Se acerca el momento de decidir quién se sentará en la codiciada silla de presidente del Eurogrupo, y el presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha aprovechado para volver a colocar al ministro Luis De Guindos en la carrera para el puesto. Aún con mucha más cautela que en anteriores ocasiones, Rajoy confirmó este viernes en rueda de prensa desde Bruselas que el ministro español le echará un pulso a su homologo holandés Jeroem Dijsselbloem. "Ya somos dos como mínimo", dijo, prudente, sin descartar tampoco que aparezcan más candidatos por el camino.
El aludido, Luis de Guindos, se limita a sonreír o emitir algún acertijo en tono enigmático cuando se le pregunta, consciente de que la cuestión, aunque empezó a cocinarse hace meses en los altos despachos, no está ni mucho menos cerrada. De hecho, ni siquiera sabe si se disputará el puesto con el actual presidente del Eurogrupo o si algún otro país se sacará algún as de la manga. La prudencia se palpa también en las palabras del presidente del Gobierno que, en esta ocasión, evitó explicitar en rueda de prensa incluso el apoyo que nunca ha ocultado recibir de Alemania. "No hay ninguna razón que diga lo contrario", se limitó a decir al respecto. Ninguno de los dos quieren volver a poner la mano en el fuego para después quemarse.
Conviene recordar que, antes del verano, en Bruselas se hablaba de que De Guindos se sentara al frente de los Gobiernos del euro como cosa "prácticamente hecha", mera cuestión de tiempo, mientras que desde Berlín, llegaba un apoyo inequívoco para el titular de Economía español. De hecho, desde el entorno del titular de Interior se llegó a reconocer que sería "el final de su carrera política", toda vez en la próxima legislatura no aspira a ser ni ministro ni diputado, informa Pablo Montesinos.
Sin embargo, el proceso descarriló y Holanda enseñó los dientes adelantando ya en septiembre que habría partido. Y, oficialmente, se zanjó el asunto alegando que, según el calendario institucional, no había ninguna vacante en aquel momento. El holandés, además, no perdía la ocasión de afearle a su rival que la presión de España "no es buena para el Eurogrupo", apostillando en tono poco casual que había que "pensar menos en los trabajos de los políticos y más en el de la gente".
Desde hace diez días ya es oficial que el holandés, con el que a De Guindos no le unen unas relaciones precisamente excelentes, quiere permanecer en el puesto, con lo que las palabras de Rajoy, aunque algo tibias, durante la rueda de prensa, dan el pistoletazo de salida a unas negociaciones en las que todavía caben las sorpresas.