La nueva moda entre los indignados estadounidenses consiste en negarse a devolver los préstamos que financiaron su paso por la universidad. Este movimiento, abanderado por la joven Mallory Heiney, no duda en comparar su causa con la del movimiento que lideró Rosa Parks para luchar contra la discriminación hacia la población negra.
Heiney ha declarado al Washington Post que "en 1955, Rosa Parks se negó a ceder su asiento en un autobus. Esto alimentó el revolucionario boicot de autobuses de Montgomery. Si los que vinieron antes que nosotros supieron dar la cara ante la persecución, el acoso, las palizas e incluso la muerte, yo sin duda me planto ante la contaminación de mi historial crediticio y el secuestro de mis ingresos".
De hecho, Heiney habla de "usar la deuda estudiantil como una palanca para que se escuchen nuestras voces. Pedimos justicia para quienes estamos sumidos en una espiral de deuda. Por supuesto, declarar el impago tiene consecuencias muy duras. Aún así, creemos que los movimientos por los derechos humanos que han marcado historia empezaron gracias a los pequeños actos de unos pocos individuos".