wall Street Journal. El premio Nobel al que me refería es el mundialmente famoso economista Milton Friedman. El Índice 2015, editado por Terry Miller y Anthony B. Kim, muestra que unos niveles de libertad económica altos producen todo tipo de beneficios.
Uno de esos beneficios es la reducción de la pobreza. Año tras año, el Índice demuestra que los países económicamente libres superan a los demás en la reducción de la pobreza. El Índice demuestra que la pobreza en los países cuyas economías son mayormente libres o moderadamente libres es sólo un cuarta cuarta parte de la registrada en países con economías menos libres. La intensidad de la pobreza se mide por cuán severamente sufren las personas debido a su bajo nivel de vida, es decir, a la falta de servicios básicos como la atención médica y la educación.
Claramente, el peor lugar para ser pobre es un país económicamente reprimido como Bielorrusia, Venezuela, Corea del Norte o Zimbabue. No sólo hay poca o ninguna posibilidad de escalar socialmente, sino que la pobreza es aplastante.
A los críticos de las economías capitalistas les gusta quejarse de la desigualdad o de la falta de movilidad social, pero nunca preguntan "¿comparado con qué?". Los países con escasa libertad económica son a menudo económicamente estratificados y pobres. Las naciones económicamente más libres tienen mayores ingresos per cápita. Esto significa que las naciones económicamente libres tienen niveles de vida más altos.
Al mismo tiempo, la desigualdad es alta en Grecia, Argentina, Rusia, la India y otros países económicamente intervenidos. Incluso en países comunistas como Cuba, que aparentemente se supone es un paraíso para los trabajadores, existe una grave desigualdad entre las élites políticas y el resto de la población.
Milton y Rose Friedman tenían una interesante opinión sobre cómo la libertad económica está relacionada con la movilidad social:
Siempre y cuando se mantenga la libertad, se evitará la institucionalización de las posiciones de privilegio. La libertad significa diversidad, pero también movilidad social. Da la oportunidad de que los desfavorecidos de hoy se conviertan en los privilegiados de mañana y, en el proceso, permite a casi todo el mundo, de arriba abajo, disfrutar de una vida más plena y más rica.
Se mida como se mida el desarrollo humano, la libertad económica produce mejores resultados. La esperanza de vida, las tasas de alfabetización y las oportunidades de educación son mayores en los países que abrazan la libertad económica. Si se desean todas estas cosas, es mucho mejor vivir en países con economías relativamente libres como EEUU, Chile, Suiza o Taiwán que en Grecia, Indonesia, Brasil o Venezuela, que son economías mayormente intervenidas o reprimidas.
Si usted replica que eso se debe a que dichos países son simplemente más ricos, deja de lado la pregunta de por qué son ricos. No son los recursos naturales lo que hace ricos a países países como Suiza, Taiwán, Chile o Singapur. Es la libertad económica. El Índice de Libertad Económica muestra consistentemente la sólida correlación entre el aumento de la libertad económica y el aumento del crecimiento per cápita. No es simplemente una marea creciente que eleva a todos los barcos. Es también el reflejo de una economía más dinámica, flexible y abierta a ideas y tecnologías.
Si estas ideas son lo suficientemente buenas para países prósperos como EEUU, Australia y Suiza –por no hablar de exitosas empresas como Apple–, ¿por qué no van a serlo para países en desarrollo que quieran ser ricos?